martes, 13 de mayo de 2014

Cuando el Yo tiembla

De la cabeza, de las manos, de los pies. Yo, en una encrucijada demasiado innombrable para haber sido escrita alguna vez. Me encuentro en el inmenso océano de pensar lo no-pensado. De sentir lo que no me han enseñado a sentir. Se me olvida respirar. Mi aprendizaje más básico. Se me escapan los conocimientos clave tratando de aprehender otros nuevos. Este es el fallo. El error mortal que me ha llevado al sitio donde estoy ahora: delante de mí misma con rostro de papel en blanco.

De la cabeza, de las manos, de los pies. Me estiran para agrandarme de todas partes. Y no lo entienden. No cabrá ya más en mí como un pájaro en el borde.

Se me olvida sobrevivir. Decirle al corazón que lata. Se me olvida que el trueno de las entrañas me está diciendo hambre. Mis párpados pesados. Mis párpados sin nombre.

De la cabeza, de las manos, de los pies. Pero quién tendrá mi pensamiento irrevocable. Quién mi ayuda infatigable. Quién mi compañía perruna en cualquier parte.

¿Quién será Yo una vez que Yo se pulverice y estalle?

Cómo abrir el corazón evitando que se cuelen los fantasmas. Espectros invisibles, habitan todas las esquinas, acechan todas nuestras vidas. Cómo abrir la puerta y cerrarla a tiempo, dejarlos fuera.

Y mientras tanto qué sucede con el Yo, atravesado por las otras, dinamitado hasta la muerte. Dónde encontrarse en una casa repleta de otredades.


Se me olvida lo central. Se me olvida lo crucial, lo más perdido. Se me olvida que sin mí mi vida no tiene sentido.

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