Para no ser la palabra
es mejor no ser escrita
resbalarme por tu tripa
y curarme las heridas.
Para no ser las palabras
que se escapan al decirlas
es mejor ser esos gestos
que no quieren que se escriban.
Para no ser esas palabras
que se vuelan con el aire
es mejor ser la promesa
de no quedarse.
Pero si yo te quiero cerca,
pero si tú ansías tenerme,
todo cambia
y con decir
palabras que no se dicen
solo basta
para ser la palabra que describe
lo que haces que sienta por ti.
jueves, 28 de abril de 2011
Noche
Doy un trocito de cielo
por que el tiempo se acelere
y se acerque la hora
en la que pueda verte.
Doy un poquito de mis sueños
por que se vaya la noche
por que sea mañana
para que puedas conocerme.
Doy el tiempo de esta madrugada
sabiendo
que querré detenerlo
cuando te tenga enfrente.
por que el tiempo se acelere
y se acerque la hora
en la que pueda verte.
Doy un poquito de mis sueños
por que se vaya la noche
por que sea mañana
para que puedas conocerme.
Doy el tiempo de esta madrugada
sabiendo
que querré detenerlo
cuando te tenga enfrente.
sábado, 23 de abril de 2011
A ti no voy
Si tengo que echar de menos
Prefiero no echarte de menos
Porque sé que me hablarás
Y te irás cuando te quiero.
Si tengo que echar de menos
Que no eche de menos tus labios
Porque el no poder besarlos
Me obligará en silencio a robarlos.
Si tengo que echar de menos
Que no eche de menos tus ojos
Porque se clavarán en los míos
Hablando de lo que no fuimos.
Si tengo que buscar
No saldré a buscarte
Porque te esconderás de mí,
Donde no pueda encontrarte.
Si tengo que correr
No correré para salvarte
Porque cuando tienda mi mano
Querrás soltarte.
Si tengo que querer a alguien
A ti no voy a quererte
Porque querer para ti es un juego
Que dura lo mismo que un beso.
Si tengo que enamorarme
No va ser jamás de ti.
No tienes cómo impresionarme
Si tengo que dormir
No voy a dormir contigo
Porque tú nunca has sabido
Parar el tiempo en sentidos.
Si hay que echar de menos
Prefiero echarme a mí de menos.
Que así, cuando yo quiera,
Simplemente aparezco.
Tú nunca llegas a tiempo.
Prefiero no echarte de menos
Porque sé que me hablarás
Y te irás cuando te quiero.
Si tengo que echar de menos
Que no eche de menos tus labios
Porque el no poder besarlos
Me obligará en silencio a robarlos.
Si tengo que echar de menos
Que no eche de menos tus ojos
Porque se clavarán en los míos
Hablando de lo que no fuimos.
Si tengo que buscar
No saldré a buscarte
Porque te esconderás de mí,
Donde no pueda encontrarte.
Si tengo que correr
No correré para salvarte
Porque cuando tienda mi mano
Querrás soltarte.
Si tengo que querer a alguien
A ti no voy a quererte
Porque querer para ti es un juego
Que dura lo mismo que un beso.
Si tengo que enamorarme
No va ser jamás de ti.
No tienes cómo impresionarme
Si tengo que dormir
No voy a dormir contigo
Porque tú nunca has sabido
Parar el tiempo en sentidos.
Si hay que echar de menos
Prefiero echarme a mí de menos.
Que así, cuando yo quiera,
Simplemente aparezco.
Tú nunca llegas a tiempo.
Solo besos
Y esos labios quería yo tocarlos
Quería yo rozarlos
Quería adivinarlos
Tiempo hacía ya.
Anoche
Nos encontramos.
Las dudas de mis gestos se tornaron
Ante tus inescrutables ojos
Movimiento inesperado
Rápido por lento
Lento por el tiempo
Tiempo, tiempo hacía ya
Que quería yo besar tus gestos.
Y los besos que hoy me puedas dar
Mañana en silencio se irán
Con sigilo,
Escapando,
Por la puerta de atrás.
Porque los besos que hoy me das
No son nada más que besos.
Y los besos que sólo son besos
solo saben marchitar.
Quería yo rozarlos
Quería adivinarlos
Tiempo hacía ya.
Anoche
Nos encontramos.
Las dudas de mis gestos se tornaron
Ante tus inescrutables ojos
Movimiento inesperado
Rápido por lento
Lento por el tiempo
Tiempo, tiempo hacía ya
Que quería yo besar tus gestos.
Y los besos que hoy me puedas dar
Mañana en silencio se irán
Con sigilo,
Escapando,
Por la puerta de atrás.
Porque los besos que hoy me das
No son nada más que besos.
Y los besos que sólo son besos
solo saben marchitar.
viernes, 22 de abril de 2011
Teatro del absurdo
He llegado a parar a un teatro del absurdo. Los personajes que me rodean mueven la boca, pero no hablan. No se les oye, o yo no les escucho. De pronto se detienen, dejan de andar, no se mueven, como si simulasen que el tiempo se para de repente. Pero luego, queriendo recuperar lo que han perdido, si es que por quedarse quieto uno pierde más que si anda sin saber a dónde va, empiezan a correr, huyen despavoridos, hasta que se chocan unos con otros, se detienen, y vuelta a empezar.
Mi vida es como un teatro del absurdo. La noche llega cuando quiere, porque la noche llega con el sueño y el sueño ya pocas veces me acoge. Echo de menos lo que no quiero, y necesito lo que no he tenido, extraño lo desconocido, y lo que conozco, de minuto a minuto, lo olvido. Ahora alguien se pone a cantar, porque es lo que pasa en las obras que no tienen mucho sentido, y le acompaña a esa estridente voz que no se esfuerza en afinar una danza ridícula, una danza que da vueltas y vueltas sobre el mismo círculo. Siempre voy detrás de nada, no concreto lo que espero, le doy vueltas con un paño a un plato siempre seco, miro al horizonte como si mirara un abismo, y al no descubrir un triste atisbo, de algo, de cualquier cosa, de lo que busco a ciegas, de lo que ansío a ciencia cierta, prefiero cerrar los ojos, no hablar, y escribir otro teatro dentro de mi teatro.
He llegado a parar a un teatro de comedia, y para hacerlo absurdo se vuelve drama en el acto que le sigue, y nadie ríe. Los pájaros no vuelan y los peces viven años. El mío en concreto es naranja y sigue en su pecera.
Las luces se van, aunque la obra no acaba, porque de hecho nunca comienza. El origen es cada personaje, y por eso las escenas se repiten. Es imposible en esta obra de mi vida capturar el tiempo, materializar el silencio, y por eso no hay relojes y el día transcurre, sin que ocurra nada. Y al no medir el tiempo, y al no haber acciones para determinar el movimiento, en realidad el día no transcurre, y siempre sucede lo mismo, nada, aunque de tanta nada parece que algo se mueve un poco.
En realidad es el aire, que se aburre y quiere ver esta obra del absurdo, que estoy escribiendo sin pensar porque desde luego que en el teatro no se piensa. Solo se recita, se interpreta con mirada ávida, con gestos pronunciados, con voz fuerte, con talante inerme, con rostro moldeable. El aire recorre el escenario, y los personajes, de nuevo detenidos, suspendidos en este mismo aire, giran levemente la cabeza para mirarle. Alguno simula una sonrisa, simula, que no sonríe, porque uno se sube al escenario para decir de lo que piensa lo contrario.
Ahora estoy arriba, justo en el centro de este teatro del absurdo, y un foco teñido de rojo me ilumina los ojos. Entonces tengo que decir algo. El público me está mirando. Tengo que decir todo del revés de lo que estoy pensando. Y simplemente hablo. Escribo. Porque el mayor absurdo de mi teatro del absurdo es que todo lo que se habla no se habla, sino que se escribe. Por eso los personajes mueven los labios sin pronunciar frases audibles. Se las robo antes de que escapen, y las plasmo aquí, en estas frases.
He llegado a parar a un teatro del absurdo, y aún así, del transcurso de mi vida, tú eres lo más absurdo de todo.
Mi vida es como un teatro del absurdo. La noche llega cuando quiere, porque la noche llega con el sueño y el sueño ya pocas veces me acoge. Echo de menos lo que no quiero, y necesito lo que no he tenido, extraño lo desconocido, y lo que conozco, de minuto a minuto, lo olvido. Ahora alguien se pone a cantar, porque es lo que pasa en las obras que no tienen mucho sentido, y le acompaña a esa estridente voz que no se esfuerza en afinar una danza ridícula, una danza que da vueltas y vueltas sobre el mismo círculo. Siempre voy detrás de nada, no concreto lo que espero, le doy vueltas con un paño a un plato siempre seco, miro al horizonte como si mirara un abismo, y al no descubrir un triste atisbo, de algo, de cualquier cosa, de lo que busco a ciegas, de lo que ansío a ciencia cierta, prefiero cerrar los ojos, no hablar, y escribir otro teatro dentro de mi teatro.
He llegado a parar a un teatro de comedia, y para hacerlo absurdo se vuelve drama en el acto que le sigue, y nadie ríe. Los pájaros no vuelan y los peces viven años. El mío en concreto es naranja y sigue en su pecera.
Las luces se van, aunque la obra no acaba, porque de hecho nunca comienza. El origen es cada personaje, y por eso las escenas se repiten. Es imposible en esta obra de mi vida capturar el tiempo, materializar el silencio, y por eso no hay relojes y el día transcurre, sin que ocurra nada. Y al no medir el tiempo, y al no haber acciones para determinar el movimiento, en realidad el día no transcurre, y siempre sucede lo mismo, nada, aunque de tanta nada parece que algo se mueve un poco.
En realidad es el aire, que se aburre y quiere ver esta obra del absurdo, que estoy escribiendo sin pensar porque desde luego que en el teatro no se piensa. Solo se recita, se interpreta con mirada ávida, con gestos pronunciados, con voz fuerte, con talante inerme, con rostro moldeable. El aire recorre el escenario, y los personajes, de nuevo detenidos, suspendidos en este mismo aire, giran levemente la cabeza para mirarle. Alguno simula una sonrisa, simula, que no sonríe, porque uno se sube al escenario para decir de lo que piensa lo contrario.
Ahora estoy arriba, justo en el centro de este teatro del absurdo, y un foco teñido de rojo me ilumina los ojos. Entonces tengo que decir algo. El público me está mirando. Tengo que decir todo del revés de lo que estoy pensando. Y simplemente hablo. Escribo. Porque el mayor absurdo de mi teatro del absurdo es que todo lo que se habla no se habla, sino que se escribe. Por eso los personajes mueven los labios sin pronunciar frases audibles. Se las robo antes de que escapen, y las plasmo aquí, en estas frases.
He llegado a parar a un teatro del absurdo, y aún así, del transcurso de mi vida, tú eres lo más absurdo de todo.
Camino de caminos
Camino amargo de semblante
Nunca desvelado
Siempre marchito
Siempre anhelante.
Camino cortado por las fauces
Del destino, por el viento
Del aliento fino, por el frío
Del silencio mismo.
En este camino ya no crecen flores.
Camino de tierra,
Camino de sombra,
Camino de escarcha
Fría, carretera.
Camino de caminos,
Cruce de delirios
En los que me he perdido.
Hacia cuánto, tanto
Que no caminaba
Sin saber el camino,
Desconociendo el destino,
A ciegas, sin trampas,
Sin llanto, sin vida,
Sin nada.
Si las piernas no avanzan
El camino se estanca.
Nunca desvelado
Siempre marchito
Siempre anhelante.
Camino cortado por las fauces
Del destino, por el viento
Del aliento fino, por el frío
Del silencio mismo.
En este camino ya no crecen flores.
Camino de tierra,
Camino de sombra,
Camino de escarcha
Fría, carretera.
Camino de caminos,
Cruce de delirios
En los que me he perdido.
Hacia cuánto, tanto
Que no caminaba
Sin saber el camino,
Desconociendo el destino,
A ciegas, sin trampas,
Sin llanto, sin vida,
Sin nada.
Si las piernas no avanzan
El camino se estanca.
No hay palabras, no hay palabras
No hay palabras, no hay palabras
Un silencio se ha colado
Por esta suerte de ventana
No hay palabras, no hay palabras
Y el aire que envuelve esta estancia
Se parece y es un símil de desgracia.
A los poetas, no hay palabras
A los que callan, no hay palabras
A los pintores, a los que aman
No hay palabras, no hay palabras.
Tragedia griega vaporosa.
Lacrimoso funeral candente,
Ávido interprete
Máscara para cubrir el rostro
De aquellos que mienten.
No hay palabras, no hay palabras
La voz de alarma dada,
El semblante se oscurece,
El tiempo se detiene,
Nadie habla, nadie sabe.
Hay que hacer otro lenguaje.
Adiós a las palabras.
A los poetas que escriben
Adiós a las palabras.
A los que callan que dicen
Adiós las palabras.
A los pintores, a los que aman.
No hay palabras, no hay palabras
Un silencio se ha colado
Por esta suerte de ventana
No hay palabras, no hay palabras
Y el aire que envuelve esta estancia
Se parece y es un símil de desgracia.
A los poetas, no hay palabras
A los que callan, no hay palabras
A los pintores, a los que aman
No hay palabras, no hay palabras.
Tragedia griega vaporosa.
Lacrimoso funeral candente,
Ávido interprete
Máscara para cubrir el rostro
De aquellos que mienten.
No hay palabras, no hay palabras
La voz de alarma dada,
El semblante se oscurece,
El tiempo se detiene,
Nadie habla, nadie sabe.
Hay que hacer otro lenguaje.
Adiós a las palabras.
A los poetas que escriben
Adiós a las palabras.
A los que callan que dicen
Adiós las palabras.
A los pintores, a los que aman.
No hay palabras, no hay palabras
Me he tomado mi tiempo
Me he tomado mi tiempo
Para ser el sol,
Brillante infierno
Para ser el Dios
Que inventó los cielos.
Me he tomado mi tiempo
Para subir a un mirador
Donde gritar desde lo alto
Que me he reinventado.
Me he tomado mi tiempo
para coger el mundo con las manos
y ahora que lo tengo
no quiero soltarlo.
Me he tomado mi tiempo
Para aprender a volar
Para saber olvidar
Para distinguir el recordar
Fatuo, que no cesa de cambiar.
Porque el origen es el hoy
Porque el pasado se reviste
De un delirio que me embiste
De lirios blancos portavoz
Y ahora escribo una canción
Sin letra
Sin memoria
Sin razón
Y ahora ya no soy
Más que el eco de tu adiós
La memoria del perdón
De tu odio el rencor
Me he tomado mi tiempo
Y ahora que lo tengo
Quiero más, mucho más tiempo.
Y me lo tomo yo,
Si me dices que no lo merezco.
Para ser el sol,
Brillante infierno
Para ser el Dios
Que inventó los cielos.
Me he tomado mi tiempo
Para subir a un mirador
Donde gritar desde lo alto
Que me he reinventado.
Me he tomado mi tiempo
para coger el mundo con las manos
y ahora que lo tengo
no quiero soltarlo.
Me he tomado mi tiempo
Para aprender a volar
Para saber olvidar
Para distinguir el recordar
Fatuo, que no cesa de cambiar.
Porque el origen es el hoy
Porque el pasado se reviste
De un delirio que me embiste
De lirios blancos portavoz
Y ahora escribo una canción
Sin letra
Sin memoria
Sin razón
Y ahora ya no soy
Más que el eco de tu adiós
La memoria del perdón
De tu odio el rencor
Me he tomado mi tiempo
Y ahora que lo tengo
Quiero más, mucho más tiempo.
Y me lo tomo yo,
Si me dices que no lo merezco.
jueves, 14 de abril de 2011
Mi desconocida
Tus pupilas son azules
Y a veces
se cruzan con las mías
En un instante de suerte.
Luego se van,
Se contraen y se expanden
Me evitan al pestañear…
Porque tú no me conoces.
Tus pupilas son de mares
Y yo quiero nadar
Porque voy siempre buscando lugares
Donde te pueda encontrar.
Aunque tú no me conoces.
Tus pupilas son radiantes
Y yo quiero brillar
Por eso me hundo en tus mirares
Hasta que te vas.
Tú no me conoces,
Yo le escribo al aire.
Al viento de intriga
Que envuelve tus andares.
Yo sí te conozco,
Mi desconocida.
Porque ayer,
sin quererlo,
te robé una sonrisa.
Tus pupilas son azules
y me observan.
Déjalas ver,
Mi desconocida,
Que quieren saber
Por qué las mías te miran.
Y a veces
se cruzan con las mías
En un instante de suerte.
Luego se van,
Se contraen y se expanden
Me evitan al pestañear…
Porque tú no me conoces.
Tus pupilas son de mares
Y yo quiero nadar
Porque voy siempre buscando lugares
Donde te pueda encontrar.
Aunque tú no me conoces.
Tus pupilas son radiantes
Y yo quiero brillar
Por eso me hundo en tus mirares
Hasta que te vas.
Tú no me conoces,
Yo le escribo al aire.
Al viento de intriga
Que envuelve tus andares.
Yo sí te conozco,
Mi desconocida.
Porque ayer,
sin quererlo,
te robé una sonrisa.
Tus pupilas son azules
y me observan.
Déjalas ver,
Mi desconocida,
Que quieren saber
Por qué las mías te miran.
martes, 12 de abril de 2011
Adiós compañera
Adiós compañera,
Adiós amiga.
El viento sopla tenso
En esta madrugada
Rumor infierno denso,
Que se apaga.
He dejado tu sonrisa
Con un beso en la mejilla
Despertando sin quererlo
De esta huida.
Ahora tu pelo negro
se vuelve blanco
Como la almohada
Mojada, como tu cara
Tu cara blanca como tu pelo
Gris como el cielo.
Se ve el silencio
Y alguien canta.
Una canción
Triste
Una canción
De anhelo.
Una canción
De hielo.
Perdón, amor
Perdón.
Perdón,
Aunque no lo siento.
Adiós compañera,
Adiós amiga.
Tu mano helada se aferra
Ahora a mis caricias.
Tarde es ya
Tarde es siempre
Siempre llegas tarde.
Tarde,
Tarde.
No puedo disculparme
De lo que no soy culpable.
Del tiempo,
De su deslizarse,
De ese don que tiene de hacer
Que las cosas cambien.
Porque cambiamos,
Siempre a mejor,
Pero alejándonos.
Adiós, compañera.
Adiós, amiga.
Me despides como al viento,
Como a un triste pasajero
Que ha viajado entre tus curvas
Hasta agotársele el aliento.
Soy el viento
Y a cortar las olas voy al mar.
Tú te quedas allí en tierra
Agitando un lirio blanco de pañuelo
Que habrá de marchitar.
Desde la orilla condenada a contemplar
Cómo la marea viene
Cómo la marea va.
Adiós, compañera.
Adiós, amiga.
Lo que fuimos siempre queda
Y lo que seremos algún día
Nos lo habremos de contar.
Por ello sin sufrir,
Sin extrañar,
Simplemente hay que vivir
Y para no mentir
Mejor decir
Hasta siempre, compañera.
Hasta siempre, amiga.
Adiós amiga.
El viento sopla tenso
En esta madrugada
Rumor infierno denso,
Que se apaga.
He dejado tu sonrisa
Con un beso en la mejilla
Despertando sin quererlo
De esta huida.
Ahora tu pelo negro
se vuelve blanco
Como la almohada
Mojada, como tu cara
Tu cara blanca como tu pelo
Gris como el cielo.
Se ve el silencio
Y alguien canta.
Una canción
Triste
Una canción
De anhelo.
Una canción
De hielo.
Perdón, amor
Perdón.
Perdón,
Aunque no lo siento.
Adiós compañera,
Adiós amiga.
Tu mano helada se aferra
Ahora a mis caricias.
Tarde es ya
Tarde es siempre
Siempre llegas tarde.
Tarde,
Tarde.
No puedo disculparme
De lo que no soy culpable.
Del tiempo,
De su deslizarse,
De ese don que tiene de hacer
Que las cosas cambien.
Porque cambiamos,
Siempre a mejor,
Pero alejándonos.
Adiós, compañera.
Adiós, amiga.
Me despides como al viento,
Como a un triste pasajero
Que ha viajado entre tus curvas
Hasta agotársele el aliento.
Soy el viento
Y a cortar las olas voy al mar.
Tú te quedas allí en tierra
Agitando un lirio blanco de pañuelo
Que habrá de marchitar.
Desde la orilla condenada a contemplar
Cómo la marea viene
Cómo la marea va.
Adiós, compañera.
Adiós, amiga.
Lo que fuimos siempre queda
Y lo que seremos algún día
Nos lo habremos de contar.
Por ello sin sufrir,
Sin extrañar,
Simplemente hay que vivir
Y para no mentir
Mejor decir
Hasta siempre, compañera.
Hasta siempre, amiga.
martes, 5 de abril de 2011
Primavera no me encuentra
Hoy no es primavera.
Tu rostro hoy se ha estrellado
con mi mirada siempre muerta.
Hoy no es primavera.
Ni aliento, ni llanto, ni tiempo
harán que la vida vuelva.
Hoy no es primavera
y se marchita el aire,
ya no corre sangre,
solo letras por mis venas.
El invierno se fue,
la primavera se congela.
Corre,
no me espera.
¿Quién hará hacerla volver?
¿Quién hará que siempre vuelva?
Primavera no me encuentra.
Tu rostro hoy se ha estrellado
con mi mirada siempre muerta.
Hoy no es primavera.
Ni aliento, ni llanto, ni tiempo
harán que la vida vuelva.
Hoy no es primavera
y se marchita el aire,
ya no corre sangre,
solo letras por mis venas.
El invierno se fue,
la primavera se congela.
Corre,
no me espera.
¿Quién hará hacerla volver?
¿Quién hará que siempre vuelva?
Primavera no me encuentra.
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