Todavía muerden las horas.
Los días van dejando tras de sí la marca de lo inevitable.
Una llamada,
un aliento imperceptible que se escapa en la noche.
El insomnio arremete con fuerza
no importa,
no quiero dormir cuando
estoy al lado de mi Eterna.
Se escucha el silencio a lo lejos
y tu respiración sin agua.
Va entrando poco a poco el rumor de la mañana
y te ilumina tu cuerpo.
Estás entre mis brazos desnuda,
podría recorrer las calles de tu cintura:
las que empiezo a aprender de memoria,
en las que siempre me acabo perdiendo.
Has llegado a mi vida
como la respuesta inesperada
como la verdad más absoluta
como lo único imborrable.
Te miro mientras duermes
un abrazo de caras
Me he hundido lentamente en la ternura de tus ojos,
repaso las líneas en las que viene a morir su sonrisa,
Me he hundido imparable en el amor de tu rostro.
Soy tuya y me tienes
si me dejas me quedo
(a tu lado, en esta cama
en esta ciudad, en este momento)
y me quedo para siempre.
Te has construido como mi lugar seguro:
de ti no puedo desprenderme
de ti no hay camino hacia atrás
ya solo puedo quererte
más, más, más, MÁS.
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