A las puertas de un invierno enredado
aparecieron tus pasos
a las puertas de un invierno muriendo.
Tu rostro ha fundido el hielo de mi corazón solo.
Le devuelves el color de primavera
a mi mirada hueca.
El viento, y la ruina y el llanto
que se lo quede enero todo.
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Me haces muy feliz, Inés.
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