La madera de mi rostro se va oscureciendo,
Se va pudriendo
Y el paso del tiempo anega la razón tardía.
Ahora una astilla
Puedo desquitarme de mi corazón sombrío
Y sale otra, clavada para siempre
En la opacidad de lo que nunca vuelve.
No espero nada ya.
Estas cosas son más apacibles
Tal vez la calma resida en los pechos que gimen
Sangrantes los motivos
No anhelo nada ya.
Si la ilusión volviese
Sería en forma de viento
De nube
O de nieve.
Y el viento tendrá que llevarse
La nube que descubrirá el sol
Que derretirá la nieve.
La madera de mi rostro se pudre
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