El amanecer se ha resuelto para mí.
Abro los ojos a una mañana tibia y mal formada.
La luz está agotada,
las hojas se desprenden de las ramas
cambian en una danza perfecta
se pelean
una de ellas se pega en mi ventana.
El otoño ha entrado en noviembre pidiéndome disculpas:
siempre tarde.
El Viento me ha abandonado,
pero tiene que venir,
tiene que venir el Viento...
tiene que venir.
La ciudad se desdibuja entre perfiles somnolientos
Acaso mi rostro es tan débil
que podría confundirse con esta mota de polvo.
Entonces querría
bajar
bajar
bajar
bajar en descontento imperfecto sin maletas con lo puesto
y escuchar esta bandada de aguijones que me persiguen por las noches
arrancar con mis propias manos las rosas de los campos devastados
quitarme las espinas de los dedos con los dientes
dejar que el agua brote
dejar que la sangre corra y lo tiña todo hasta que tú te corras.
Tranquila.
Se ha sofocado la mañana a trompicones
era plácida y alegre y ahora solo es un avispero que maúlla en la caverna.
Este sabor amargo se mete entre los poros de mi piel
¡quítame la locura o vísteme con ella!
pero no me llames por las palabras que sabes que jamas vendrán a buscarme
yo era una niña o un niño o las dos cosas
pero ahora solo soy un ente mal formado que vomita versos y teme desangrarse
cualquier día volverá el alba a estas comisuras incendiadas
y verás
cuando la luz me oculte por completo
cuando las alimañas que me crecen dejen de escoltarme
que ya no soy apenas un rostro ni un monstruo anclado al vuelo
tan solo una mota de polvo correteando por el suelo
tan solo cualquiera de estas hojas
que luchan por sostenerse en el aire
que se creen capaces de volar
todas ellas insignificantes
y que al final
a base de estrellarse se dan cuenta
de que no son dioses
de que no vuelan más.
martes, 29 de octubre de 2013
La destrucción esencial
Esencia: aquello que hace que una cosa sea lo que es
¡Me he volado!
El reflejo sigue aquí, pero no intacto
He cambiado mi nombre demasiadas veces
y ahora mis ojos me devoran
como si ya nunca hubiese nada mas
como si lo original hubiese desaparecido.
Mi mano se hunde en esta nube esponjosa
Quién me dará la respuesta jamás usada
No quiero correr pero mi corazón está en llamas.
Ahora apagaré la luz en un intento de recuperar mi memoria
Ah, el rio corriendo hacia arriba
Desafiando la muerte, las montañas, la gravedad
Ah, el Moncayo deslizado hacia abajo
quiere moverse
conducir por las carreteras que se le enredan en la falda
Ahora silencio.
Si yo solo soy una palabra
Si yo solo soy dos silabas sopladas
Una tilde mal puesta
Una idea y mil vueltas
Temo no encontrarme nunca al final del camino
Si puedo auxiliarme en ti
no sabré de que ti hablo
cuál de todos tus hombros
cuál d todos tus rostros.
Ah, el rio corriendo hacia arriba
y estas manos cada vez más grandes
y más torpes
Y a los versos cada vez menos
Cuando intento esperar a esperar
hay una caída entre mi adentro
y todo se consume en oleadas
y tempranas motas de polvo arañadas
Arrancadas
estaban las pieles en las que yo habito
Y se van multipliando por minutos
Y no hay peligro de que yo me olvide
Jamás me encontraré entre mis escombros
Jamás sabré nunca si esta mirada
Estaba enamorada, hueca o rota
Si yo estaba loca
O era habitual mirada de poeta.
¡me he volado!
Jamás comprenderás qué este grito
Por primera vez
No era de socorro:
Era de terror
Era de horror pasmoso
Era de infierno sobrecogido
De invierno repentino
De pregunta mal sonada
De respuesta jamás hallada
Era de templanza y nerviosismo
Era de lealtad y de un abismo
Era un temor legítimo a no encontrarme jamas en mi sitio
Era un miedo indestructible al comprender
Que nunca nadie se queda fijo
Que aquello que hace que una cosa sea lo que es
No existe
Que solo somos cuando dejamos de ser en el cambio invisible.
sábado, 19 de octubre de 2013
Para Izarbe
Y a tus tres años, ¿cómo voy a pedirte yo nada, solo que
juegues, que experimentes, que investigues, que aprendas? Sobre todo, que
juegues, pero con esto, con esto que no te da nadie más que tu: con tu imaginación,
con tus viajes al espacio en busca de pinturas para dibujar más caracoles y
duendes.
Y a tus tres años, ¿cómo voy a desvelarte yo alguna verdad? Si
ya las irás descubriendo con el tiempo… con el tiempo y ese olfato avispado que
ya te intuía desde que tenías un año.
Y a tus tres años, ¿cómo te voy a impedir esa sonrisa con la
que te abres al mundo todos los días, con la que amaneces llena de energía,
dispuesta a agotar a todos los que estamos a tu alrededor, sabiendo que aún
tendrás fuerzas para seguir gastando el día?
Y a tus tres años… y tu mirada de tres años… me da tanto
miedo esa mirada. Cuando la diriges hacia mi. Llena de ilusión. De sentir que
estás ante alguien importante. Y yo, cuando me miras de esa manera, de verdad
que me siento mucho mas pequeñita que tú. Y deseo que seas tú la que me cuide y
me salve, devolviéndome a tus juegos infantiles.
Y a tus tres años… esa mirada de admiración que me diriges…
que me da pánico… que me da terror… no quisiera ser yo quien te hiciese
despertar de tu inocencia. Quien te falle algún día.
Ni a tus tres años, ni a ningún año, no quisiera jamás
decepcionarte.
Y a la vez estar ahí cuando tu inocencia se desvanezca, y se
esfume en mi también la que me contagias y alimentas.
Y estar siempre ahí para ti.
Mi pequeña niña entusiasmada con el girar de su planeta.
Mi pequeña niña entusiasmada con el girar de su planeta.
miércoles, 16 de octubre de 2013
De todo de ti
Llamas encienden la noche
Me llamas y sé quién eres
Es el corazón amontonado
Eres tú
Llena de todo lo bueno del mundo
Con la sonrisa más duradera que existe
Firme como la roca de tus ojos al morderme
Te deslizas por mi vida
Como una obra de arte inteligente, perfecta
Jamás terminada
Siempre cambiante
Siempre ilusionada
Con todas las horas, con todo, que pasa
Llamas encienden un lago indisoluble
Un sentimiento indescriptible
Lo intento
Lo intento
Lo intento
Lo intento
Eres la mejor de todas mis versiones
Soy la mejor de todas tus palabras
Tú eres el olor de hogar, de tierra, de casa
Vuélvete al agua
Desnúdame en tu vientre
Sabes que soy sabedora de ti
Que cuento tus pecas mientras duermes
Que no puedo volver a fingir
Eres tú quien anhela mis despertares
Llamas encienden la noche
Te extraño y estás cerca
Nunc a es suficiente, cerca
Quiero abrazarte hasta fundirme en ti
Como si piel con piel se tejiesen para siempre
Pero jamás seremos mitades
Somos dos
Tu, y yo
Tu, y yo
Tu y yo y los dos leones
Acurrucadas entre los recuerdos imborrables
Crees que has hecho mucho
Pero sabes que nunca es bastante
Quiero que sepas
Quiero que siempre, siempre
Entre tu sonrisa de ojos guardes
Esta irrefutable certeza:
En mi vida he estado tan orgullosa de tener a alguien en mi
vida.
Estoy orgullosa de ti.
De todo de ti.
De tu olor y tu risa
De tu alegría infinita.
martes, 15 de octubre de 2013
Autoinculpación
Lo confieso. Soy una asesina. Todos los días, muchas veces,
en muchas ocasiones a lo largo de 24 horas. A horas puntuales y entre horas.
Siempre vigilada. Siempre obligada. Lo confieso. Soy una asesina porque
contribuyo a una masacre. Soy responsable de muchas, muchas, muchas muertes. Es un gesto sencillo. Un
gesto tan cotidiano que nadie detectaría jamás como violencia. Es un gesto
inaudible para el resto del mundo. Pero para mí configura un estruendo que
empieza a resultarme insoportable: el deslizarse de mis dientes, el abrir y el
cerrar de mi mandíbula, el ritmo lento y pausado, o ansioso y molesto, cansado,
de mi lengua abatida por el tiempo y la verdad de la condena. Mi cuerpo entero
la soporta. Soy cómplice de la tortura.
Esta es una autoinculpación, y deseo que se haga conmigo lo
que se considere merecido.
¿Qué se hará?
¿Qué harán de mí?
Nada.
El asesinato es repetido, deseado y codiciado por toda la
sociedad. Este holocausto del que me atribuyo como cómplice absoluta desde que
tengo menos de dos años. Todos somos cómplices de la tortura, la sangre y la
muerte. Todos del maltrato, las experimentaciones. Todos de los abandonos, de
la compra-venta, de los abusos, de las violaciones.
¿Qué se hará?
¿Qué harán de mí?
Nada.
Pero,
¡Qué haré yo conmigo!
La abolición de la esclavitud no ha sucedido del todo
todavía. Sigue habiendo esclavos en nuestros campos, en nuestras fronteras.
Sigue habiendo vidas que se tratan como objetos. Sigue habiendo vidas que se
tratan como medios de fines. Sigue habiendo sufrimiento a costa de perpetuar
capricho y privilegio.
Lo confieso.
Soy cómplice de la masacre, la matanza, la muerte, la
sangre.
Lo confieso.
Me autoinculpo.
Aún soy responsable de la muerte de los animales.
miércoles, 2 de octubre de 2013
Noche y poema
Escucho.
Es el silencio irrefutable.
Espera.
Cierra los ojos
ya empieza a crujir la saliva debajo de mi lengua.
Te frotarás los ojos con los dedos
en un intento de borrar tu memoria
pero solo podrás
llorar
a lágrima viva
llorar como una fuente natural acompañada
del rumor charlatán de un riachuelo espontáneo.
Escucho.
Es la ausencia incontestable.
Un fuego te hiela los dientes
lo sabes, tú, la ausente
entre todos mis yos este es el peor de todos
el que guarda la rabia y la asfixia
el que huele a celda
la poeta entorna los ojos y los vuelve hacia dentro
¡y si empiezo por mirarme es para ahogarme!
entre el mundo lo eterno y yo
hay un campo intrazable de aguijones
un sendero dibujado en lo invisible
la mano sonámbula me llama
el fulgor indestructible
valiente comienzo el amor por mi sombra.
Escucho.
Es el latido imposible.
Es mi corazón que ya no existe.
Es el silencio irrefutable.
Espera.
Cierra los ojos
ya empieza a crujir la saliva debajo de mi lengua.
Te frotarás los ojos con los dedos
en un intento de borrar tu memoria
pero solo podrás
llorar
a lágrima viva
llorar como una fuente natural acompañada
del rumor charlatán de un riachuelo espontáneo.
Escucho.
Es la ausencia incontestable.
Un fuego te hiela los dientes
lo sabes, tú, la ausente
entre todos mis yos este es el peor de todos
el que guarda la rabia y la asfixia
el que huele a celda
la poeta entorna los ojos y los vuelve hacia dentro
¡y si empiezo por mirarme es para ahogarme!
entre el mundo lo eterno y yo
hay un campo intrazable de aguijones
un sendero dibujado en lo invisible
la mano sonámbula me llama
el fulgor indestructible
valiente comienzo el amor por mi sombra.
Escucho.
Es el latido imposible.
Es mi corazón que ya no existe.
Inmolación en do menor
Me he destrozado los dedos
Ya nunca jamás podre bailar
Ha sido un golpe limpio y perfecto
Siguen las manchas en la pared
De toda la sangre del mundo.
Mi rabia se reconcentra amontonada
Quiere salirse de las entrañas
De las vísceras gelatinosas
Para llenar el vacío de las almas huecas
Las que solo se preocupan de su ombligo
Las que se guían por lo que ya está dicho.
Me he destrozado los dedos
La cabeza, la nariz, los dientes
Ya nadie me reconocerá
Cuando me encuentren
En esta habitación habitada por desastres
En esta habitación albergada por este ente
Este monstruo que ya no es persona
Sino una metamorfosis límpida y kafkiana
Querrán tal vez atraparme
Utilizarme como si fuese un trasto viejo
Que se puede exhibir
Con el que sacar dinero
Pero no sabrán que este objeto usado y maloliente
Este andrajo andante, este liquen pensante
Todavía podrá hablarles con los ojos
Y les hablara y les gritara con la mirada
Hasta que los ojos se salgan de sus cuencas
Hasta que las pupilas estallen
Hasta que el iris relampaguee rabia y furia
En un escenario construido en la amargura
Para este bufón del mundo
Diseñado para emitir las ideas más locas
Que nadie escucha si no es con burla
Y querrán
En un intento desesperado de alabarme
Construirme un altar como a sus dioses
Y no sabrán que todavía tengo dientes
Y todavía muerdo
Y mis fuerzas se regeneran en esta oscuridad
En la que me han abandonado por días enteros
Este encierro indestructible me asimila
Me convierte en él
Me subsume y me enajena
Mirad mis dedos
Ya tienen forma de pie
Ya no podre bailar jamás
Tal vez nunca te vea
En esta soledad encarcelada
En esta madriguera estallada
En esta trinchera abandonada
En esta ausencia buscada
Mirad mis dedos
Ya no existen si no es bajo un cuchillo
Que trata de arrancarse a tiras las penas
Me rodea el cuello
Me corta la vida
Y no queda nada y mis ojos son ciegos.
La doble moral
El mundo se ha vuelto cuchillo
Afilada hoja incandescente
Dispuesta a quemar
A cortar
A levantarme la piel lentamente
A mordisquear lo único vivo
Todo lo palpable
Succiona mi sangre atornillada
Mi garganta está seca
Te pido que la rompas
Te pido que resquebrajes las mitades que me quedan
¡Mírame a los ojos!
No sé qué verás
Me pareció ver vida
Apenas brillo
Pero hace mucho, demasiado
Y ahora me pesan los parpados
Tanto
Que cualquier día me sumiré
En esta ceguera en la que las vidas participan
Ya sin ánimo de lucro
Ya sin intención de despertar
La noche me mira
Cruje entre mis dientes
Las hojas caen
Los dedos la aniquilan
Un dolor
Un dolor indescriptible
Que cae
Cae
Cae
Cae
Y llega y toca y sigue cayendo
Creerás que lo has hecho todo
Y no te has movido del sitio
Y nada ha hecho sino empezar
La noche oscila entre yo y mi garganta
Mis venas están a punto de estallar
Será una explosión memorable
Mi desintegración definitiva
Será un atentado planeado al descubierto
Para que nadie pueda buscarme
Para que el mundo y yo
Nos fundamos y nadie pueda
Despojarme jamás de la mierda más absoluta
Mírame
Pero no como si fueses tu
Mírame contra mis ojos
Contémplame al trasluz
Sé que tienes miedo
Sabes que te horrorizo
Que no has sido capaz jamás de escuchar
Ni una de estas palabras que salen de mis dedos
Salen furiosas y agitadas
Salen calientes, mojadas, ardiendo
Salen brotando cantando gritando estallando
En un compas absoluto y armónico
Que acabara por destrozar los tímpanos
Sé que siempre has tenido miedo
A esta lluvia interminable
A este disparo a discreción de fuego y versos
Que nunca has entendido
Ni te has esforzado
Que siempre has detestado y temido
Pero óyeme
Jueza de la paz mundial nocturna
Escúchame bien
Verdad Absoluta
Yo vomito las palabras por los dientes
Yo acumulo toda la rabia que existe
Y la expulso por mi boca y por mi cuerpo
Como me viene en gana
Y me llevo por delante los principios
El puritanismo
Y la moral cristiana
Lo políticamente correcto
Y la violencia velada
Como agua enfurecida en la cascada.
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