miércoles, 5 de noviembre de 2014



Una sombra espesa masticando mis entrañas:
este es el hogar que construimos.

Una araña carcomida en el rincón de su tela:
esto es lo que nos resta.

Y pudiendo desatarnos nuestra sangre
y escapar como promesas
al ritmo lento de la mañana helada…
nos quedamos.

Empiezo a sospechar
que sufrir nos alimenta.

Agarro mis venas con los pies
y estiro fuerte, valiente
Miedo.
El nudo no se suelta.

Abandonar mi corazón
como un obsequio destrozado
y huir de este escenario podrido.

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