jueves, 26 de julio de 2012

Aproximaciones

El vacío me suena por dentro. Se me van cayendo las orejas cuando dejo de escuchar, cuando cesa de resonar, cuando no escucho tu nombre. He bajado al silencio no vacío de las palabras fantasma. Era una escalera blanca hecha por mis propios huesos. Como los animales me devoro entre mi propio yo, me consumo entre mi barro espeso hasta no poder distinguir el afuera del adentro. De mi barro más absoluto. El centro se ha des-centralizado. Me mira mi eterna ausente inclinada frenéticamente en palabras des-compuestas que no encuentran un detenerse. No hallaremos nunca el hasta donde.

 -Pero está en nunca

Me he querido sumergir en la noche de los cuerpos que vibran. Ahora todo dentro de mí compone un revuelto de palabras batidas con tenedor. Puedes comerlas con cuchara. Puedes beberme de un trago. Largo. Te quemo la garganta. Me descompongo, me resquebrajo y me esparzo por las palabras poéticas que me han abandonado hace tiempo.

 -Pero las he abandonado yo o nada es cierto.

 Alumbra la sombra de falta de luz. Alumbra la creación poética. Yo he parido estas líneas bajo la mirada de mi ausente.

 -Pero mi ausente no existe.

 Yo comparto día a día mi reflejo con el espejo roto de mi ser incognoscible.

 -Pero es el espejo de ti que no hay.

 Me agoto inmensamente. Me llueven los párpados. No va a bastar esta noche con el agua del rocío. No va a servir siempre este refugio de versos-prosa sin sentido.
 Te amo y no vienes.
 ¡Pero estoy arrodillada a las puertas de tu amor sincero!
¡Pero es que no ves que estoy aquí arrodillada
jadeando igual que un perro!
Ladrando incansable para que me lances un hueso.
 ¡Que tengo hambre!
¡Que quiero comerte!
Mi lengua se desliza entre los arrabales
entre las afueras de tu cuerpo hasta que te entra dentro.
 Te amo y tú gimes.

Ven y devuelve toda la masa carnosa que cogiste de mí de forma argentina, todas mis muestras, todo mi rocío, mi agua, la humedad de la que estoy hecha.
 ¡que estoy arrodillada a las puertas de tu amor!

Haz que no muera sin verte
haz que se apague de aquí este echarte de menos
de aquí,
¡de aquí!,
¡que me estoy estrujando el pecho!
haz que te hagas volver a mis brazos incendiados
me arranco los ojos
los tuyos son verdes
y marrones

tu corazón, morado
tu corazón, dorado

te amo y ya vienes.

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