sábado, 28 de abril de 2018

Mi mundo es mío

Todavía crees que puedes mirarme
como si yo fuese
un juguete bonito que puedes usar y romper,
una camisa que vas a recortar a tu medida,
una fotografía que desprecias porque te trae recuerdos.

Todavía crees que puedes hablarme,
hablarme hasta devastarme
con esa falta de respeto propia de quien sabe
que se le va a perdonar,
todo.

Todavía crees que soy
esa figura escondida tras tu sombra,
ese instante eclipsado por tus horas,
esas palabras enmudecidas por tu voz.

Todavía crees que estabas en tu derecho.

Todavía crees que estabas en tu derecho de asaltarme,
derribar la puerta,
invadir mi espacio
y robarme
todo,

y quedarte con lo que ni siquiera quise darte:

mi vida, mi nombre.

Nada quisiste permitirme.
Ni siquiera cuando me viste suplicar.
Nada quisiste permitirme

Y todavía crees que tenías el derecho.

Y todavía crees que tenías el derecho
de tratarme como me trataste,
de hacer todo lo que hiciste.

De todas esas mentiras que te crees,
ésta, ésta es,
sin duda,
la más triste.