jueves, 3 de marzo de 2016



El peso de mi cuerpo cae sobre la cama
lentamente:
siento mis pies estirarse
mientras rozan la sábana;
mi lengua saborea el olor a derrota;
y tengo entumecidos todos los huesos de mi cráneo
un dolor insoportable se extiende
soy incapaz de localizarlo.

El cielo está estrellado
Quizá tú también lo estés mirando
Tal vez
No puedes quitar la vista de la masacre.

Cuando los sueños se rompen
sin previo aviso en mitad de la noche
provocan un ruido sordo
de alas rotas remontando el vuelo
de sombrillas grises resistiendo el invierno
de palabras huecas desmigajadas a tiempo

y su recuerdo son
luces cegadoras que queman
bombas heladas que irradian.

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