domingo, 19 de julio de 2015

La tormenta en llamas



Luciérnagas brillantes sobre mi cabeza
en la inmensidad del infinito.
La oscuridad de la noche me envuelve
como los párpados a los ojos, cerrándose.

Y quién,
quién puede controlar
un torrente en llamas estallando
en el epicentro de las horas muertas.

No he escogido lo más profundo de mí,
pero eso es todo lo que existe:

mi adentro salvaje incontrolable.

Ahora solo quiero sostener
mi corazón entre las manos
y extraer su jugo hasta comerlo

que su intensidad me recorra
que su fuerza me devore
hasta hacerme enloquecer.

Mis venas son nudos sellados.
Mis entrañas son llamas quemando.

En la noche de las luciérnagas sin nombre
solo deseo sobrevivirme en este instante:

Me está abrasando todo lo que guardo dentro.