viernes, 28 de marzo de 2014

Efectos de lo innombrable

Tengo el corazón pulverizado.
Se veía el final
en el fondo
se mascaba la tragedia.

Tengo el corazón amontonado
amoratado por los golpes
fatigado de aguantar

No creo que haya nada más agotador
nada más demoledor en esta vida
que la imposibilidad
de ponerle nombres a las cosas,
palabras a los sentimientos

lo intento.

Lo imposible me ciega y me mata
se adueña de mí, me arrebata
me controla y salgo
a la calle como una loca

Con los ojos henchidos de locura
con las manos temblando
con las entrañas ardiendo

Y quiero morder todo
y quiero dejarme los dientes
y quiero sangrar hasta tener frio
y quiero dejar de esperar
 y quiero
dejar de querer lo querido

No hay nada más agotador

y lo imposible me llena el vacío
y lo impalpable me saca de mí

Y ahora ya no soy yo:
soy un estallido eterno en devenir
soy un fragmento mutilado por el tiempo

Seis es mucho tiempo.

Y ahora qué

cómo bajar y empezar cuando siempre estamos al principio
cómo enfrentar otros ojos
si los míos están podridos.
Cómo devolver la rabia a su agujero
Cómo calmar estos celos

De qué forma hacer retroceder a la bestia
El monstruo de dos caras que soy yo

Yo y mi yo y mi no yo y mi ser repugnante

Cómo enfrentar una cálida mirada
que al instante yo congelo
Cómo disfrutar de una compañía clara
si destrozo lo que toco y lo que siento

Cómo pedirle a alguien que se quede
Cómo rogarle a alguien que me libre
de esta soledad tan enormemente merecida
si arraso los lugares donde estallo
y dejo todo como un campo quemado

devastado


Tengo el corazón pulverizado.

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