Contemplar el viento dilatando tus pupilas
extendiendo el aliento, lento
de tu cuerpo hecho de fuego y agua
densidad húmeda que te recorre y que yo muerdo.
Vaciar tu lengua del olor de mi saliva
llegar hasta el último centímetro del hueco
y meter en los agujeros del alma corpórea lo que se puede.
Dibuja tu silueta en una ventana que no se abre
al trasluz de tus dedos dentro de todo lo que soy
no mires a la ausente como si siguiese perdida
solo anhelante de tus ojos que me tocan.
Prueba mirándome de espaldas
para decirme al oído todo sin palabras
con un leve gemido que nos empuje hacia delante
donde chocarnos suavemente en el infinito de ti,
antes
muerde el cuello que sostiene la verdad de tus curvas.
Y ahora posa tu cabeza sobre mis hombros
y déjame nadar por tus aguas
que lo inundan todo.
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