No puedo contar el tiempo.
Puedo contar los segundos que a mi mente le cuesta reaccionar cuando el despertador suena, o la fracción de segundo que tardo en darme cuenta de que el otro lado de la cama está frio, está vacío. Y entonces recuerdo el dónde y el por qué.
Puedo contar los minutos que tardo en disfrutar de una ducha caliente, en elegir la ropa adecuada para el día que empieza y en hervir agua. Los segundos que tardo en tomar el té. Puedo mirar atenta el reloj en cualquier momento de mi camino al trabajo. Y calcular el tiempo que me queda para salir de él.
Puedo contar las horas del día que invierto pensando en esto. La palma de mi mano que roza un dolor agudo e intenso desde dentro. Horas calibrando mi vida, situada en una balanza que no termina de decantar su peso exacto, ni mucho menos su valor equivalente. Horas añorando momentos y recuerdos bonitos. Horas reviviendo momentos duros, de hierro y fuego. Puedo contar todas las horas del día que acaricio asumiendo que algo me oprime el pecho, una piedra invisible que no se puede deshacer. Que no se puede disolver, mas que con tiempo.
Puedo contar los días que pasan con la mirada perdida en un círculo amorfo que no tiene un camino.
Puedo tachar las semanas que se consumen, que me consumen, sin saber quién es yo ni hasta cuando, cuándo dejará de ser espuma y será roca, cuándo dejará de ser alimaña para ser ave, montaña o cráter.
Si pudiese arrancaría del calendario esta página y haría que nada hubiese ocurrido. Porque puedo contar los segundos, los minutos, las horas y hasta los días.
Pero no puedo. Por más que lo intento. No puedo. No puedo contar el tiempo. No puedo contar el transcurso del tiempo y que las palabras lo deshagan. No puedo contar el tiempo perdido y que haya alguien para oírlo. No puedo contar las heridas y esperar que sin dolor se vuelvan cicatrices. No puedo contar la rabia que acumulo y que me sangra por las cejas.
No puedo contar el tiempo
No puedo cantar el transcurso del tiempo
No puedo decir simplemente este tiempo se ha ido
Porque ese tiempo soy yo misma y a ambos nos ha cogido el miedo, la pena y el frío.
No puedo contar el tiempo detenido.
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