lunes, 2 de noviembre de 2015

No sé dirigir el trueno

Algo tengo que hacer con el trueno
la manzana ávida
se despereza a trompicones

y la angustia me invade
como un lirio quemado
dentro de mi sexo.

Hay promesas que están hechas
de un arte especial
para no cumplirlas.

Quiero escapar de este cuerpo podrido.

La lluvia me atraviesa la piel

cuánto
      sufro

         cuánto
                sufro

Y de nuevo
intento refugiarme
trato de apresarlo entre los dedos
gesto inútil:

de nuevo el trueno.

La urgencia me desangra.
He de construir mi refugio
porque sino, dentro de seis días,
solo seré aire irrespirable.

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