Enamorada de las palabras que crean silencios
me abro y me cierro
palpando tu ausencia
en mi ritmo animal.
Tus raíces ya no llegaban a la tierra
pero tú sabías
que la lluvia de los ojos
no revive a una flor muerta.
Enamorada de las miradas que crean palabras
cayeron sobre tu piel dos pétalos,
y salió, por fin, la flor de los almendros
pero no llegaste a tiempo para verlos.
Hoy me he despertado
con tu nombre en la memoria,
con tu rostro en mi historia
con tu rostro en mi historia
y con tu olor en el Moncayo.
Enamorada para siempre de tus dedos creadores de música y valor.
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