y escucho el ruido del latido inmenso
el que te recorre y te hunde
hasta donde solo llego yo
hasta donde solas habitamos
se va curvando cada vez tu cuerpo
conforme el mío al tuyo avanza
no hay dolor, ni tiempo, ni nunca
solo hay vida,
¡tanta vida!
y amor
del que se mueve solo
del que crece todo.
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