Escucho.
Es el silencio irrefutable.
Espera.
Cierra los ojos
ya empieza a crujir la saliva debajo de mi lengua.
Te frotarás los ojos con los dedos
en un intento de borrar tu memoria
pero solo podrás
llorar
a lágrima viva
llorar como una fuente natural acompañada
del rumor charlatán de un riachuelo espontáneo.
Escucho.
Es la ausencia incontestable.
Un fuego te hiela los dientes
lo sabes, tú, la ausente
entre todos mis yos este es el peor de todos
el que guarda la rabia y la asfixia
el que huele a celda
la poeta entorna los ojos y los vuelve hacia dentro
¡y si empiezo por mirarme es para ahogarme!
entre el mundo lo eterno y yo
hay un campo intrazable de aguijones
un sendero dibujado en lo invisible
la mano sonámbula me llama
el fulgor indestructible
valiente comienzo el amor por mi sombra.
Escucho.
Es el latido imposible.
Es mi corazón que ya no existe.
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