martes, 3 de julio de 2012

Prosa poética

Yo me deterioro entre la dulce urgencia del olvido. Yo espero cortando el viento a que me resurjas de entre mis músculos para tensarlos. La isla perdida a la que nunca se vuelve. El amanecer humea entre los árboles visibles. Perder poco a poco trazo a trazo las ganas de remover cimientos. La vista se cansa de saltar de uno a otro lado, mis ojos se van desinflando desfigurando des-infectando de tu mirada inconclusa. Vienes a mí y te arrodillas mordisqueando mi piel a tiras. No pares entre mis manos pulsando tu pelo corto y largo tu cabello desigual oscuro.

Arrebato fragmentos de pan lacrado como si fuese mi último sustento: ún/ico salvamento en esta tierra rodeada de agua húmeda y viscosa que me sale de entre las piernas. Cabalgas a tientas por las tierras infectadas de mi cuerpo. La luz se ha apagado en esta falta de sol irradiando a los cuatro vientos. Mi eterna mi corazón llameante mi eterna mis ojos en las cunetas mi eterna, yo me desenfreno, yo me desfiguro, yo me desrazono, yo me desfiguro al son de tus labios recorriendo mi cuerpo minúsculo sin vida sin voz sin aliento sin espectro. No habrá fantasma para mi cuerpo.

Yo me desvalijo a mí misma mi cerebro. Vacío todo lo que queda dentro. Yo me re-encuentro comiéndome las orejas cuando te escucho a lo lejos. Te devoro con la lengua. Otra vez asalto la comida de tus manos ávidamente como si no hubiese mañana como si no hubiese perdones como si no hubiese más oportunidades para volver a verte entre la gente impermeable entre las rocas desnutridas entre las vidas desolladas entre las sangres negras rojizas amarillo-sucias entre las venas azuladas entre las muecas del espejo entre los rostros desaparecidos olvidados naufragos entre las riadas las mareas los oceanos batientes las mandibulas cerradas.

¡No! No hay más posibilidad de retorno. La dulce urgencia del olvido me va entrando y me segrega los huesos y deteriora mis arterias. Pero tú vienes a mi piel cadavérica y haces que me levante de mis cuencas. Ahora mis ojos te miran. Ahora mis ojos te ven. Mis ojos siempre te adoran, mi piel corre detrás de ti olvidándome por el camino. Mi corazón te agarra y te rodea con su ritmo que late. Te detienes en tu caminar errante. Te quedas a mi lado. Te quedas para siempre.

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