miércoles, 5 de noviembre de 2014

La lucha a muerte



¿Quién soy yo?

Un vértigo colapsó el flujo
en un torrente sanguíneo sin remedio.
Quién las promesas
Quién las palabras.
El tiempo se apagó y ya es tarde para comprender nada.

Te mueves entre los matices
de todos tus “yo” posibles
tocas todos sin llegar a ninguno
y solo queda una nada, nada
eterna Nada Mayúscula.

¿Quién soy yo?
Y los ojos miran para otro lado
desorbitados
insatisfechos de mirarse.

No lo puedo soportar.
Me hierven las venas cadavéricas.
Quiero levantarme, quiero moverme
pero habita en mí mi propia muerte.

No hay palabras.
Ya hace mucho que no me calman
Ya hace mucho que no me aman.
Me doy asco.
Tanto asco que podría resucitar a Pizarnik
y devorarnos la una a la otra
con versos putrefactos que saliesen del abismo
de un vórtice colmado de locura
condenado de delirio
¡que explote!

Ya explota.

¡Quién decidirá terminar consigo misma antes!

Una lucha a muerte de desgracias inconexas
Una palabra que me salve

¡por favor!

Solo pido una palabra que me mate.

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