Estoy perdida en un espacio demasiado denso
el suelo viscoso se me pega entre las piernas.
Ya estalló, ya se ha ido la tormenta:
ahora estamos solas en lo devastado.
Han caído las bombas y ahora busco mi cuerpo
detonado en fragmentos muy pequeños, muy pequeños
sangrantes
como lágrimas batientes al compás del sufrimiento.
En verdad lo supimos
desde el momento en que brotó
el asqueroso anhelo de adueñar el mar,
de cercar el viento:
No estábamos destinadas a sobrevivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario