No cabe ya ni una sílaba más; explotará. Ni cabe un momento un desaliento débil. Hemos agotado el tiempo. Cuando la ira cae, la verdad queda, pura y simple. La realidad distorsionada por ojo vago hinchado, henchido de rabia, queda en nada.
Mas, que el enfado roto que despoja al odio no permita ni una muestra de amor, ni de perdón, ni de respeto.
Sus labios, todavía humedecidos, siempre, siempre, olerán a traición.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario