Se ha instalado dentro de mí
una muerte lenta desde aquel veintiséis
vive conmigo
como viven mis ojos mis dientes y mi boca
me acompaña en el camino
como lo que ha estado siempre.
Se ha instalado dentro de mí
una muerte lenta que me muerde
una herida constantemente abierta
de manera imperceptible.
Contemplo tus arrugas
tú y yo en el sofá sentadas
no sabemos mucho de la otra
pero nos teje un lazo invisible:
nos une una ausencia.
Lo llamamos siempre sin nombrarlo.
Subyace en lo callado de las cosas
late en todas nuestras historias
y en la sangre.
Me tiene abrazada en esta foto
no puedo dejar de mirarlo
no sé qué es una foto
solo veo su gesto en su sonrisa inmortal.
Lo besas.
Una lágrima me recorre por dentro.
Miro fuera en la ventana
Moncayo, allá a lo lejos
ya está dormido.
Estoy hecha de pequeñas muertes
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