martes, 19 de junio de 2012

A mi eterna

Mi cama huele a ti.
A ti, como huele a tierra esta tierra
a lluvia este agua que cae sobre mí
desde el cielo
tengo un paraguas en las manos que no he abierto.

Mi cama huele a ti
como a ti huele mi vida
y estamos hablando constantemente de los labios:
es cuestión de piel.

No he acabado de llegar y ya estoy pensando en irme
en volver a la cama donde duermes
no hay respuesta porque duermes
dormiremos siempre juntas en otra vida:
es cuestión de fe.


De la fe ciega que en ti tengo
aunque quiten de mis ojos este velo
seguiría sin ver, 
seguiría sintiendo
que un salto hacia el abismo no haría una herida
que un corte en las entrañas no abriría mi espina
que un disparo por la espalda no me mataría.


Mi cama huele a ti.


En realidad no existe esa torre
las cuatro paredes circulares sin esquinas
te las pones tú, son lo que eres


puedes saltar de ti misma y abismarte
puedes disparar al tejado y a los muros
derrumbar la escalera de caracol
matar las mariposas


salir por la ventana renovada
reinventándote en el nuevo reino.


Duendes hay en todos los cuentos.

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