sábado, 7 de diciembre de 2013

Yo soy todos los nombres de la historia

Me desdibujo sin remedio.

Sabéis que habéis cantado la última alabanza.
La loca me persigue, y ya está aquí.
Miradle los ojos.
Saboreadle las pestañas.

Teme encontrarse con su sombra
en este errar descarrilado por su vientre

Yo era algo infinitamente pequeño,
indescriptiblemente real
leal,
lo más sincero…

pero se ha deshecho el lado puro de las cosas
y solo queda la baba viscosa que se retuerce
se desliza entre mis arrabales y las cunetas
y los cementerios llenos llenos de todas las muertes
como la mía. Como esta dulce muerte mía

Que venga
que venga ya la noche
y que me ahorque

Me desdibujo sin remedio.

Sabéis que soy blanca,
poeta derrumbada en madrugada.
Traedme los sentimientos más sucios:
yo los convertiré en mi espectáculo,
yo los transformaré en mi habitáculo,
un lugar donde morar sin sombra.

Traedme los lugares más despreciables:
yo los haré mi piel.

No seré más que una masa amorfa,
un abismo que todas las tristezas se traga,
que todos los dramas recoge
y los guarda para sí,
y los hace suyos.

Yo me levantaré de mis cadáveres
y estrecharé entre mis brazos los fracasos
los colgaré de la pared junto a mi cuerpo.
Recorrerán las cucarachas mi sabor eterno.

Mi olor putrefacto inundará el mundo.

No quiero volver a ver la luz
me ciega la luz de la oscuridad inmediata

Volveré entre mis espinas a bañarme
y sangraré este liquido azulado por las venas

Correrá en las mañanas el tiempo a borbotones
y la loca
no podrá marcharse de sus dientes.

Miradla colmada de lirios inconclusos
de nubes arrancadas
de versos impolutos

¡Miradla!
Si tenéis valor…
¡Miradla!

Será la última vez
que se asome a la vida

sin suplicarle venganza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario