Destruir ese Yo marchitado
agotado por el peso de una vida
que se le va cayendo encima.
Inferir todo lo bueno
de mi montaña negra de premisas
creer en mi lucha:
creer en mi.
Elevarme hasta el mal de altura.
Subirme hasta el altar de genio
la atalaya de existencia excepcional
y la cueva de poeta.
Construir mi figura de pensadora implacable.
Encender en mí una llama
mantenerla viva cada día
contemplar cómo se arde.
Tocar el cielo con los dedos
rozando en ti las sábanas
hacerme comprender
que somos dueñas de esa cama
que nadie más puede caber
que nadie entra en nuestra casa
y que la gente nos quiere para bien.
Espantar cada miedo
con tus ojos verdes
cerrar cada herida
con la tierra firme
no abandonarme nunca
jamás
jamás
dejarte sola
construir nuestro equipo
nuestras ansias de vivir
nuestra gran victoria.
Cogernos la mano
sabernos invencibles
mientras todo cambia.
Mojarme el corazón,
secarme las lágrimas
construir cada pedazo
del nudo que he tenido en la garganta.
Conocer tus errores,
saber que soy débil
erigirte como montaña
entre mi mar de males
infundir el valor
saber que vuelvo a buscarte:
eso es hervirte
ahora... ¡arde!
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