lunes, 1 de agosto de 2011

Y ahora

El silencio desdibuja los contornos de este encuentro. Y hace frío. Mucho frío. Ya es agosto, y el tiempo va helando el discurrir temprano de lo que se acaba, y se esfuma, y no vuelve. Y se recuerda. Siempre.
El silencio invade el hueco del perfil de los momentos. Y ahora nada. Y ahora nadie. Ya no hay quien nos salve de esta apuesta, ya no hay quien nos mate en esta esfera. Pesa, tu mirada, pesa, porque no mira, pero se fija. Arden, tus labios, arden, dando los últimos besos que ya escuecen. La noche ha salido hoy a buscarme, y a posar estos versos, y a escribir con anhelo. Y yo lo siento, todo lo siento.
Sigo esperando esa calma inquebrantable, o tal vez no, no espero nada. Cerrar los ojos ya es bastante. Un bostezo ya aparece. No quedan fuerzas para discernir lo inescrutable. No sobra aliento para contestar lo inexplicable.
Solo queda sangre. Que se derrama. Ya queda nada.

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