sábado, 11 de mayo de 2013

La tormenta

Todavía no se disuelve este cielo cubierto de nubes. Se abren estelas a los lados, como de humo o de plomo, y danzan alrededor del camino hacia la patria redentora. Todavía no se va desvaneciendo esta tormenta de esperpento, y el agua cae por todas partes y en todas partes se rompe. En mil pedazos. En diez mil clavos.

El silencio que dejo no me hace invisible
La ausencia que arrastro
la nada que voy dejando a mi paso
no me hace existirme
no me hace vestirme

la desnudez de mis ojos es pálida como el mosquito
pero tú estás lejos, amor, y el cielo se va cubriendo de arañazos
si escribieses lo que pienso te darías miedo frente al espejo

voy potenciando mi no llegar a ser
voy alimentándome con carne maltratada y torturada
solo como penitencia
solo como arma de autodestrucción
yo tengo la vida en la punta de la boca
y la machaco con los dientes

yo tengo entre las manos todo lo que no se puede

se me desliza entre los dedos
como arena de esta playa
que un barco en el cielo atraviesa
y hace estallar la tormenta
sin por ello disolver la nube
que sube y baja
que baja y sube.

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