lunes, 26 de marzo de 2012

Una imagen y mil palabras

Nos hemos quedado solas. Ya estábamos solas pero ahora estamos solas de verdad. No ha cambiado nada. O ha cambiado todo. Es tu mirada la que siempre lo cambia todo. Atraviesa todo lo que se puede. Rodearte con los brazos en un círculo infinito que se va estrechando. La grandeza reside en recorrer tu cuerpo con los pies descalzos. Mis manos se van abriendo al ritmo pausado de tu aliento. Te quedas dormida siempre muy pronto. Y yo te bebo los párpados plegados que me roban mi sueño. Me inunda una sensación que. Mentira. Me inundan muchas sensaciones. Pero una en particular, ahora. Es como si mi ser desease con todas sus fuerzas detener el transcurso de la vida. Es algo, no se qué, no hay palabra, pero es algo que me recorre sacudiéndome por dentro, en cada parte de mí misma que atraviesa, como un deseo sobrehumano, como una petición, como una rabia. No una rabia de odio, ni una rabia de ira. Una rabia de amor que me sale de las entrañas. De aquí, del centro. El amor es algo del pecho y de la tripa.


 Ahora me concentro en escuchar tu respiración pausada, lenta y profunda como la palabra dibujada en el centro de un poema. No hay prisa, ni bruma. Ni negro ni llanto ni trueno. Solo tu vaivén de aire en espirales, que entra y sale, y entra y sale, y entra y sale. Como mis dedos en tu cuerpo, a veces. No me atrevo a perfilarte el rostro con los dedos, por no despertarte, y subo más el grado de mi mirada. Podría quemar el fuego que de mis ojos sale. Conforme avanzo por los pliegues de ti, por los rincones de tu cara clara que describe mi nombre, mi rabia de amor de las entrañas sube al pecho, y mi corazón empieza a correr para seguirte, y mi respiración se acelera para robarte el aire pausado que exhalas, y mi cabeza y mis ojos y mi boca, y mis manos y mi nariz y todo, resurgen de sí mismas como si naciesen en ese instante, como si despertasen. Como si hubiesen estado siempre dormidas esperando a que llegases. Y se acercan a ti, quieren acercarse a ti todo lo que se puede, y quieren beberte con palabras, y absorberte en la garganta, y exprimir de ti ese jugo que les da la vida, ese zumo dulce que empapa tu existencia, ese brillo que te rodea. Eso de ti, eso tu nombre. Esa palabra que no sucede nunca, ese verso que no se escribe, que no se puede escribir. Porque no cabe. No, tu ser no cabe en las palabras. Se escurre entre las sílabas. Se sale de las letras. Osado delirio intentar encerrarte en ese espacio pequeño del lenguaje.


 Tienes como montañas en el rostro cuando ríes, debajo de los ojos. Mi ser se esfuerza en llegar a la cima con la punta de los dedos, repasando tus pecas que yo amo. Y entonces seguirán viajando mis manos por su parte favorita de tu cara, repasando los contornos de tu sonrisa de ojos. No, sonrisa no. Sonrisas. Que se estiran en las cuencas hasta el infinito. Y repaso esa sonrisa hasta llegar a donde vienen a unirse todas las risas de tu mirada y allí terminan, entre líneas reunidas. Pero tu boca. Y el precioso paisaje del camino hasta llegar a tu boca. Pero tu boca. Dejarse caer desde el final de la sonrisa de tus ojos por la montaña, atravesándola hasta llegar a tu nariz, y allí donde termina, saltar al vacío, al abismo de tus labios cerrados. Descansar a las puertas del amor tras el trayecto lento de recorrerte, por fuera y dentro.


Nos hemos quedado solas. Ya estábamos solas pero ahora estamos solas de verdad. Y en silencio. En un silencio denso que atravieso con el cuerpo. Se ha cerrado tu mirada a la llamada de la noche. Me abrazan tus brazos tan fuerte que vamos a fundirnos en una sola figura desnuda. Velar tu sueño en mi desvelo es por felicidad todo lo que entiendo.


1 comentario:

  1. "Los cielos son iguales.
    Azules, grises, negros,
    se repiten encima
    del naranjo o la piedra:
    nos acerca mirarlos.
    Las estrellas suprimen,
    de lejanas que son,
    las distancias del mundo.
    Si queremos juntarnos,
    nunca mires delante:
    todo lleno de abismos,
    de fechas y de leguas.
    Déjate bien flotar
    sobre el mar o la hierba,
    inmóvil, cara al cielo.
    Te sentirás hundir
    despacio, hacia lo alto,
    en la vida del aire.
    Y nos encontraremos
    sobre las diferencias
    invencibles, arenas,
    rocas, años, ya solos,
    nadadores celestes,
    náufragos de los cielos."
    (Pedro Salinas)



    Gracias

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