martes, 28 de septiembre de 2010

He soñado un sueño malo

He soñado un sueño malo
desde el amanecer hasta el ocaso.
He soñado que no estabas,
que dormías para siempre en una triste caja.

He soñado que me hablabas
desde lejos, desde tan lejano
que apenas agarraba tus palabras
y me llenaba una impotencia
una tristeza, una angustia tal
que me impedía levantarme de la cama.

He soñado que ya no respirabas
y al soñarte sin aliento yo me ahogaba.
Estabas frío y blanco
tibio y sin tacto,
tumbado
inerte, inmóvil y he soñado
que estabas en el cielo
y me habías encontrado en el pasado.

Sabías mi nombre,
reconocías mi olfato
Blanco rostro roto intacto.
Volvías a escuchar y a comprender
Volvías a mirar y a ver
Volvías para siempre
Volvías como antes
Volvías tras aquel
tiempo eterno inexistente.

He soñado un sueño malo
desde el amanecer hasta el ocaso.
Pero al despertar te he hallado en los tres tiempos:
futuro, presente y pasado.

Y aunque hace mucho que me conociste
para olvidarme después sin remedio
Esta noche, por vez primera,
has recordado quién era.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Moncayo

Yo he de verte siempre, siempre.
He de verte en cada rincón,
cada esquina de mi vida.
He de verte en tu sillón
concentrado en ver quién mira.

He de verte dibujado
en el humo de las fábricas.
Reflejado
cogiendo setas y chordón
en las cumbres de Moncayo.
Y enredado
en el ramaje de las copas
de los almendros altos.

Yo he de verte
Siempre verte
Verte donde veo siempre
la cara amable de la vida
con mirada noble
y sonrisa amplia, ancha y torcida.

Te veo andando por el campo,
tirando lechuga a los patos,
pescando peces y recuerdos
en nuestros lagos blancos.

Yo he de verte, siempre, siempre
en cada paso en mi camino.
Y sé que tú también me ves
y me proteges
porque te llevo conmigo

Ahora lo sé

Se va agotando el sentido de las horas.
Van pasando sin gracia, pasan.
Por qué siguen pasando no lo sé

Se me estrecha la garganta
a cada bocanada sin querer.
Empapada y borrosa
vista de lágrima
No veo la salida
ni el papel

Ahora lo sé:
Hay más de un dolor
igual que hay
más de un querer.

Existe un dolor
ajeno al sentido
racional incomprendido
que llora como un niño,
que permanece en vela
alerta.

Quién sabe por cuanto
Quién sabe hasta cuando