lunes, 13 de mayo de 2013

Hervir como forma de creación constante

Destruir ese Yo marchitado
agotado por el peso de una vida
que se le va cayendo encima.

Inferir todo lo bueno
de mi montaña negra de premisas

creer en mi lucha:
creer en mi.

Elevarme hasta el mal de altura.

Subirme hasta el altar de genio
la atalaya de existencia excepcional
y la cueva de poeta.

Construir mi figura de pensadora implacable.

Encender en mí una llama
mantenerla viva cada día
contemplar cómo se arde.

Tocar el cielo con los dedos
rozando en ti las sábanas

hacerme comprender
que somos dueñas de esa cama

que nadie más puede caber

que nadie entra en nuestra casa

y que la gente nos quiere para bien.

Espantar cada miedo
con tus ojos verdes

cerrar cada herida
con la tierra firme

no abandonarme nunca
jamás

jamás

dejarte sola

construir nuestro equipo
nuestras ansias de vivir
nuestra gran victoria.

Cogernos la mano
sabernos invencibles

mientras todo cambia.

Mojarme el corazón,
secarme las lágrimas

construir cada pedazo
del nudo que he tenido en la garganta.

Conocer tus errores,
saber que soy débil

erigirte como montaña
entre mi mar de males

infundir el valor

saber que vuelvo a buscarte:

eso es hervirte

ahora... ¡arde!

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