martes, 3 de abril de 2012

A ella


He ido masticando las palabras como si fuesen mi alimento. Borrar todas las penas en el agua salada. No podría seguir ni avanzar por más tiempo de no ser por este león que me muerde las entrañas. Pero lo hace, cada vez con más fuerza. Me retuerce el corazón en una danza agradable, como si exprimiese todo el amor que guardase dentro. Y es todo para sí, se lo lleva consigo. Ahora mi león sola en una habitación, y yo en otra habitación acompañada pero sola. Sola sin ella. Escribiendo a su mirada por acortar la distancia, por restar la ausencia, por alargar el sonido de sus carcajadas estallando anoche, como claras bocanadas, al son de mis palabras, de mis gestos, de mis muecas, de mis tonterías de niña caótica. Acercar su voz a esta noche silenciosa. Morir de amor entre sus ojos. Sentir brillar los míos, sentir brillándome, a mí, entera, construida, consolidada, conformada, con forma, con tacto, con luz, con melodía. A mí, la ausente. A mí, la soledad pesada. Nunca más. Ahora solo navegar por sus aguas.

1 comentario:

  1. Leerte es traerte aquí, pequeña. Me gustaría estar los próximos seis días leyéndote sin parar.

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