domingo, 29 de abril de 2012

Ropas de enero


Se deshace otro mes entre la línea del tiempo discontinua
con lluvias como refranes que lo indican
y no basta nunca con el siempre del principio:
yo quiero ver tus ojos derretirse en mi precipicio.

Llevabas un pañuelo que has perdido,
un abrigo negro
y tus botas.

Los pantalones grises están en el suelo.

viernes, 27 de abril de 2012

Des-enfado

He abierto los ojos
y este asqueroso sentimiento no se ha disuelto todavía
se ha quedado aquí conmigo, desde anoche
lo saboreo con la lengua reseca
es amargo y desagradable
y un poco incomprensible
huele a pasado estancado

necesito aire.

Me concedo unos minutos para construir
rememorar lo que el sueño ha querido borrar
momento confuso este abrir los ojos

me sofoca un sentimiento que quiero paralizar
que quiero arrojar por la ventana
y que vaya mi cuerpo detrás
mi mente
lo que sea

donde corría mi sangre bajo la piel
ahora siento un veneno que va tiñendo de morado
estas ramas azules
tu color favorito
tiene que decir algo

me muerdo los dientes con los párpados

no aguanto
no puedo
qué es esto que tengo aquí
qué estoy sintiendo

me agarro al aire que se extingue alrededor
me aferro desesperadamente a lo que encuentro
nada
he vuelto a mis abismos inconclusos
a mis paseos definitivos por una mente agotada
a la hiedra que me envuelve la locura

trepo por sus ramas

están tan secas como estos ojos
que ya no saben llorar de dolor

mis lágrimas son palabras.

Quiero deshacerme de este olor
a fracaso, a tristeza, a enfado
no quiero este fuego dentro de mí
que me va helando

empiezo a tiritar
necesito tus brazos

pero temo gritarles al verlos
temo que me salga el rechazo.

Mi voz te devuelve sonidos cortos bajo el espejo
y entiendes que me falta la luz.

Voy a tu encuentro en un ataque de inquietud descontrolada
temblando

temiendo que lo irracional de mí te de la espalda

todavía tengo este sabor de ira entre los dientes

entonces te veo
y todo se disuelve

ese laberinto oscuro,
esa sinrazón
ese inquebrantable nudo

lo deshaces encontrando el corazón

y solo quiero besarte,
y solo quiero abrazarte

y ya vuelvo a respirar

eres mi aire.

Tautología.

"La única asunción del te-amo es la de apostrofar, la de darle la expansión de un nombre propio"
R. Barthes


Te amo porque el tiempo
no es suficiente para estar contigo
aunque todo el que nos reste
sea para compartirlo.

Te amo porque tus ojos
se van cerrando cuando sonríes
y tu boca se estira hacia el mar
tú eres ese lugar,
mi patria, mi ciudad.

Te amo porque a veces
te pones triste y me dejas mirar dentro
asomarme a tu interior, rebuscar un poco
preguntarle, abrazarlo, quererlo.

Te amo porque el miedo
ha ido estallando conforme has venido
alejando de mí una vida insoportable
para cambiarla por ti
me has ido salvando de mi pasado,
de mí.

Te amo porque cuando estamos
abrazadas en la cama y nos miramos
no quiero otra voz, ni otros ojos, ni otra cara
ni otra piel, ni otro amor, ni otras palabras.

Te amo porque te amo.

Es una tautología,

pero no tiene sentido del todo todavía

y para acabarla, hay que acabar bien:

Te amo, Belén.

Condiciones de verdad

No se han tambaleado los cimientos del amor.

Has visto amanecer mientras que yo dormía,
las sábanas han ido rotando de compañía
y ha habido lágrimas, y ha habido risas
y ha habido perdones, y recuerdos, y caricias.

No se han cerrado las puertas de mi amor.

Los celos,
ese gusano doloroso que se mete entre los dientes,
no han brotado de mi boca
ni de mi corazón pendiente de ti
prendido de ti
perdido por mi culpa
descubierto por tu vida entre la bruma.

Que no es anoche mi dolor,
que no es el ruido
que no es el sueño arrancado
que no es el tiempo robado
mi dolor, lo que me duele
lo que me ahoga, lo que no aguanto

es esa tristeza en unos ojos tan nítidos como los tuyos,
y esas lágrimas, y ese gesto

que no son los abrazos,
ni mi olor bajo su olor pasado,
que no son las palabras
ni las miradas, ni los abrazos

que son tus heridas,
tus malos tragos

lo que me van mordiendo por dentro
lo que me están consumiendo

que no lo soporto,
¡que no lo aguanto!

Sonríe, mi vida

despide al pasado
con orgullo por haberlo tenido
tras el tiempo preciso

yo tengo abiertos mis brazos.

De cuando el presente y el pasado se superponen

Se ha cerrado la noche de repente, antes de comenzar a contemplar nuestros pequeños planes, y no he podido nada más que quedarme a velar tu sueño dormido en mi sueño despierto, tanto, tanto, tanto tiempo, que los párpados se han plegado sobre ellos mismos, y me han impedido seguir viendo. Entonces yo estaba como flotando, bajo tus brazos en un acompasado respirar perfecto, compacto, recubierto del amor del mundo que nos va llegando a largos tragos. De vez en cuando un suspiro de más, algún que otro movimiento, un imperceptible cambio de posición, tus manos en mi pelo, luego en mi cara, luego en mi pecho. Pero toda la calma que existe viene esta noche a reunirse en esta misma habitación.
Pero entonces, entonces, entonces, entonces, si dejo de recordar es porque intento olvidarlo. Algo llama de repente, una garra ensombrecida que surge de las tinieblas, del Inframundo, ¿dónde está Caronte? Me agarra de los pelos, de los brazos, del corazón, me sume en las nieblas, de las que he bebido tanto tiempo hasta que las has iluminado TÚ, disolviéndolas. Pero entonces amenazan con volver, se divisa la tormenta. La Tragedia se va gestando a pequeños pasos... y esos timbrazos... Nos arrancamos de un dulce letargo, y algo llama, cada vez más fuerte, consiguiendo romper este sueño que se antojaba eterno. Volvemos a Ser. Entonces ya nada. Te levantas con prisa, y yo me froto los ojos por comprobar que siguen allí, donde los he dejado antes de que mis párpados me traicionasen. Miro el reloj. Las tres. Qué tarde, qué tarde. Y tu voz asomando desde el pasillo adormecida todavía, como pastosa y preocupada, diciendo un nombre, un nombre, un nombre. Ruido. El fantasma llama. La puerta se abre. Mi sitio se ha convertido en un no lugar del que debo huir, arrojarme a la noche, a las calles de madrugada por no seguir viviendo. Me levanto de un salto sin saber muy bien el motivo exacto, pero algo me lo dice, algo me lo indica aquí, dentro, que debo disolverme, que es mi papel, mi tarea. La desempeño. Agarro mis cosas. Me vuelvo de humo. Abres la puerta, la dejas entreabierta, corres a abrazarme. Yo ya me he disuelto. Estás besando al aire. Y en el rellano apenas un hálito de viento monta en ascensor. Alrededor, todo borroso. Alrededor, todo fantasmas. Como el que yo soy, ahora, corriendo hacia mi casa. Pero mi hogar lo he dejado atrás. Las sábanas aún estaban cálidas. Quizá olían a mí. El tedioso regreso con unos pies que ya no pisan el suelo, que ya no saben sentirlo, y una mente llena de locura trabajando muy deprisa. Y una ira contenida que no sé de dónde salía. Y mi sonrisa extinta.
 De cuando el presente y el pasado se superponen, se chocan, se encuentran de repente en la misma habitación. Sin dolor. Sin culpas. Sin perdones. Ni mejor ni peor: son dos cosas distintas.

Consejos entre lágrimas y sábanas

A tu caricia recordada
iban brotando
de poco en poco
tus lágrimas

a tu caricia en breves roces viviendo.

No palpes tu herida
ni la tapones con este presente
que te sube la sonrisa a borbotones,
acaricia tu agua derramada por tus ojos de mar,
degusta con tus pupilas su angustia salada
y trata de no pensar
de no olvidar

de recordar sin dolor.

El tiempo ha ido trazando dibujos compactos en la arena
y la ola avasalla las figuras
llenándolas de espuma
para que revivan indoloras de sus tumbas.

miércoles, 25 de abril de 2012

Tu angustia

Se cierra la puerta y comienza la angustia.
Se ha vaciado de todo contenido el espacio
de una habitación que se va estrechando

subir por las paredes y arañarse entre las manos.

El silencio llama como revelador de lo imposible
de lo que no se puede digerir sin una copa que se va vaciando
y no podría parar de sentir que la lucha ya no está en el camino
ella ya ha abandonado

pero tus ojos
en un espejo que reluce al brillo de la oscuridad
pero tus ojos

dulces ojos mares en los que no puedes ahogarte
en los que se hace pie
en los que se llena el corazón

no, esa angustia no puede caber en esos ojos

porque cuando se les va la luz
de mi interior se apaga algo un poco

porque cuando se cansan de mirar
los míos no piensan más en despertar.

Y si la luna aparece con su halo fulminante
teñida de rojo y de vino, sellada en lacre
siendo testigo de la soledad que te recoge

piensa que nunca me he ido
piensa que vuelvo a buscarte.


A mi gran pequeña

Pequeña si cierras los ojos
tumbada en la cama sobre mi hombro
y empiezas con tus quejas de sueño
adorables, sin palabras
a pequeños gestos

te vuelves pequeña de repente
cuando se te enrojecen los ojos
y empiezas a entornarlos
y no te dejan verme

se te cierran solos los párpados.

Te vas haciendo pequeña
conforme ves que crece la vida
a cada paso rápido que ejerce el tiempo
y quisieras quedarte así,
hecha un ovillo de hilos enredados
que nada saben, porque es demasiado

enterrar simplemente la cabeza entre los brazos.

No ves que la vida sin ti no sigue,
que el tiempo sin ti no importa,
que el mundo sin ti se desvanece.

En tu sentirte pequeña reside tu grandeza.

martes, 24 de abril de 2012

Teoría de la referencia

El orden simbólico comienza a desmoronarse,
se tambalea en los cimientos y no puede sostenerse
no hay razón, no hay motivo
solo dejar paso a las metáforas como aquel genio del lenguaje:
Nietzsche y su locura se me aparecen como la redención ansiada.

Entonces las momias de los conceptos se disipan,
eso es asimilable.
Yo lo asumo,
y me consumo también.

Autocriticarse como crítica a otras subjetividades.

Y ya comienzo a comprender
cómo el demonio del lenguaje no deja de aparecerse
en mis palabras lanzadas al aire,
de forma aleatoria
con sentido matizado solo en parte.

Pero no importa.

Los recursos literarios empiezan a hacer justicia
al gato que tengo al lado, a esta silla,
al vacío de personas que me rodean en esta hora.
La metáfora impoluta refiere de inmediato
hacia aquello que subyace.

Ha ganado el origen de las palabras.
Los conceptos no serán nunca más algo abarcable.

Ávida reconstrucción de tus bailes azul plata

La decepción es una daga helada que me ha ido atravesando
hasta dejarme sin aliento, sin camino y sin mis manos.
Pero manchados así como están mis dientes
de mi sangre que sabe a poeta errante
quizá podría levantarme de mi propia muerte

y con el corazón embarrado llamar a tu puerta
pedir de rodillas una explicación,

mi sed se va abriendo
mi hambre está comiéndose a sí mismo.

Volver como hace un año a tu juego
envuelto en risas de agua y de placebo
y dejar de pensar por no inmolarse dentro.

Restitución de mi absurdo

Mi fármaco es la escritura,
remedio y veneno.
Tendría que seguir explicando estas cosas.
Ahora tú, la gata impoluta que cae sobre mi abrigo desplumado
comprende lo lejos que está de sí lo Imaginario,
tanto como de mí.
Y podría seguir escribiendo a la Imagen que se apoltrona
acomodándose en la madrugada que rezuma espuma de la ola.
Pero ya no puedo seguir escribiéndole al mar,
ya hace tiempo que no lo veo
quizá ya no existe.
No creo que yo exista más allá de mis recuerdos.

Tampoco,
entonces,
tan poco...

No volverá lo que se ha ido,
lo que está roto y contemplamos desde abajo
pisoteando cada fragmento para hacerlo añicos
pero si aquí, en estas manos,
tengo los lazos, las cuerdas
las ataduras, un simple hilo, una maraña
mi pobre locura deshilachada que lucha por seguir cosida
a ti, a tus andanzas
solo por saber que podemos seguir respirando
entonces dejo las tijeras en la mesa
entonces estrecho mis manos
y se piden perdones
y lo que haga falta
y a lo que hagas caso.

Problema-ti-cidades

¿Cómo rechazar un demonio (viejo problema)?
Barthes

Se va abatiendo con lentitud pasmosa la mañana alucinada en el lenguaje.
Comienza la batalla, y un gorjeo en mis entrañas, se va abriendo un abismo.
No has pensado en qué decir, los demonios me muerden por dentro.
Pero no siempre el guión adelantado antes del acontecimiento es un bote salvavidas,
a veces propicia el naufragio.
No sé qué siento
qué es deber sentir.
Quizá cuando la hora se erija tras otra hora y esa tras otra
sepa encontrarme entre los cortes que tiene el tiempo
ahí, en las grietas de la historia donde cae todo lo que se olvida,
igual que yo he caído en un vacío insalvable.

La pregunta, la imposible respuesta,
tu mirada definitiva.

No dejar de cesar de cerrar los ojos.



lunes, 23 de abril de 2012

Monólogo de Segismundo

Es verdad, 
pues reprimamos esta fiera condición
cantando a la tarde velada que se posa
sobre nuestros cuerpos, jugando
me has ido mordiendo poco a poco el corazón.
Y ahora te deslizas
entre el rumor apagado de los dientes chocando
y guardas un minuto de silencio para contemplar
cómo me voy deshaciendo bajo tus labios mojados.
Sigues bajando.
Mis palabras van recitando versos que no se escuchan,
hilvanando sin éxito los fragmentos con espacios
y tú te adentras por mis recovecos
inspeccionando mis secretos más guardados

son todos tuyos,
a ti nada escapa

ni en este cuerpo, ni en esta cama.

Tu lengua contagiada del fulgor candente,
vas obligando lentamente a retorcerme
y si buscas con cuidado
en mis bocanadas urgentes
escucharás el monólogo que sigue con dificultades.

Pero ya,
empapada tu boca, y tus labios y tú
de mí, de lo más húmedo de mi interior
termino susurrando, antes de cerrar los ojos,
que los sueños, sueños son.

Tus lágrimas

De una dulce sustancia salada
se va tiñendo tu rostro  de repente
al tiempo que tus ojos se enrojecen,
se entornan sin querer
empañados como están por tu agua clara
que nace de lo más profundo de tu ser
sin afluente.

Y quisieras que no estuviese allí para ver
cómo las lágrimas que brotan desembocan
crujiendo con ese sonido silencioso que tiene la tristeza
de poco en poco en mi hombro.
Se va empapando con tu alma mi jersey marrón y rosa:
nuestra vida también es a rayas,
como columnas de humo que se disipan
al compás de un viento impredecible
y se van alternando con gotas de lluvia
que sobrevuelan a las nubes.

Si pudiese parar ese llover interno de ti
dejaría sin agua el pantano

pero entonces no tendrías por qué vivir

por eso solo me inclino a tus ojos cerrados
y descuelgo de mis labios un beso mojado.

El acróbata

A la memoria de un cuadro de Picasso


Las contorsiones empiezan a ser exageradas,
casi indescriptibles
para hacer posible el encajar en un espacio tan pequeño.
Los esfuerzos comienzan a ser sobrehumanos,
prescindiendo de cualidades capitales
con el fin de amoldarse a una figura imposible.

Y cuando el cuerpo empiece a sangrar
con los ojos henchidos de cansancio acumulado
y las manos perdidas, y mil arañazos
comprenderá sin asombro cómo el modelado
perfectamente estudiado y cuidado
es ya algo permanente

y cómo la figura perfectamente estudiada
que dibujan sus extremidades no puede deshacerse

ha quedado atrapado
deliberadamente.


Inevit-habilidades

Mis palabras se van adormeciendo al dulce rumor de las miradas marchitas.
El punto álgido de nuestra voluntad descarnada continúa el fulgor de la mañana.

No quisiera dejar de ver todas estas cosas
si nos vamos anticipando a las oscuros presagios
que se ocultan día a día en mi memoria,
en los recuerdos sangrantes como heridas que se abren.

No dejaría de contemplar todo lo que no se puede.

Si los versos vienen a mí como algo definitivo,
inevitable
volver a cerrar los ojos para ignorarlos
es ir gastando gota a gota la piel de mis manos.

viernes, 20 de abril de 2012

Me voy desdibujando en una sonrisa descarnada,
me deshojo en primavera,
me aniquilo, me desahucio.
Ya no soy habitable.
Ya no soy nadie.

La figura trazada en mi fulgor incandescente
ha podido desligarse de mi mente
y la envidio, y la odio, y la mataría
por poder alejarse por fin de esta locura
de mi, de estas manos sucias.

Me voy expropiando los recovecos dulces del amor
y saboreo los amargos en mi lengua lasciva.
Medias sonrisas se perfilan entre mis labios, locos
con la mirada ida, psicótica, perdida
y empiezo a arrojar lo que hay a mano de mis manos con mis manos
y comienzo a añorar lo que ha pasado en el pasado del pasado
y tiendo a volver siempre a los lugares de los no lugares impensados
y ya no me veo
y ya no me siento.

Me voy comiendo a mí misma sin degustarme
al son de las alas abatidas que nunca han sabido volar
tengo un sabor desagradable
y eso me gusta

he tornado a mi locura.

Noche nublada

La sola posibilidad, la minúscula idea
de no ser más lo que ahora somos
me ha arrebatado todas las sonrisas de mi cabeza.

Una noche, muchas almas enturbiadas:
una amistad que se desgaja,
una decepción que se acentúa,
el dolor de una ruptura insoportable,
el pasado que empuja la puerta para evitar seguir hacia delante,
el silencio del enfado inquebrantable.

Todos construyendo los barrotes de nuestra propia jaula.

En pie

Continúan los ataques a nuestro muro infinito.
Y cuantos más golpes recibe más firme se erige.

Te amo.

De cómo me abre el paso un señor inglés

Vomito todas las palabras incrustadas en mis entrañas
las que me hacen sangrar manchando el suelo
dejando un rastro rojo a mi paso.
Me pesan demasiado los ojos,
se tiñen de amor propio las tensiones de mis brazos
y ya no queda nada, solo intentar seguir respirando
aunque despunte el alba sin que me haya encontrado.

Voy arrojando de mi todas las palabras
como lanzan sobre mi cabeza las categorías que me sitúan
que me hacen visible
y si no eres mala no eres nadie.

Pero yo lucho siempre con esos nombres.

Ya se me van gastando las palabras.
Mentira, mentira, mentira
siempre mentira.

Ya se me van agotando las palabras
por hoy, para este poema
solo
para estos minutos expectantes
antes de que vengas.

Bienvenida a un dolor irrecuperable,
a una pérdida tardía pero inevitable.
Bienvenida a la vida real,
a las heridas que se abren.
Bienvenida al corazón gastado y fragmentado
que había quedado solo, sin amparo
en una vitrina para contemplarlo.

Un sombrero de copa, unos guantes blancos
me abren la puerta al mundo de lo olvidado.

Otra vez la ausente

Se han helado los segundos
en los que te despedías de mí con la mirada
y no puedo soportar pensar una vida sin ti
donde el aire me pesa sobre los hombros,
donde el calor del fuego me abrasa los ojos,
donde las manos de hielo me rozan rompiéndolo todo.

Y no puedo llegar a imaginar
pensar en no tenerte
pero si me miras así,
pero si me miras así y no me dices nada,
pero si no me lees,
pero si no me quieres,
pero que no puedo soportar que no me beses.

No te vayas del lugar cercano de mi cuerpo podrido,
aunque esté marchito y ya no huela a nada bueno
aunque esté vacío
no te marches de este corazón mordido por el tiempo
aunque cometa errores sin saber ni cómo hacerlo.

Me pesa la vida si pienso en dejar de vivirla contigo.
Me sobra la vida si no estás para vivirla conmigo.

Tu mirada de anoche

Una mirada me ha helado el corazón
y me ha incendiado por dentro.

Desgarrándome el interior tu mirada se erige
vaciándome de todo contenido,
de todo sentido si alguna vez lo he tenido.
Mi credibilidad se esconde tras mis ojos cerrados,
pero no pueden sostener contigo ese diálogo.
Duele demasiado.

Desplazamientos de significado

Empequeñecido como está el lugar que habito en mi interior
he vivido ahogando día tras día la memoria
con mis propias manos,
como un suicidio, como un asesinato

como la mayor muestra de desprecio hacia el espejo.

Constreñido como aparece el llanto a media noche
me van ahogando las lágrimas secas que me invaden
y no han parado de brotar
de no salir de mi boca sellada
hasta que me ha sorprendido el amanecer y la promesa
de ser tuya en cuanto el alba despuntara.

He corrido por días animales sin razón ni conciencia
devorando el amor propio con los dientes gastados,
devastada desazón que inunda el interior de mi centro más amargo.

Y ahora no hay dios,
en minúscula,
como una pequeña voluta,
dentro de una partícula indivisible
donde me encuentro jugándome la vida y juzgándome a mí misma.

Y el corazón se va cansando de andar siempre en espirales.

No comprendes la razón de nuestros actos.

Y cuando se esconda el sol escogeré la máscara de esta noche
del paragüero que tengo escondido a las puertas del alma,
y la luciré con elegancia insulsa, con esmero
como hace todo Dios cuando sale de sí mismo,
con mayúscula,
y a veces ni siquiera saliendo.

Nada es verdad ni nadie es sincero.

Destrozos

El veneno amarillo-sucio de tus colmillos sangrientos
han ido arrancando tira a tira mis pellejos,
los fragmentos
de un otoño olvidado que se va deshojando
y no sabes hablar, y no sabes mirarme.

Quiero que desaparezcas ahora para siempre
como si la historia dominante fuese la de los vencidos
y romper a gritar en el gemido desgarrador que nos consume
antes de mudarnos decolorados entre palabras vacuas.

La locura me asalta en esta noche que no es noche
que amanece sin que el sueño haya plegados mis párpados
un gato blanco, marrón y negro me mira con sus ojos verdes
tan verdes y marrones como la mirada de la persona que amo.

Pero no volverán a ti mis sentimientos vanidosos de súplica
no a ti la ira, no a ti el fuego desbordado en esta madrugada
no a ti jamás la lira, el lirio, el trazado
nunca a ti la amistad que se colapsa en sus cimientos
que se dinamita, que se devora a sí misma
para disimular la evidencia forzada de su existencia vergonzosa.

El veneno tuyo me va recorriendo por dentro,
me carcome las entrañas, el corazón, los huesos
si es que tengo algo de eso
si es que soy un ser humano
no
mi orgullo empieza a dilucidar el final que terminó hace tiempo.

Cierra los ojos el gato acurrucado en un abrigo que me da frío
y encuentra la paz de los dichosos en espíritu
que no salen a buscar por la noche más que alimento.
Sobrevivir era lo que yo, ausente de media noche,
iba tratando de tejer hasta que tú viniste.
Y no existe reproche:
el dolor impregnado en mi rostro y en mi mirada
es suficiente muestra sin palabras
de que ya no me toca, de que no me corresponde
sentirme culpable por lo que no he provocado,
volver a las noches mordiendo las lágrimas,
correr entre calles ebrias a la luz del alba,
dudar de mi cabeza y su cordura,
despreciar la vida,
despedirme de la vida.

Ya hace efecto este veneno tuyo
lleno de dualismos
que me obliga a no cerrar los ojos
y va entrando la mañana helada
y corro a tu casa, a tu encuentro a ti,
a lo único que me salva.

martes, 17 de abril de 2012

Lo real

Intuyo que el verdadero lugar de la originalidad no es ni el otro ni yo, sino nuestra propia relación.
R. Barthes

Tengo la certeza de un éxito innegable,
de un inevitable siempre hacia delante,
por tu ropa o por tu pelo,
por tu mirada o por tus besos,
no acierto a hallar el motivo
quizá sea tu olor
tu inmenso brillo
pero lo que tú eres, lo que soy:
la humildad de dos manos que se juntan en la calle
la ilusión de dos miradas que se cruzan un instante
el amor que se exprime hasta que no queda aire
las horas que nos separan siempre interminables
la sonrisa elevada hacia arriba
la risa espontánea de vida
tu corazón de bondad
el mío leal
tu amor como piedra que salva
mi amar como infinitas palabras

todo es real,
verdadero,
original.

Todo se va tejiendo,
todo se va gestando
para que avance,
para que no se marche.

Amar mirando

El amor, si es algo, es dos que se miran
A. Pizarnik

Las sábanas estrujadas alrededor de nuestros cuerpos
cubren parcialmente todo lo que somos, lo que seremos.

El tiempo nos ha colocado en esta habitación, la tuya
la del primer día
para ponernos frente a frente, ojos con sonrisa.
Y llega el momento de mantener la mirada fija
de sostener sus destellos, ese llenarse de las pupilas mías
y leer entre líneas lo que queremos decirnos,
y confesar en voz baja lo que ya hemos sido

y desear sin palabras todo lo que somos, lo que seremos.

He enmarcado en mi escritura cuando somos dos que se miran.

B de ti

A mi compañera, a mi amiga, a mi amante.

Partir
en busca del anhelo esperado de tus manos en mi cuerpo,
como una promesa que se ampara en el viento
hemos vivido días que viviendo se van haciendo a sí mismos.
En tu casa, la de la mirada y la del techo
me protegen brazos en las nostalgias del momento
no quiero que acabe, ni quiero que pares de morder mi aliento.
Respira el perfume del amor hallado
tras caminos oscuros donde nada se pliega
ahora todo se va expandiendo con la calma inmensa de tu voz
y podríamos vivir así, tal como estamos
abrazándonos desnudas al calor de nuestros cuerpos
bebiendo nuestro sudor eterno
y quedarnos quietas
muy quietas
sin respirar apenas

y devorarnos de amor la una a la otra.

El insomnio que se abre

El contacto caliente de tus ojos en mi espalda,
y el murmullo de tu aliento dormido en madrugada
no quiero que te vayas más lejos
de como estás ahora, soñando
rozando con tu alma el poder de mis manos.

La rabia anclada en este cuerpo gastado
se va mudando de color hasta la espina del tallo
ya no queda nada enfermo, no queda nada malo.

Pisando la almohada con tu pelo no veo
el momento de cerrar mis ojos huecos:
contemplarte en la noche brillante
silenciosa en haz de luces que se abren
y dormir en la mañana muda
cuando el tiempo te arranque de mi piel desnuda.

Maderas en el agua

Tú, de entre todos los seres,
eres la única que tiene derecho a verme débil.
Neruda


Crujen las lágrimas bajo los párpados mojados
de una herida latente que brota con palabras
y si las ves es porque existes,
y si las besas es que atiendes
a esa parte de mi vida que todavía duele.

Tu voz calmada va poniendo fin a la batalla,
mi lucha interna.
Tus ojos dotados de ese brillo sobrehumano
resplandeciente que me inunda
hasta espantar de la bruma la espesura.

Y ahora tus manos,
calientes como el fuego
me sacan de mi infierno helado.

No dejes que me vaya nunca de tus brazos.

domingo, 15 de abril de 2012

Las Horas

Se han extendido Las Horas
por este tiempo deslizándose
que nos va envolviendo
en un ambiente de amor
que crece a bocanadas grandes
y a muchos besos.

En el refugio del barco verde
vamos hablando en silencio de nosotras
ampliando nuevamente las palabras

y que los dramas que existen en el mundo
y que las lágrimas
se queden encerradas en esta pantalla
que vayan muriéndose
como se acaban Las Horas

y que nos dejen a solas.

El fin de la mañana

Los destellos se van
perfilando sobre tu cara hecha de pecas
y apareces en la mañana entrada

siempre se hace tarde cuando estoy en tu cama.

Tus párpados se expanden
como una voluta de humo que lucha hacia arriba
blandiendo como lo más poderoso
tu sonrisa
de ojos

y ahora tus manías
de que se pierden las horas en las agujas
y tus manos me acarician
cuando te acomodas sobre mí para acabar de despertarte

y tu compañía
teñida de sonrisas blancas que se abren

al sol del medio día.

viernes, 13 de abril de 2012

Pothos, Himeros

"Hay dos palabras: Pothos, para el deseo del ser ausente, e Himeros, más palpitante, para el deseo del ser presente"
R. Barthes


Se han extendido las horas, los días, los desalientos fútiles
a lo largo de esta ausencia siempre estéril
y ahora que pasan
por fin
las añoranzas medidas con el tiempo de palabras
recorro volando el camino que llega hasta tu casa.

Practico la misión, la bien hallada
desazón no impropia de quien ama
al no ver el rostro de aquella a quien llama

pero ahora voy
sin detenerme por el sendero hacia tu espalda.

El deseo de verte estando ausente ha sido largo
desgarrador, como la tormenta, la ola, el trazo
adulador del movimiento incierto de tus manos

pero ya se abren las puertas con miradas
ante mis golpes impacientes
y entonces
entonces

aparece tu sonrisa, tu sonrisa aparente
llena de ensueños y promesas
colmada de amor
librada de carencias

y el deseo de verte viéndote me inunda
y el anhelo de besarte besándote me cura.

Dialéctica

De la mano de la creación reveladora
el cazamariposas se exime de ese luto lingüístico
que llevan consigo los días silenciosos sin descanso.

Alzar la mano a la emboscada tendida a las palabras.

Capturarlas en el seno mismo de la lengua hablada.

No hay misticismos: los versos llaman.

Despertares


Se abren estos ojos a una mañana tibia
con el sol naciendo empujado por el viento que rebota en mis ventanas.
La Imagen me sobreviene como mi Única anhelada
en la mirada de la mente dibujando escenas impregnadas.

La sábana remolonea con mi cuerpo
mientras empiezo a vislumbrarte
tengo ganas de correr hacia ti
y de hacerte el amor,

de estar más cerca de lo que nadie puede.

sábado, 7 de abril de 2012

Atardecer de un tiempo inútil


La casa habitada que eres me devuelve sus señas del lenguaje,
nada malo parece existir, nada informe cabe.
Solo el murmullo acompasado de los pasos de ti
que se van acercando a mí conforme pasa el tiempo,
¡pasa, a minutos, tan lento!
Quiero darte un beso en los ojos
y que tus párpados estallen,
que se cierren mientras se abre
tu boca devolviendo
un beso a la mía sobre ese beso.

Leyendo a Martín Gaite


“Sonrío absorta a la línea incierta del horizonte que el sol va a teñir de fuego cuando se hunda en el mar dentro de un poco”
Nubosidad variable.

Levanto la vista de un libro que me ha robado el alma, la sonrisa y la tarde. Contemplo la luz caída del sol en un cielo que se va despejando. Las nubes se disuelven como el título que encabeza las páginas que sostengo entre las manos. Las últimas palabras que he leído resuenan todavía en mi memoria y en mis oídos. Pienso en ellas, y pienso en ti. Pienso en el mar que describen y en el que estás contemplando. En el atardecer que se aproxima en las palabras y el que se oculta tras las casas del edificio de enfrente, hecho con espejos. Contemplo mi reflejo en una ventana habitada por desconocidos. Pienso en ti, y en el mar y en la playa y en ti. En ti frente al horizonte que arderá en cualquier momento. Que contemplarás arder, tal y como me has contemplado arder muchas veces entre tus brazos, sobre tus dedos. Te echo de menos. La luz va muriendo poco a poco. Ya solo se cuela un tímido halo por el cristal, y el amplio salón que me contiene queda ensombrecido, más, y más, y más, como la trayectoria pictórica de Goya: cuando contemples el sol ahogándose en el agua mi salón habrá quedado igual que sus pinturas negras. Y así, quedo, va muriendo el día, hasta que mi perfil aparece tan solo dibujado por la pequeña lámpara que ilumina de lleno las palabras escritas por otro genio del lenguaje del que me empapo en esta interminable tarde que ya cesa de existir. Abro el libro por la página que señala mi dedo y sobrevuelo la mirada por las letras impresas, saboreo su tinta negra. Pero no quiero hundirme todavía en la lectura. Pienso en ti de nuevo. Nunca dejo de pensar en ti. Hace una semana que no te veo. Una locura. Una semana y me vuelve mi locura. Pero es otra distinta, no es negra. Incluso tiene colores. No. Tiene un color. El morado, tu favorito. Sí. Mi locura morada me asalta en este final de tarde conjurado a evocarte. Me ha llamado tu voz desde la línea incierta del horizonte para que te escriba, para que te hable. Para que te ame. Para esto último tu voz me llamó hace más tiempo, quizá mucho antes de conocernos. Y yo te he amado desde entonces. Lo sigo haciendo. Pero no como entonces. El fuego que me abrasa y que me quema se intensifica a cada hora que pasa. Creo que lo sabes. Mi mirada no te engaña. Puedo decir muchas palabras, situarme en el extremo de un sentimiento, ampliarlo, estirarlo, extenderlo, y escribir sobre él millones de versos. Pero no miro a nadie como te miro a ti. Mis miradas son otro tipo de lenguaje. Como mis besos. Quiero darte ahora un beso enorme, como aquel, sé que te acuerdas, aquel al que le escribí un poema. Uno de esos besos, para ti, ahora, mientras el sol va muriendo, en esas rocas donde contemplas a una pareja, a ti y a mi. Algún día. Quiero ver tus ojos mucho antes que el sol, que otra mañana. Antes tu mirada que otra hora. Antes tus pupilas, antes tu sonrisa, antes, antes, mucho antes que todo.
Planeo de nuevo sobre las páginas escritas sin decidirme a aterrizar. No quiero abandonar tu recuerdo tan pronto. Mejor lento. Aunque no lo abandono. Siempre pienso en ti. Siempre huele a ti. Siempre me remite, a ti, todo. Y vuelvo al mar y al horizonte, mientras una sonrisa dulce me baña la cara, pensando en las tardes que pasaremos juntas, leyendo, en un silencio lleno de miradas.

viernes, 6 de abril de 2012

Tambores


Un aleteo de recuerdos sordos.
Un pensamiento fugaz que se instala en mí para quedarse:
la rabia empieza a brotar dentro por no ver tus ojos.

jueves, 5 de abril de 2012

Mordedura de la locura extravagante


En la locura gruesa de las lluvias rozando
van cayendo gotas al invierno mojado.
La soledad de la ausente, de nuevo,
en la casa del lenguaje ajada para siempre.
Ahora el tejado se desvanece
y el agua pura inunda esta cabeza
un río a la derecha, una montaña al fondo
los edificios con espejos hablan de mi vida.
Temer caerse un día por la barandilla
resbaladizo el suelo tras el temporal
no apagar esta luz que todavía titila 
ante las muecas exacerbadas del amor.
¡Ah! Cantando, los poemas van
anunciando la llegada de mi vida.

¡Tres días,
tres
interminables días!

Sin tu rostro bañado de pecas
y  de la luz de la luna.
Sin tu voz clara y dulce que me sube
por las piernas como la espuma.
Sin tus ojos, sin tus ojos
sin su halo verde estrellado
ni su candor de tierra firme
ni su pupila negra, ni su perfume blanco.
Sin tu olor, sin tu pelo
sin la esponja de tu cuerpo
sin la almohada de tu pecho.

Es insoportable este dulce dolor de la añoranza.

Con extrañeza me miro al reflejo
no me reconozco
de amar a una sombra como he hecho
ahora amo lo más verdadero.

He cometido muchos errores:
adorar engaños destructores,
alabar sonrisas inventadas,
lanzar mentiras al aire.

Pero ya nada de esto importa
si tú vienes,
si tú vuelves,
si me amas.


Extenderse a las cenizas


Para no gastar tanto las palabras
manoseadas y sucias
cansadas de ser expulsadas entre dientes
he preferido hacer tus gestos a las puertas del amor,
voluptuosa fragancia que me lleva a tu aroma
en esta distancia que se hace ya insoportable.
Para no condenar a mis palabras vacuas
he decidido no volver a desearlas
no amarlas más, nunca anhelarlas:
estar tan lejos de ti es una lección
una dura enseñanza
de lo que es realmente echar de menos.

Y si no volvieses,
pienso,
si no volvieses
si este sentimiento
tan frío y desgarrador se extendiese
más que estos días, toda una vida

abriría la ventana
y volaría.

Posibles vidas


Hago crujir la locura entre mis dientes
la mastico lentamente
la saboreo
me deshago en mil honores
mi vanidad se regodea del sabor
se arremolina en los cristales.
Monótona lluvia indescifrable
al otro lado de una ventana mal cerrada
escucho caer las gotas condenadas
a deshacerse estallando contra cabezas vacías.

Pero mi locura, pero la locura mía
contempla embellecida esta danza de arte
y se imagina en cada gota una vida
y en cada vida una pasión
una aventura, un amor
que siempre tiene tu sonrisa.

Firme en tierra


Tras una tarde pesada
de hastío
de bruma
de lluvia
retornas de ti misma para hablarme
desde lejos, desde orillas de la tierra
hacia el centro del mundo
con esa voz tuya sacada de los cielos
que representa todo lo bueno
y me arrancas con tus palabras la sonrisa
que quiero que se quede como quiero que me oigas.

Caminando cerca de tu lado
para que tú me ames
como yo te amo
no separarme nunca,
no caer volando
al abismo incierto que nos atrapó hace tiempo.

Pero ya no hay miedo ni duda:
lo nuestro es tan sólido,
lo nuestro es tan fuerte,
como la roca ante la espuma.

miércoles, 4 de abril de 2012

Veranos de infancia en Tarazona


Me ha inundando un olor de repente, un olor de tazas blancas con ribetes azules a las diez de la mañana, todavía en pijama, en la mesa redonda de madera de un salón siempre intermedio, ni grande ni pequeño, iluminado únicamente por la luz del sol bañada entre las nubes. Es un olor de leche caliente que odiaba. Miraba aquella taza como el comienzo de una gran batalla, y el contenido blanco impoluto parecía que crecía a cada mirada de desprecio, a cada gesto de repugnancia. Entonces entraban con una sonrisa por la puerta cubierta hoy todavía por un paño bordado blanco, ya preparados, ya vestidos, como esperando a que yo les diese permiso para salir de casa. Ella era el agua, él la montaña.

martes, 3 de abril de 2012

Te echo en falta


Potestades perdidas al rumor silencioso
ya no hay nadie si alguna vez lo hubo
quedando solo el compás lento, lo más verdadero
tu aliento cargado del amor.
Han pasado pocos días, es cierto,
pero he sabido, si no estás, me muero
respirando todavía
si no te veo no vivo
y quiero arrancarle los dientes al tiempo
de un mordisco rápido para verte.
No son agresivos los gestos
de un oleaje siempre dulce
esa marea tuya
que sube y baja
que baja y sube
y se apodera
de lo que soy, lo que tú haces.

Falta todavía mucho
Queda todavía mucho

Y mientras te imagino desnuda
dibujando con tu cuerpo mi cuerpo,
hablándome en la madrugada muda.

La historia interminable


No puedo desligarme de la locura del amor
ni quiero reconducir el agua por el cauce.
El desbordamiento de mi no lugar ha sido
el que ha llevado tu nombre.

No puedo detener el sentimiento del amor
en una inundación reveladora y no devastada,
que no arrasa nunca.
El agua pura que cayó hace tiempo no apagará este fuego.

Ensuciadas las manos y embarrado el corazón
hemos aprendido a aclararnos desnudas,
a empezar de nuevo, a escribir otra historia
que siempre se sigue, que no acaba nunca.

A una antigua amistad perdida


Perfecciones al borde de un camino tortuoso
vinieron a parar al pecho como puñales hiriendo
no quisimos ver las luces antes del incendio
la humareda sorprendió a una cama ya vacía
y tú estabas llena de hiedra
se te estaba comiendo la maleza
que crecía por tu corazón hecho de hoja
caduca a la espera de un otoño inservible.
No quisiste seguir hundiendo tu esqueleto
sobre la tierra
y volviendo el rostro al mar
huiste de aquella cueva.

El peine de los vientos


En el lugar donde empuja el viento
promesas fuertes se anunciaron

en el lugar de los vientos muriendo.

No había vuelto desde aquella
pérdida tan trágica
de la que por mi cara corrió
fuente como las del agua.

Y ahora en el lugar del viento
vuelvo con los hilos ya tejidos
con las heridas ya curadas
con la eterna duda del que se hace culpable

¡y sin las lágrimas!

De lo bueno y de lo malo


Tu flagrante cintura a la luz
de una luna más débil que un suspiro.
Tu evidente sonrisa entre mis piernas.
Tus vueltas al amanecer
tus aullidos a la noche oscura
tus alientos escapados entre las formas
que dibujan las blancas sábanas muriendo.

Queriendo perder el juicio aquel día
no ver nada más de lo ya visto
morder mis ramas azules
que como en un árbol se estiran hasta que se parten

de repente apareces
y ya hay mucha vida
y nada de aire.

Considerando lo perdido


Hemos dejado caer las horas
sobre este infinito horizonte verdoso
ahora tapado por las nubes
cubierto por el rostro.

No quedan ya más límites
tras contemplar Donostia desde lo alto
quisiera pensar en el momento quejumbroso
en el que las paredes se van estrechando.

El viento que azota en los cristales
hundiendo en la maleza nuestros actos
el ancho borde que me enreda por las espalda
de tus besos y tus ramalazos.

No se ha perdido nada:
solo se han disuelto los atracos.

Del pasado pasado


Campo de lirios requemado
al sol de la mañana nueva.
Por el rocío caminamos
sin mojar los ojos, sí las manos.
Campo cerrado como la noche
en una danza larga que es tu mirada
quisiera que entendieses lo atrás que quedan
esos lirios negros que ni siquiera humean.

Transmutación de valores


Otra vez el Moncayo muriendo
en una noche de ausencia a ras de suelo
cuántos alientos se han llevado esos picos
cuántos sueños derramados por sus vuelos.
Otra vez esta ciudad de cuento
presentándose como lo más verdadero
olvidándose de los que estamos abajo
y adorando a los que se tienden durmiendo

allí, subiendo arriba,
por esa cuesta, todo recto.

Acantilado


Tu ausencia en esta ciudad tan llena
de recuerdos de lo que no ha pasado.
Tengo tantas cosas para hacer contigo
que quiero extender tu reloj al tiempo del mundo.
Se desdibuja el final del mar entre el silencio
como una calma sin pausa que se va cerrando.
Al fondo el horizonte blanco
donde me pierdo poco a poco en tu cuerpo soñado.
Te echo de menos como la nube a la lluvia.
Te necesito como la palabra al poema
tu orden a mi caos de noche
tus manos a mi cuerpo ardiendo.

Aquí, ahora
en la espuma que renace de romper la ola
no puedo pensar más que en tu nombre.

San Sebastián


Se ha ido gastando el mar
hacia el campo inmenso de la infinidad nublada
y ahora el silencio
como anhelante portador de toda cosa.
Entre el cielo cerrado y yo
un beso mordido se extiende en mi recuerdo
y lo quiero aquí
entre las olas y la espuma
para que estalle entre las rocas,
para que no muera nunca.

Prosa en verso


Ahora quiero escribirte algo que no se puede. Algo que no se dice. Algo que no se sabe. Una petición, un ruego. Una simple observación de una mirada modesta. Un pequeño detalle, un simple vuelo: quiérete, al menos, tanto como yo te quiero.

Repeticion


Base del corazón y del lenguaje
voy cortando la distancia que nos separa
imaginándome tu olor en esta ropa
que anoche abrazabas.
La tierna añoranza de la que se inunda
mi ser cuando te marchas
se extiende por el infinito del mar oscuro
que es la noche sin tu cuerpo en la cama.

Recorrerte mil veces por la espalda con los dedos
y mirarte, y mirarte, y no dejar de hacerlo
memorizar tu aroma, quitarte la ropa
cerrar los ojos cuando suena un beso.

Y todo esto jamás será suficiente:
siempre querré hacerlo de nuevo.

Lo ilimitiado


Tu habitación
en silencio como mi alma
y los ojos brillantes muy cerca de los tuyos.
Un calor se apodera del espacio
y explota en el pecho.
Una verdad no confesada todavía:
el deseo de vivir para siempre
escribiendo a tu sonrisa.

Mi para siempre sitio


Correr pensando en no volver a amar las sombras
solo perderme en el abismo de tu cuerpo.
Andar con los dedos descalzos por tus recovecos,
por tus manchas y tus pecas,
por tu sonrisa de ojos.
Pasear desnuda por tu desnudez amada
mientras me refugio dentro de ti,
en el lugar más seguro del mundo.

A mi piedra angular


Me han fijado en una vida móvil
todo ha cambiado a estar devastado
cada vez más incendiado
desde que tengo memoria.
Ahora los recuerdos nada.
Ahora las palabras nada.

Me han fijado en una vida inútil
donde todo acaba sin poder terminarlo
donde llorar sangre todos los días
donde corren lágrimas por las heridas

Y me has salvado
poniendo color a lo oscurecido
poniendo nombre a lo más preciado.

Abriles


Ha entrado el mes de abril,
no creí que llegase con vida

pero la primavera se arremolina en los balcones
de tu mirada a los que te asomas para amarme.

Ha entrado el mes de abril
con mi amor infinito
con tu lealtad más pura.

Nos queremos desde enero,
nos amamos desde que nos conocemos

nos esperamos desde que nacimos.

Las flores revividas volverán a morir,
las hojas se deshojarán
el sol se quedará muy frío

y seguiremos aquí mil abriles seguidos.

Lo que amo


Forma marrón estrellada
de círculo negro
con verde mar inmenso
que se corta en la nube blanca.
Tus ojos fragmentados de infinito
volviendo la mirada hacia mi adentro
 me reflejo en ellos
una sonrisa ancha y limpia como tu alma,           
mi soledad desnuda ya olvidada

y tu cintura blanca.

Tu procedencia


Se ha ido estrechando el camino
desde que empezaron a brotar
lirios por los humedales
negros, teñidos con sangre.
Y un bosque en medio
del desierto de rabia
me fue atrapando como piedra en el agua.

Y de repente
tú:
un paraíso más verde que Navarra.

Futuro


Allí, donde el sol se hunde,
todas las noches serán nuestras.

Lo que queda


Partir del mundo
en una búsqueda imposible por el cosmos.
Marcharme de mi caos de vida
arremolinada entre las cosas más sucias
las más oscuras
las más simples, las tristes, las rotas

Y llegar a ti,
a lo más puro.

A ella


He ido masticando las palabras como si fuesen mi alimento. Borrar todas las penas en el agua salada. No podría seguir ni avanzar por más tiempo de no ser por este león que me muerde las entrañas. Pero lo hace, cada vez con más fuerza. Me retuerce el corazón en una danza agradable, como si exprimiese todo el amor que guardase dentro. Y es todo para sí, se lo lleva consigo. Ahora mi león sola en una habitación, y yo en otra habitación acompañada pero sola. Sola sin ella. Escribiendo a su mirada por acortar la distancia, por restar la ausencia, por alargar el sonido de sus carcajadas estallando anoche, como claras bocanadas, al son de mis palabras, de mis gestos, de mis muecas, de mis tonterías de niña caótica. Acercar su voz a esta noche silenciosa. Morir de amor entre sus ojos. Sentir brillar los míos, sentir brillándome, a mí, entera, construida, consolidada, conformada, con forma, con tacto, con luz, con melodía. A mí, la ausente. A mí, la soledad pesada. Nunca más. Ahora solo navegar por sus aguas.