La alfombra de hojas
que envuelve nuestros pies
no entiende del tiempo.
El vacío del ramaje
se ciñe en silencio.
Tejiendo
va poco a poco el tapiz
de una historia siempre muerta.
El otoño, como ha venido,
se volverá a ir
con su viento indoloro
y nuestro rostro desmentido.
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