He colmado a estos labios de locura.
Mis manos se aferran a ti
a tu pelo y a tu rostro y a ti
en la mañana efímera.
Me he colmado de la locura del amor
me he embadurnado el cuerpo con su aroma
me he tejido el rostro con sus hilos
y ahora mis labios se pegan a ti
frenéticamente
en un beso dulce y violento
que aprieta fuerte contra sí las bocas
que obliga a abrir los ojos por sentir
y a no decir, y a no decir.
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