lunes, 24 de octubre de 2011

No soy más de los espejos

Se acabó,
No soy más de los espejos.
Mi estado pre-moral
No distingue, no distingue.
No importa ya más.
No soy más de las copias
No soy más de los otros
No soy sino de las copas
De mis labios arenosos.
Se acabó,
No soy más de los espejos:
Todo lo han puesto al revés
Hasta llegar a confundirme,
Todo lo han visto a través
De mi tristeza de sentirme.

Opacidad de lo indeterminable

Cubre un halo triste
A la mirada hacia el pasado
Que no llega a comprender
Lo que nunca vuelve.
Es tan difícil el nunca
Como lo es el siempre.
Incomprensible aquello
Que no tiene límite.

De lo infinito brota sangre.

La vida se expande

La vida se expande,
Se extiende y se abre
Como un mar en calma
Sin espuma.
La vida es de bruma
Y ya no nos vemos
Nos envía hacia una punta
A cada una.

La vida no sabe lo que quiere
Porque no sabe lo que yo quiero.
Porque no sé nunca lo que quiero.

Si vuelve esa voz
Que se quede esta vez
Que la vida se expande
Tanto, tanto se abre
Que se aleja y no queda nadie.

Teoría del círculo

El círculo se ha abierto
¿Dónde nos encontraremos?
A cada cielo un extremo.
A cada espalda un recoveco.
Hace ya mucho, mucho tiempo
Pero no por el tiempo.

El círculo se ha abierto,
Al fin la teoría no era exacta,
Era contraria
A lo que está sucediendo.

No puedo entenderlo.
Dime,
¿Dónde nos encontraremos?
Dime…
¿Nos encontraremos?

domingo, 9 de octubre de 2011

Te echo de menos

Te echo de menos.
Has traído el fuego
Y has dejado el devastado campo.
El infierno no es menos.
Te echo de menos.
Pienso en ti,
Mucho,
Pienso en ti,
Y lucho.
Has traído la estrella fugaz
Y solo queda el halo,
Me has traído la felicidad
Y solo queda el rastro
Que sigo
Como el caracol
Que marca el camino.
Te echo de menos
A ti, mucho
Pero más a tus ojos,
A tus pecas y a tus rojos
Labios, y a tus muecas.
Mis muñecas
De mi infancia las hubiese dado yo
Si habría sabido que tras el dolor
Llegabas tú,
Que tras el clamor
Llegabas tú.
Todo lo hubiese aguantado
Como un palo
Firme ante la marea
Si hubiese sabido
Que tras todo lo malo
Llegabas tú.
Pero no fui a saberlo
Y me rompí
En trozos pequeños
Y ahora tú amas estas cosas,
Amas cada fragmento.
Yo te amo a ti, por entero
Porque tú aguantaste en pie
Cuando supiste del mundo
Tú fuiste fuerte, yo endeble
Yo me caí y tú te agarraste.
Como fuese
Estamos aquí
Y hemos vuelto a vivir
Y hemos vuelto a sentir
Y hemos vuelto a reír
¿Cómo no amar a alguien así?

Protégete del llanto

Protégete del llanto.
Yo en verdad te amo.
Tu ser no se arriesga,
Tu ser no se juega
Tu ser se eleva
Como alondra en el tallo.
No habré de decir más
Yo te deseo
No habré de
No habré

No hablaré de tu ser que no puede encerrarse en el lenguaje
No hablaré de ti por no construirte una cárcel
Donde enmarcarte con palabras, donde matar tu esencia alta.
No hablaré de ti pues no soy digna,
De no ser digna no lo soy ni de besarte
Pero me dejas
Porque me amas.

Yo te deseo y no diré más
Que sea mi cuerpo el que te ame
Que sea mi voz la que te hable.

Recuerdo mucho tus manos.

Recuerdo mucho tus manos.
Eran blancas y jóvenes
Como tu nombre.
Ahora están marcadas
Por el esfuerzo y el daño
Ya no son suaves porque saben.
Recuerdo aun así tus manos
No como ahora, como antes
Se deslizaban, vagando por el éter
Y solo a veces bajaban a verme.
Yo las contemplaba desde lo bajo,
Las veía muy grandes
Ellas a mi muy pequeña
Solo tenía tres años.
Ahora tengo algunos más
Tú tienes unos menos.

Que vuelvan tus manos delicadas
A dibujar atardeceres en el cielo.

Pido el silencio

Pido el silencio
Y nada de paz.
Empieza a tergiversar
El corazón de las cosas
Esenciales
Y en el emblemático momento
Del recuerdo austero
Se borrará la memoria
Como si nunca hubiese habido
Recuerdo.

Pareces un muro mojado de lluvia

Pareces un muro mojado de lluvia
Tu piedra húmeda contempla mi locura
Y aunque los trazos de tu superficie se han emborronado
Me miras con ojos garabateados sin moverte un halo.
Pareces la lealtad de un amigo,
La altitud de un árbol viejo,
La bondad de un hombre añoso,
La ternura de una madre que da el pecho.
Tú apareces en todas estas cosas,
De todas estas cosas estás hecha
Y creces en lo alto de la piedra
Para que no pueda alcanzarte mi maleza.

Para alimentar el alma

Para alimentar el alma
Cae la mirada entre las letras
Buceando
Y se hunden poco a poco en la maleza.
Para alimentar el alma
La escritura fértil de la hierba yerma
De mis palabras de poeta enferma.
Para alimentar el alma,
Nada.
Para alimentar el alma,
Nada.
Un trozo de silencio
Que estalla insonoro entre las palmas.

Me mira una rana verde

Me mira una rana verde.
¿Para qué estos delirios?
Desechables todas las ideas
Y marchitos los conceptos.
Mi lenguaje me asalta
Y contra él atento.
Terrorismo de palabras.
Jamás creí que pudiese matarlas
Pero así
Me mato a mí.
Me mira una rana verde
Tiene los ojos rojos
Sin tacones.
Tal vez quiere irse de sí
Como yo quiero irme de mí
Igual que quiero huir.
¿A dónde habré de ir?
Al no lugar de mi adentro.
Pienso en ti.
Allí no me querrás seguir.

Lucho contra el mundanal ruido

Lucho contra el mundanal ruido,
No acierto a oírlo.
Tal vez bajarán los lirios a regarme
Las ideas que se escapan por los dedos.
Oye bien, tengo un lenguaje
Debajo de mi lengua sin anzuelos,
Encima de mi nombre y mi tormento,
Al lado de las cosas que desprecio.

Resurgiré tal vez un día

Resurgiré tal vez un día
Volveré a hacerme
Con las piezas desechables
Seré un yo reciclable
Que se vuelve a hacer
¿Hasta qué?
Hasta que se canse.
Emanaré desnuda
De esa agua que lo engendra todo
y anhelaré el caos,
principio de las cosas,
sistemas ordenados.
Quizá no resurja de mis cenizas
Tal vez el fuego lo quemó todo
Entonces podré reagruparlas con agujas
Y clavarlas en cada partícula.
Si siento
Me acordaré de ti
Si no siento
No volveré nunca.

Los bagajes del sueño me van pesando

Los bagajes del sueño me van pesando
No es por cierto, es certero.
A lo mejor sí,
A lo mejor luego.
No hay edad para el silencio,
No se arruga con el tiempo.
Tal vez, si pudiese al menos
Implantar frunces en mi piel
Podría tal vez lo que es saber.
Lo que es vivir me queda lejos.
Tampoco contemplo.
Mis ojos, ciegos.
Mis manos, muertas
Mi aliento, pesa.

Los bagajes del sueño…

No sé qué he soñado,
No me acuerdo.
Ahora luce el cielo
Y mis hombros se encojen.
En ti ya no pienso.

Las excusas no son determinables

Las excusas no son determinables.
Ahora tu voluptuosidad me habla
Tapada tan solo por un velo
Que se desliza por tus piernas.
Déjame morder tu sexo,
Delimitar lo que es eterno,
Extender lo perecedero
Y hacer el amor con las palabras
Y volverle la espalda a los cuerpos
Que estoy enamorada del silencio.

Tu lengua se va enredando sobre mí

Tu lengua se va enredando sobre mí
Y quiero que la piel me arranque
Hasta que lo sepas todo
Y nada de ti.
Desliza ahora tus dientes por mi cara
Por mi vida y por mi cuerpo
Muerde lento el tiempo
Y haz que no corra
Y que tú sí.
Tus dedos se van haciendo un nudo
Alrededor de mi cuello.
Acaríciame lento
Y explícale al sol
Por qué estás conmigo
Cuando despertemos.

La voluntad del viento

La voluntad del viento se posa en el ramaje de tu pelo, sin despeinarlo, agudiza el tacto de seda de tu enredo. La inspiración de la actitud creadora del lenguaje va envolviendo mi lengua, hasta hacerla nudo, hasta volverla saliva, y agua, y hielo y vida.
Ahora la noche. Después el día. Entonces la noche. Y al fin el fin de lo que siempre termina.
La voluntad del viento me silba en los oídos con voz gruesa. Este tedio se va haciendo hueco a mi lado y se queda toda la noche, y todo el día, y toda la noche, y toda la vida.

La silueta del Moncayo

Tu cuerpo tiene muchas curvas
Tiene muchos recovecos.
Hay maleza y hay rincones
Con olivos y manzanos.
Hay pétalos que se van posando
Ensombrecidos por el viento.
Tu cuerpo curvado se va proyectando
En el cielo azul y rosa,
Naranja y morado.
Atardeciendo está Moncayo
Sin estar en el Moncayo.
Tan solo su silueta, ay,
Por el horizonte va ondulando.

La sed hace que vaya masticando

La sed hace que vaya masticando
Estas palabras que leo entre los dientes
Pero no se calma.
El fracaso hoy me aclama
Por vez primera
Ante las palabras de Alejandra.
Un nuevo amor no descubierto
Se apresura a posarse en las ramas de mi pelo
Y ahora entiendo mi paseo por el mundo,
El paseo infinito a la orilla del río
Pero no bebo de él, no le bebo.
Pienso en ti,
Estás lejos.
Pienso en ella,
Y está en su viento lila
En su piedra loca
En su opacidad de vida.
Sois dos y es uno
El sentimiento para vosotras
Amo su palabra y su locura.
Amo tu bondad y tu ternura.
¡Cómo asimilar de golpe
Todas estas cosas!
¡Cómo absorber, cómo volver!
Me he ido lejos pero eso no me impide
Seguir sintiendo.
Ahora mastico sus palabras
Y tus besos.
Amo a Alejandra, escritora
Amo a Sara, mi novia.

La niebla está haciendo el amor

La niebla está haciendo el amor,
Se pliega sobre sí misma.
Ha encontrado un no lugar donde quedarse,
Ha aprendido lentamente a amarse.
No levantará esta niebla, no se irá
No veré a la luna aproximarse
Me estallará, me aplastará
Pero no habrá tiempo de lamentaciones.
De tu viaje por el mundo acabarás por encontrarme
Detrás de esa niebla se escribe mi nombre.
Da media vuelta, rehaz TU viaje
Tenaz bagaje el de los sueños de escritores.
No podré seguirte
Me pesará el fracaso
Me impedirá moverme el asco.
Emprende tu viaje a tu regreso del primero.
Te espero
Detrás de la niebla
Donde nada espero.

La opacidad de la instancia creadora

La opacidad de la instancia creadora
Se cierra poco a poco
Como los párpados en ojos
Como una boca con labios
Como una puerta, como dos cuerpos.
Y todo en nada se va haciendo vacío
Hasta que la noche mata la claridad de tus pupilas
Amapolas dulces, y maldiciones de este estilo
Van a dormir en tu pecho fino
Que baja y sube, que sube y baja
Con tu respiración y tu gemido.

La madera de mi rostro se va oscureciendo

La madera de mi rostro se va oscureciendo,
Se va pudriendo
Y el paso del tiempo anega la razón tardía.
Ahora una astilla
Puedo desquitarme de mi corazón sombrío
Y sale otra, clavada para siempre
En la opacidad de lo que nunca vuelve.
No espero nada ya.
Estas cosas son más apacibles
Tal vez la calma resida en los pechos que gimen
Sangrantes los motivos
No anhelo nada ya.
Si la ilusión volviese
Sería en forma de viento
De nube
O de nieve.

Y el viento tendrá que llevarse
La nube que descubrirá el sol
Que derretirá la nieve.

La madera de mi rostro se pudre

La luz de las estrellas me atormenta

La luz de las estrellas me atormenta
Van cubriendo el cielo sobremanera
Y tiritan lejos, tan ajenas
Que si sé que me atormentan es porque me fijo en ellas.
Si vienen las nubes las atravesarán
Y si vienen los dioses inmortales los matarán
Y si empieza a llover secarán el agua
Todo lo destruyen,
Todo lo desarman
Y hasta el cielo pueden estrellar
Las estrellas de mi alba.

La inspiración creadora

La inspiración creadora no viene de musas
Tampoco de excusas
No sé de dónde
Pero me asalta esta noche
Y yo le dejo que haga
Le dejo hacerme.
Entra dentro de mí
Y sale fuera, hacia el centro
Como la gaviota que vuelve
Del mar a la tierra
Como la golondrina que elige
A su compañera de vida
Como un beso que se lanza,
Como una carta sin destino.
Escribo
No sé si vivo,
Pero escribo.
¿Por qué tanto alivio?

La época madura de mi infancia

La época madura de mi infancia lleva un vestido rojo, tacones altos y el pelo teñido de tinta y de miedo, de saberes irreprochables de la vida. La época madura de una niña se abre como una flor en primavera, como pupilas en la sombra, como las manos de un mendigo, como las frases extendidas. No hay época madura en el adulto, solo hay juego vago, ecos de ficciones que escapan de una realidad demasiado espesa, puntos de fricciones, placas solares, choques tectónicos, excusas marchitables.
La época madura de mi escritura llega siempre y no llega nunca.

Ingenuamente existes

Ingenuamente existes.
El lánguido suspiro que se precipita a la nada
Todavía se ríe de tu creencia absurda.
Adulador el silencio que envuelve a una marcha
Una falta puede un segundo parar el tiempo y luego
Revivifica el sabor de lo perecedero y la certeza
De lo perdido eterno.
Ingenuamente existes
Con la creencia irrisoria de que es para siempre.
Una diminuta, una minúscula gota
En el agua que sin ella seguiría siendo agua.
Entonces por qué sin ti TÚ ya no eres.

Lucharás por existir si entiendes que
Entonces sin ti YO ya no soy

Porque yo conmigo nada.

Infancia

Tu casa es de colores y nosotras somos verdes.
Tú me llevas ante Zeus y le reclamas mis poderes.
Entonces yo te abro el cielo
Y hay un colapso
De tiempo hay un lapso
En el que no me recuerdo
En el que no me obedezco.
Saltamos a la madriguera del conejo
Para cortar varias cabezas
Y en el descenso
Ya recuerdo
Soy una niña y nunca miento.

Extrae ante mí esta amargura

Extrae ante mí esta amargura
Y llévala,
Cómela,
Bébela,
Saboréala.
Es amarga.

Extrae de mí esta palabra
Y córtala
Con las tijeras de la lata.
Son de punta redonda,
No de hoja afilada,
Nunca se irán,
Nunca se irán de mí estas palabras.
A quién pues escribir,
A quién dedicar mis poemas
Si lo que he de decir
Va siempre a morir
En mi garganta.

Estancia amortiguada por el tiempo

Estancia amortiguada por el tiempo
Van descalzos mis pies
Por esta vida de espinas
Por los cristales rotos que tiras
Al pasar, y los dejas en el camino de mi vida.
Estancia insoportable por el viento
Habrá de llevarme volando
Habrá de llevarme muy lejos
Para anclarme en los infiernos.
Que me queme la cuerda el fuego
Que me ata.
Que me asalte la nube de palabras
Que se descargue ante mí
Que me quede mojada.
Estancia adherida a la almohada.
Dejar de respirar
O ser víctima de mis hazañas.

El rizoma se va superponiendo

El rizoma se va superponiendo
El bramido de la luna lo oscurece todo.
No puedo oler las olas tan cerca de mi rostro,
No alcanzo a oír las olas tan dentro de mi fondo.
No huele a sal, no huele a nada.
Se superponen las raíces sobre mi cuerpo
Me ha superado el tiempo.
Soy una mujer acabada y vencida
Pero aun me inclino a la deriva para ver la espuma dibujando figuras en la arena sucia.

Amantes

Tu cuerpo se cierra y el mío se abre
Y el tuyo se abre y el mío se cierra.
Como pinturas escogidas
Para un lienzo sin orden
Te voy haciendo y me vas nombrando.
Ahora me abro a ti, y tú a mí
Y nos vamos cerrando
Y nos vamos amando.

Dentro de ti mi escarcha

Dentro de ti mi escarcha,
Dentro de mi tu estancia,
Giro enlutado del tiempo
Que pasa.
Dentro de ti mi alma
Dentro de mi tu rala
Bondad que me reclama.
Ahora bien
Me escuchas
Ahora bien
Me hablas
Que si dentro de ti no hay nada
Dentro de mí me matas.

Del origen del mundo

Primero tus ojos
Que tienen esa forma que yo amo.
Después tu rostro
Moteado sin un orden por tus pecas.
Luego el sol de tus labios,
El cielo de tus gestos
Y las noches
Las dulces noches como flores que se abren.
Lo último fue
La tierra de tu cuerpo,
Con la arenisca de tus pechos
Y la arcilla de tus pies
Que yo beso.

Y aun cuando ya todo era
Aún se formo
Viento entre tu pelo.

Y aun cuando todo era.

Cálidos tus ojos

Cálidos tus ojos,
De fuego, de rojo
Amarillo, y naranja.
De antojo tus ojos
Despojo mío del alma
Espejos tuyos del alma.
Cálidos tus ojos,
Férreas las gotas
De tinta que caen
De pluma que emborronan
Las palabras que no escribiré más.