Como no podía negar esperar
Dejé mi caída sobre mi adentro
El poema voló como la hiedra de un muro
Y quedamos asustadas en el mundo
Como no podíamos
dejar de esperar
Decidimos avanzar a bocanadas
Tuvimos hambre y miedo de encontrarlas
Y nos detuvimos en el fango congeladas
Como no podíamos cesar de negar
Agarramos el fuego por las llamas
Nos quemamos tantas veces que lloramos
Y servimos de alimento a los gusanos
Ahora estamos quietas y yo
Siento mi Ser vulnerable
Desprotegido del frío y de la rabia
De aquella mirada indescifrable
Ahora estamos quietas y tú
Danzando desnuda en el ocaso
Te acercas a la hoguera del amor de tus entrañas
Y recitas silencios explorados por los muertos
Ahora estamos quietas tú y yo
Esperando el momento
El momento no llega
Queremos con el corazón
Queremos con los dientes y la boca
Queremos con las manos y la lengua
Con nuestros cuerpos nuestros pechos
Nuestras
Y no tenemos palabras y no las queremos
Y no sabemos decir lo que existe
y lo miramos
Como a otro extraño que no habla nuestro idioma
con el que anhelamos comunicarnos
¡Habla!
Solo rastros.
Solo ojos sin párpados.
Invocamos las paredes que llenamos
Con diálogos imaginarios
Nuestra cama está repleta de vuestra piel ausente
Nuestra piel está marcada por vuestros pájaros doblados
Nuestras alas están cortadas por huidas
Nuestros dedos agarrados por sus pies
Nuestras piernas inmóviles de miedo
Nuestras entrañas palpitándonos la sien.
Cómo nombrar el silencio
Cómo decir lo innombrable
Lo que no podríamos ver más que en su nombre.
Como no podíamos llegar
Escribí este poema de nadie
Pero de nuevo cae la noche
Se volará
Como no podíamos más…
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