viernes, 5 de junio de 2015



Para las que me salvan, al otro lado de mi espejo.

Extraigo la voz que late al otro lado,
como una fuente inagotable de energía.

Crece
el olor de ti que conservo en mis manos
tu sonrisa
y tu vida
para mí,
desconocida.

Recojo lentamente tus cuidados
para extenderlos por mis heridas más viejas.

Están calientes
no cicatrizan.

Si pudiese verte escarbando en mi maleza
con tus ojos cerrados
tu corazón extranjero.

Solo imaginar tu esfuerzo me conmueve
habitante de mis sueños.

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