Construcciones poéticas al borde del precipicio del tiempo.
Si se me come el reloj con sus agujas no tendré más que decir
más que hacer en este campo lleno de vástagos en sombra.
Contemplar el bagaje de lo inevitable.
Se ha asomado la mañana por el umbral de tu cuerpo
te has asombrado de mi des-contento comprendiendo:
no hay vida más allá de tus ojos nunca negros
jugar eternamente con lo moldeable del lenguaje
con la masa no compacta de palabras
su textura flexible me permite envolverte entre las sílabas
y aunque nada rima todo está construido sobre lo devastado.
Jugar eternamente con las palabras y tú,
con los versos y tú
con tus ojos y tú
con el olor temprano que se posa en mi pañuelo
después de haberte abrigado el cuello
yo arrancaré como una posesa,
como una loca ávida de amor,
cada detalle de ti desde enero
para que sobren las palabras cuando nos amemos.
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