Tengo sangre en las pestañas,
ya no,
ya no sé llorar con lágrimas.
Tengo sangre en las entrañas
que me escuecen
y me arden.
Me queman los días,
su silencio,
las vidas,
su sinsentido,
el hastío,
el vacío
de este mundo
que es el mío.
Tengo sangre en las pestañas,
en los ojos gangrenadas
el aspecto fúnebre
y denso
tenso, incierto
rojo sangre.
Tengo sangre en la lengua
y no entiendo
ya
nada.
Porque todo cambia.
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