Estoy en el límite,
en ese abismo incalculable.
Puedo medir los daños:
cada entraña de mi cuerpo desgajada
mi rostro desfigurado
en un tú y tú contra el suelo
ya nadie más podrá envejecerlo.
Estoy en el límite
es el lugar de los humedales
hay fango que bombea mi latido
y en mis venas corren cucarachas muertas.
Arranco la maleza con los dientes
me sirve de alimento
y diviso un camino allá a lo lejos
solitario y baldío
solo sopla mi nombre
Lejos, muy lejos
de lo que llamé hogar
nunca sabré si antes de tiempo.
Se hunden los cimientos
muro de carga de paja
No hay regreso.
Era yo,
ya sin ninguna duda,
era yo la que no estaba destinada a sobrevivir.
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