domingo, 18 de diciembre de 2011
Contemplación de un encuentro
Me han llevado mis pasos hasta esa puerta nunca abierta, pero ahora retroceden. Es fácil huir cuando te pesan los pies. Quiero irme pero quiero quedarme. Me alejo solo un poco. Me escondo tras un cristal. Me pierdo entre el lenguaje no dicho por mí, no escuchado por nadie. Me miran las paredes. Soy culpable y lo sabe todo el mundo y todo el mundo lo sabe. Pero ya he gastado mucho tiempo y ahora todo vale. Espero en mi escondite transparente y deslizo suavemente mi mirada por perfiles que avanzan y se pierden como un río. Yo podría haber sido agua. Los dientes me muerden el estómago y los atiendo y los entiendo, porque hace días que solo me mueven las entrañas y aquí y ahora mi poema está en lo cierto aunque no tenga destino. Se acercan tus pasos y tu pequeño trazo se hace sombra, y tu sombra figura, y tu figura forma, y tu forma detalles. Y apareces. Estás como siempre y como nunca has estado. Una sonrisa te recorre y el aviso se extingue en silencio.
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