lunes, 1 de abril de 2013

La lluvia amarilla

Como la única y última
habitante de la noche
me devora la oscuridad
apenas interrumpida
por esta lumbre de palabras

aluvión de buenos cuentos
y jugueteos estelares
cavidad de pueblos muertos
y vidas miserables.

Como la única y última
habitante de esta noche
me acerco a la ventana

con el frío de la nieve
todavía entre mis huesos
con el sonido del disparo
rasgando este desierto.

Mis entrañas carcomidas por el musgo.

Mis venas infectadas de veneno.

Y el polvo y la sombra y el río
y la locura y los fantasmas y el niño

y las promesas, y las cadenas, y la memoria

la soledad, sobre mí, como una losa...

y cada uno de todos nuestros olvidos

Retumba el silencio por las calles
de esta solitaria y dulce noche

me arriesgo a abrir los ojos
ahora ya ante los cristales:

una lluvia amarilla,
espesa y absorta,

en lo más profundo de mi Yo que es ciego

se desliza, y cae.

No hay comentarios:

Publicar un comentario