Siempre queda todo para el
luego. Los demás, para el luego. Pero el luego nunca es. Pero hoy el luego
nunca ha sido. Unos ojos tristes, no de estado sino de Ser. La tristeza como
constitutivo de algo, no como momento inevitable, ésa ES la cosa más triste.
Unos ojos tristes de repente blancos y cerrados, y a los pies. Tumbados a los
pies de quienes ya estaba a sus pies. En el suelo se puede seguir cayendo. Un
rostro tan pálido como este folio, como la mano inocente que no existe. Un
cuerpo inmóvil. Alguien que pasa por encima: obstruye la entrada. Una silla de
ruedas que no puede agacharse más: estira los brazos. Alguien que se inclina.
Agua, pide, ¡agua!, exclama. La que hace un momento dudó entre mirar a otro
lado o cruzar la calle. ¡¡Agua!!, implora al vacío, a la nada, al silencio, a
nadie. Y mira fuera. Y todos miran
fuera. Sin comprender lo que sucede.
Está en todos. Dentro. En todos.
¡No pidáis agua!: ¡Pedid comida! ¡Que tiene hambre!; ¡Pedid un trabajo!: ¡Que quiere un nombre!; ¡Pedid una casa!: ¡Que quiere un espacio!; ¡Pedid dinero! ¡Que quiere importarles!
Las vidas se van muriendo a nuestros pies.
No pidáis agua, ¡QUE QUIERE SER ALGUIEN!