Tengo la condena de vivir
describiendo mis abismos.
No he llegado más lejos que las palabras.
Mi límite es todo lo que me rodea,
mi cárcel es mi cuerpo.
Estoy condenada a vivir
escribiendo a los infiernos.
Busco luces a lo lejos que me hablan.
Busco luces.
No alumbran las llamas.
Me queman la piel.
Tengo el sinsentido entre los dientes,
la incoherencia entre las piernas.
Me folla en silencio,
cuando nadie le ve.
Tengo la condena de vivir
adorando a mis abismos.
Mi mente es un espejo lleno de polvo
mi memoria es noche cerrada
si se me escapan los recuerdos por la boca
como espuma
si me devoro y no me importa nada.
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