Amar la vida como un reto.
Amar las palabras que activan volcanes
y las que se lleva el viento.
Amar la vida y su injusticia,
la lucha incansable por construirla.
Amar la vida,
ayudarla a que florezca,
curarle las heridas
y abrazar incluso sus engaños y mentiras.
Amar la vida como una promesa
que se deshace a la mitad de ser cumplida.
Amar su sonrisa, sus encuentros
y sus despedidas.
Amar la vida como se aman entre ellas las mujeres.
Amarla con calma, con pasión, con urgencia,
y cuando se agota,
construirle de nuevo la esperanza extinta.
Amar la vida como el reto
de amar la poesía.
Amar la vida
y la destreza
de seguir con vida.
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