Estiras todo lo que puedes los pelos que tienes en la cabeza.
Podrías quedarte así,
calva,
así,
sin dientes.
Se te escapa la fuerza por la boca
y las palabras por las manos.
Sabes que te odio.
Desde que eres la sombra de mi sombra,
es decir,
desde siempre.
Sabes que no puedo soportar tu mirada,
tu noche entera del compadecerte amargo.
Vuelve por instantes a tu flor la primavera
y luego se marchita tan rápido,
tan jodidamente rápido,
que mejor si caes ya, en este instante, muerta.
Tu razón se ha descoronado
no hay trono ni hay corona
se te ha corrido el rimel de los labios
como te corrías ayer, en la noche, sola.
Y me das tanto asco,
y me das tanta pena
que quisiera envolverte con mantas para no verte
hasta que te ahogases
en tu propia miseria
en tu misma mierda.
¿Dónde los planes que trazabas al principio del camino?
No vas a poder llegar al final del recorrido:
con esa cara nunca,
con esas manos que no saben hacer nada,
con esa posición horizontal
¡levántate!
¡levántate inmensa roca inerte!
¿No ves que te estás gangrenando?
¿No ves que te estás inmolando?
Pero a ti te ha dado todo siempre igual
con tal de no tener que abrir los ojos
mientras todo sigue
con tal de no tener que ver la luz.
Odio tu vida nocturna
y las vueltas que das en tu cabeza
sin que lleguen a nada
hasta hacerte llorar a ti misma
ya no se puede decir que nadie llora sin motivo
hay tantas cosas que no se pueden
TÚ no se puede.
Despliega esos brazos amoratados.
Tienes la lengua tan seca que no dirá nada si no es para expulsar veneno.
Pero mira todos los fragmentos que hay en el suelo
desorden de una vida que no has llevado nunca a cabo
Cámbialo.
-Pero tú te morirías.
Eres una perra con nariz de payaso.
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