Porque te devoraría la piel
y porque no lo haría
porque te absorbería entre el recuerdo
pero
jamás
te borraría.
Porque te descuidas
porque te recojo
porque te acostumbras
porque mi ausencia
a veces
te produce enojo.
Porque te desvistes
porque te desnudas
porque me quisiste
juntas
aun con mi palabra muda.
Porque me acompañas
porque te torturas
porque te contemplas
sola
entre el hueco de tu bruma.
Porque me desgastas
porque me aniquilas
porque me recargas
siempre
en las noches más oscuras.
Porque te descubres
porque te delatan
tus ojos cuando brillan
al verme en la mirada.
Porque me sonrío
porque huele a limpio
porque sabe a nuevo
porque nos desconocimos.
Porque tú me encuentras
porque me desvivo
porque me alimentas
en la cumbre de tu auxilio.
Porque me revelas
el secreto aun vivo
del nadar a tientas
por nuestro amor
que nunca olvido.
Porque me socorres
entre mi deriva
porque me remolques
siempre hacia tu vida.
Porque estás cambiando
y porque yo no sigo
sin tus besos dulces
sin tus ojos míos.
miércoles, 30 de enero de 2013
Mentasexualidades
Deconstrúyete muy lento,
deshazte entre el silencio
del frío acompasado
que dejan tus principios
allá entre los cimientos.
Destrúyete entre el viento
llega lejos,
amiga,
llega lejos.
Mastica lentamente
el alba aquí en mi sueño.
Repiénsate todos los días
recuérdate cómo serías
si nunca hubieses sido
si tu reflejo no aparece
si nunca tienes nombre.
Deconstrúyete muy lento
hazlo como a mí me gusta
acariciando entre el silencio
las curvas de tu cuerpo
liberando,
uno a uno,
los orgasmos
y los pensamientos.
deshazte entre el silencio
del frío acompasado
que dejan tus principios
allá entre los cimientos.
Destrúyete entre el viento
llega lejos,
amiga,
llega lejos.
Mastica lentamente
el alba aquí en mi sueño.
Repiénsate todos los días
recuérdate cómo serías
si nunca hubieses sido
si tu reflejo no aparece
si nunca tienes nombre.
Deconstrúyete muy lento
hazlo como a mí me gusta
acariciando entre el silencio
las curvas de tu cuerpo
liberando,
uno a uno,
los orgasmos
y los pensamientos.
martes, 29 de enero de 2013
Mi odio a la Educación, mi amor a la Sabiduría.
Creo que mi cabeza ya no puede más.
Creo que se ha puesto una barrera, un límite invisible que no me deja avanzar, ni leer una palabra más que no caiga en el vacío de mi mente, en ese lugar al que llegan las cosas que no me interesan, que no me importan, que acabarán por olvidarse segundos después de haber entrado en él.
Creo que mi memoria no está dispuesta a retener ni una frase más: ni siquiera la fotográfica, ni siquiera una flecha uniendo dos conceptos vitales que a mí me importan una mierda.
Creo que llevo demasiado tiempo siendo una máquina, una autómata que se levanta para sentarse, que se vuelve a levantar para volver a acostarse.
Encerrada como ha estado mi mente entre estas paredes que forman los papeles y las montañas de nombres, por fin ha decidido que no puede más. Que no aguanta más. Que no retendrá un concepto más sin volverse loca. Sin perder el sentido. Sin olvidarse de quién es.
El estudio y la cultura... las letras... el amor a la sabiduría... todo lo que yo amo, la bandera que ondeo orgullosa y deseo para mí toda la vida, todo queda reducido a nada dentro de la Institución-Educación.
El saber es un manto alienante. El estudio es un mes continuo de extrañamiento del sujeto, cuando no lo es todo el cuatrimestre, todo el año... toda la vida.
La herramienta que más nos sirve, el arma que más podríamos utilizar para enfrentarnos a la vida, para batallar contra esa vida que nos ofrecen y no queremos, para luchar por esa vida que anhelamos, es absoluta e insultantemente reducida a una simple máquina de adiestramiento, a un programa de opresión estremecedor.
La sabiduría, que debería ser, por encima de todo, la facultad que más puede hacernos libres, se ha convertido dentro de la lógica de este mundo en uno de los sistemas más empobrecedores. La han convertido en jaula. La han convertido en cárcel.
Yo estoy agarrando mis barrotes, que no son más que una montaña de apuntes y las horas que quedan y se van reduciendo para esa convocatoria en la que me hacen enfrentarme con un papel a solas.
Ésas son mis cadenas. Ésas mis penas de muerte.
Así de ridícula es la vida, hoy, del estudiante.
La Institución-Educación ha entrado hace ya mucho en el racionalismo, en la lógica del capitalismo y del mercado.
Tenemos que vendernos lo mejor que podemos. Pero sobre todo, vender lo que el consumidor quiere comprar.
Y, por supuesto, con una vocación hacia ello casi religiosa, con una entrega absoluta, con una condena de tiempo, mente, vida y agotamiento. Idéntica a la vocación que el capitalismo exige al trabajador con su trabajo.
Pero todavía, si es posible, hay algo mucho peor.
La tecnificación del proceso productivo ha llegado, hace ya mucho, a la Educación, y afecta a la sabiduría. La especificidad a la que se nos obliga, en nuestro trabajo y en nuestras vidas, nos reduce de forma inevitable a maquinaria, cada vez más pesada, sustituible.
El trabajo continuado y repetido, la acción específica y concreta, que entra en un bucle que parece no tener fin, día tras día, nos convierte en objetos automáticos que no se cuestionan ni el por qué de sus actos.
Hay que reconocerlo, por mucho que duela, y a mí en concreto me duele muchísimo, me duele como si me echaran fuego encima, me sacude como la rabia misma, me envenena como beber aire caliente cuando lo único que tienes es muchísima sed... me hace sufrir hasta llorar sangre:
el saber y la cultura, hoy, nos embrutece
dentro de la Institución-Educación
nos embrutece
nos aliena y se produce el mismo extrañamiento del sujeto que provoca el capitalismo y la tecnificación del proceso productivo.
Nos desalienta y nos despoja de nuestras primeras metas. Nos disuade del motivo por el que aspirábamos a llegar a donde estamos, las razones por las que tomábamos ese tan Precioso Camino como es el de la Filo-sofía: en su sentido más etimológico.
Nos conduce inexorablemente hacia donde la Institución quiere, hacia donde necesita tenernos.
Hay que asumirlo ya, de entrada, hay que comprenderlo, cuanto antes mejor:
escoger el camino de la sabiduría no nos hará libres, porque el saber se halla dentro de la Institución, y la Institución invierte sus fuerzas en colocarnos en el punto de mira, a veces con un camino más amable, pero siempre todos los senderos desembocan en el mismo mar de la opresión: es un océano seco. Es un desierto.
La educación universitaria no es, en ningún caso, una escuela donde adquirir conocimientos, ni siquiera es, como todos asumimos, una preparación para el mundo laboral en cuanto a competencias y contenidos. No. Es mucho más que eso, y mucho peor.
Es el Mecanismo para convertir a mentes libres en máquinas: insertarlas en la lógica del trabajo.
Y el trabajo, hoy, es siempre alienante.
Aunque el ámbito en el que trabajes coincida con tu mayor pasión.
El trabajo, hoy, es siempre alienante:
Porque es necesario para continuar viviendo. Porque dependemos de él.
Dependemos de esta Institución y del programa inserto en ella basado en una conversión a maquinaria autómata de las mentes y los pensamientos: en la muerte de la imaginación y la creatividad. Del juicio crítico. Del criterio libre.
Toda esta muerte de aquellas facultades que nos hacen más libres se gestan dentro de la única Casa donde, todavía en apariencia, se potencian. Pero todo es un velo. Todo es una mentira.
En realidad en la Educación nos están des-Educando en libertad para enseñarnos a obedecer, para habituarnos a la racionalidad del capitalismo, al trabajo alienante... para que olvidemos pensar por uno mismo, y directamente, para que olvidemos pensar.
He resucitado de este mes de enajenamiento. He levantado mi cabeza de los apuntes para pararme a pensar. He comprendido lo absurdo de esta angustia por tratar de conseguir un número: la aprobación de los ojos que me lean, la aceptación de mis palabras.
¿Desde cuándo he permitido que alguien evaluase las palabras que yo he escrito?
Me he despertado de este sueño aletargado, provocado por una víspera de un examen: en blanco. Y he comprendido que no puedo más. Que mi cabeza no puede más.
Que mi verdadero amor a la filosofía me impide aguantar por más tiempo esta violación incesante a su sentido más absoluto y primigenio. Que yo quiero tomarla por bandera, no con cafeína y agobio. Que yo quiero dedicarle a ella mi vida entera: no una noche de tensión despierta.
Que no quiero lucir mi Título de Filosofía dentro de la Institución como una puerta abierta que le permita tratarme como una máquina, suprimir mi ideología, arrebatarme lo que me apasiona, lo que más quiero: la sabiduría.
Creo que se ha puesto una barrera, un límite invisible que no me deja avanzar, ni leer una palabra más que no caiga en el vacío de mi mente, en ese lugar al que llegan las cosas que no me interesan, que no me importan, que acabarán por olvidarse segundos después de haber entrado en él.
Creo que mi memoria no está dispuesta a retener ni una frase más: ni siquiera la fotográfica, ni siquiera una flecha uniendo dos conceptos vitales que a mí me importan una mierda.
Creo que llevo demasiado tiempo siendo una máquina, una autómata que se levanta para sentarse, que se vuelve a levantar para volver a acostarse.
Encerrada como ha estado mi mente entre estas paredes que forman los papeles y las montañas de nombres, por fin ha decidido que no puede más. Que no aguanta más. Que no retendrá un concepto más sin volverse loca. Sin perder el sentido. Sin olvidarse de quién es.
El estudio y la cultura... las letras... el amor a la sabiduría... todo lo que yo amo, la bandera que ondeo orgullosa y deseo para mí toda la vida, todo queda reducido a nada dentro de la Institución-Educación.
El saber es un manto alienante. El estudio es un mes continuo de extrañamiento del sujeto, cuando no lo es todo el cuatrimestre, todo el año... toda la vida.
La herramienta que más nos sirve, el arma que más podríamos utilizar para enfrentarnos a la vida, para batallar contra esa vida que nos ofrecen y no queremos, para luchar por esa vida que anhelamos, es absoluta e insultantemente reducida a una simple máquina de adiestramiento, a un programa de opresión estremecedor.
La sabiduría, que debería ser, por encima de todo, la facultad que más puede hacernos libres, se ha convertido dentro de la lógica de este mundo en uno de los sistemas más empobrecedores. La han convertido en jaula. La han convertido en cárcel.
Yo estoy agarrando mis barrotes, que no son más que una montaña de apuntes y las horas que quedan y se van reduciendo para esa convocatoria en la que me hacen enfrentarme con un papel a solas.
Ésas son mis cadenas. Ésas mis penas de muerte.
Así de ridícula es la vida, hoy, del estudiante.
La Institución-Educación ha entrado hace ya mucho en el racionalismo, en la lógica del capitalismo y del mercado.
Tenemos que vendernos lo mejor que podemos. Pero sobre todo, vender lo que el consumidor quiere comprar.
Y, por supuesto, con una vocación hacia ello casi religiosa, con una entrega absoluta, con una condena de tiempo, mente, vida y agotamiento. Idéntica a la vocación que el capitalismo exige al trabajador con su trabajo.
Pero todavía, si es posible, hay algo mucho peor.
La tecnificación del proceso productivo ha llegado, hace ya mucho, a la Educación, y afecta a la sabiduría. La especificidad a la que se nos obliga, en nuestro trabajo y en nuestras vidas, nos reduce de forma inevitable a maquinaria, cada vez más pesada, sustituible.
El trabajo continuado y repetido, la acción específica y concreta, que entra en un bucle que parece no tener fin, día tras día, nos convierte en objetos automáticos que no se cuestionan ni el por qué de sus actos.
Hay que reconocerlo, por mucho que duela, y a mí en concreto me duele muchísimo, me duele como si me echaran fuego encima, me sacude como la rabia misma, me envenena como beber aire caliente cuando lo único que tienes es muchísima sed... me hace sufrir hasta llorar sangre:
el saber y la cultura, hoy, nos embrutece
dentro de la Institución-Educación
nos embrutece
nos aliena y se produce el mismo extrañamiento del sujeto que provoca el capitalismo y la tecnificación del proceso productivo.
Nos desalienta y nos despoja de nuestras primeras metas. Nos disuade del motivo por el que aspirábamos a llegar a donde estamos, las razones por las que tomábamos ese tan Precioso Camino como es el de la Filo-sofía: en su sentido más etimológico.
Nos conduce inexorablemente hacia donde la Institución quiere, hacia donde necesita tenernos.
Hay que asumirlo ya, de entrada, hay que comprenderlo, cuanto antes mejor:
escoger el camino de la sabiduría no nos hará libres, porque el saber se halla dentro de la Institución, y la Institución invierte sus fuerzas en colocarnos en el punto de mira, a veces con un camino más amable, pero siempre todos los senderos desembocan en el mismo mar de la opresión: es un océano seco. Es un desierto.
La educación universitaria no es, en ningún caso, una escuela donde adquirir conocimientos, ni siquiera es, como todos asumimos, una preparación para el mundo laboral en cuanto a competencias y contenidos. No. Es mucho más que eso, y mucho peor.
Es el Mecanismo para convertir a mentes libres en máquinas: insertarlas en la lógica del trabajo.
Y el trabajo, hoy, es siempre alienante.
Aunque el ámbito en el que trabajes coincida con tu mayor pasión.
El trabajo, hoy, es siempre alienante:
Porque es necesario para continuar viviendo. Porque dependemos de él.
Dependemos de esta Institución y del programa inserto en ella basado en una conversión a maquinaria autómata de las mentes y los pensamientos: en la muerte de la imaginación y la creatividad. Del juicio crítico. Del criterio libre.
Toda esta muerte de aquellas facultades que nos hacen más libres se gestan dentro de la única Casa donde, todavía en apariencia, se potencian. Pero todo es un velo. Todo es una mentira.
En realidad en la Educación nos están des-Educando en libertad para enseñarnos a obedecer, para habituarnos a la racionalidad del capitalismo, al trabajo alienante... para que olvidemos pensar por uno mismo, y directamente, para que olvidemos pensar.
He resucitado de este mes de enajenamiento. He levantado mi cabeza de los apuntes para pararme a pensar. He comprendido lo absurdo de esta angustia por tratar de conseguir un número: la aprobación de los ojos que me lean, la aceptación de mis palabras.
¿Desde cuándo he permitido que alguien evaluase las palabras que yo he escrito?
Me he despertado de este sueño aletargado, provocado por una víspera de un examen: en blanco. Y he comprendido que no puedo más. Que mi cabeza no puede más.
Que mi verdadero amor a la filosofía me impide aguantar por más tiempo esta violación incesante a su sentido más absoluto y primigenio. Que yo quiero tomarla por bandera, no con cafeína y agobio. Que yo quiero dedicarle a ella mi vida entera: no una noche de tensión despierta.
Que no quiero lucir mi Título de Filosofía dentro de la Institución como una puerta abierta que le permita tratarme como una máquina, suprimir mi ideología, arrebatarme lo que me apasiona, lo que más quiero: la sabiduría.
lunes, 21 de enero de 2013
La gran mentira de la calma
Vivimos dando por hecho demasiadas cosas. Dicen que sino no se puede vivir. Pero quizá nadie lo ha intentado.
Vivimos dando por hecho que el cielo es siempre azul por la mañana, aunque a veces aparezca nublado. Que vamos a vivir hasta que se nos arrugue la piel. Vivimos dando por hecho que acabaremos donde queremos, y con quien queremos. Que las personas que están seguirán estando, que las que se han ido no van a volver, que lo que tenemos no puede ser peor que lo que no tenemos.
Vivimos dando por hecho que siempre tendremos el mismo sexo, el mismo cuerpo, el mismo género, los mismos ojos, el mismo color de piel. Vivimos dando por hecho que cuando nos acostamos, nos despertaremos, y que siempre que nos caigamos nos levantaremos. Que el tiempo seguirá pasando. Que ningún dolor será más fuerte. Que nada puede destrozarnos.
Vivimos dando por hecho que la confianza que hemos depositado en los demás está justificada: aunque en realidad es totalmente arbitraria, igual de arbitrarias que son las personas que hemos conocido y podríamos no haber conocido. Damos por hecho que si no lo hubiésemos hecho seguiríamos siendo los mismos. Aunque en realidad no nos reconoceríamos.
Damos por hecho que todo lo que tenemos es necesario, cuando en verdad todo, incluido uno mismo, es contingente.
Damos por hecho que lo que hacemos ahora tendrá alguna repercusión, y no se nos pasa por la cabeza que un gesto a veces es vacío, que de vez en cuando las palabras caen en el olvido, y pueden ser las nuestras.
Damos por hecho que tendremos suerte, aunque no creamos en ella. Que la vida se acaba pero aún queda mucho. O, quizá, en algunos casos, que ni siquiera acaba.
Vivimos dando por hecho que hacen falta unos ciertos valores, que hay cosas que no se pueden hacer, y otras que se deben hacer. Pero en realidad hay cosas que se hacen y no se debería: o tal vez si.
Vivimos dando por hecho que hemos elegido cada uno de nuestros pasos a lo largo del camino, cuando en la mayoría de los casos es el propio camino el que nos ha llevado, a fuerza de seguir andando. Las decisiones, en general, no son tales: solo el resultado de no decidir sino inclinarse. Como dejarse caer, como no permitir morir de hambre ante dos sacos de comida dispuestos a la misma distancia.
Vivimos dándolo todo por hecho, cuando en verdad, está todo por hacer.
Quizá, en este dar todo por hecho esté el germen de la conformidad, la conducta uniforme y sin protestar que nos acompaña: en un dar por hecho que todo está asentado. Nos limitamos a aceptar las reglas del juego: y ni siquiera jugamos.
Vivimos dando por hecho demasiadas cosas. Dicen que sino no se puede vivir. Pero yo no puedo vivir en esta calma ilusoria de lo que no se puede probar, en esta certeza de lo incomprobable, en este equilibrio del abismo de espirales. Yo ya no puedo más. No puedo aguantar este silencio tranquilo del todo seguirá, del todo curará, del todo volverá y si no vuelve será porque hay algo mejor al final del recorrido. Es todo mentira. Es todo mentira alienante que no te deja respirar para que puedas dormir tranquila. Es todo ese Edificio de opresión para que nadie sienta el precipicio abierto bajo sus pies. Pero la verdad es que no hay red. La verdad es que tras ese discurso, si alguna vez falla, y estamos viendo que falla, y estamos viendo que la gente se queda sin casa: tras ese discurso no hay una mano que se tiende para recogerte, ni un seguro de vida, ni un seguro de nada.
Lo único que hay es "un lo decía por decir", un "no sería mi problema", un "nadie sabe lo que pasa".
Nadie sabe nada. Pero se sigue dando todo por hecho.
Nadie entiende que pone su vida en peligro cuando da por hecho que mañana seguirá existiendo: se obliga a dejar de actuar, se empuja a dejar las cosas para el luego.
Vivimos dando por hecho que el cielo es siempre azul por la mañana, aunque a veces aparezca nublado. Que vamos a vivir hasta que se nos arrugue la piel. Vivimos dando por hecho que acabaremos donde queremos, y con quien queremos. Que las personas que están seguirán estando, que las que se han ido no van a volver, que lo que tenemos no puede ser peor que lo que no tenemos.
Vivimos dando por hecho que siempre tendremos el mismo sexo, el mismo cuerpo, el mismo género, los mismos ojos, el mismo color de piel. Vivimos dando por hecho que cuando nos acostamos, nos despertaremos, y que siempre que nos caigamos nos levantaremos. Que el tiempo seguirá pasando. Que ningún dolor será más fuerte. Que nada puede destrozarnos.
Vivimos dando por hecho que la confianza que hemos depositado en los demás está justificada: aunque en realidad es totalmente arbitraria, igual de arbitrarias que son las personas que hemos conocido y podríamos no haber conocido. Damos por hecho que si no lo hubiésemos hecho seguiríamos siendo los mismos. Aunque en realidad no nos reconoceríamos.
Damos por hecho que todo lo que tenemos es necesario, cuando en verdad todo, incluido uno mismo, es contingente.
Damos por hecho que lo que hacemos ahora tendrá alguna repercusión, y no se nos pasa por la cabeza que un gesto a veces es vacío, que de vez en cuando las palabras caen en el olvido, y pueden ser las nuestras.
Damos por hecho que tendremos suerte, aunque no creamos en ella. Que la vida se acaba pero aún queda mucho. O, quizá, en algunos casos, que ni siquiera acaba.
Vivimos dando por hecho que hacen falta unos ciertos valores, que hay cosas que no se pueden hacer, y otras que se deben hacer. Pero en realidad hay cosas que se hacen y no se debería: o tal vez si.
Vivimos dando por hecho que hemos elegido cada uno de nuestros pasos a lo largo del camino, cuando en la mayoría de los casos es el propio camino el que nos ha llevado, a fuerza de seguir andando. Las decisiones, en general, no son tales: solo el resultado de no decidir sino inclinarse. Como dejarse caer, como no permitir morir de hambre ante dos sacos de comida dispuestos a la misma distancia.
Vivimos dándolo todo por hecho, cuando en verdad, está todo por hacer.
Quizá, en este dar todo por hecho esté el germen de la conformidad, la conducta uniforme y sin protestar que nos acompaña: en un dar por hecho que todo está asentado. Nos limitamos a aceptar las reglas del juego: y ni siquiera jugamos.
Vivimos dando por hecho demasiadas cosas. Dicen que sino no se puede vivir. Pero yo no puedo vivir en esta calma ilusoria de lo que no se puede probar, en esta certeza de lo incomprobable, en este equilibrio del abismo de espirales. Yo ya no puedo más. No puedo aguantar este silencio tranquilo del todo seguirá, del todo curará, del todo volverá y si no vuelve será porque hay algo mejor al final del recorrido. Es todo mentira. Es todo mentira alienante que no te deja respirar para que puedas dormir tranquila. Es todo ese Edificio de opresión para que nadie sienta el precipicio abierto bajo sus pies. Pero la verdad es que no hay red. La verdad es que tras ese discurso, si alguna vez falla, y estamos viendo que falla, y estamos viendo que la gente se queda sin casa: tras ese discurso no hay una mano que se tiende para recogerte, ni un seguro de vida, ni un seguro de nada.
Lo único que hay es "un lo decía por decir", un "no sería mi problema", un "nadie sabe lo que pasa".
Nadie sabe nada. Pero se sigue dando todo por hecho.
Nadie entiende que pone su vida en peligro cuando da por hecho que mañana seguirá existiendo: se obliga a dejar de actuar, se empuja a dejar las cosas para el luego.
Huir
Huir es esa palabra
que todo el mundo anhela
y a quien todos le ponemos rostro,
o nombre, o motivo
parecido.
Huir es ese verbo
que todas las almas queremos
aunque solo sea un rato
aunque sea un sentimiento
aunque sea un pensamiento fatuo
que se esconde siempre entre los sueños.
Huir es esa acción
plagada de consecuencias
que sin sentido se piensan
si ya has huido, en ti no las sientas.
Pero huir
ante todo
es el hecho irrefutable:
de lo que intentamos escapar
volveremos a encontrarlo
cuando todos los que lo anhelamos
huyamos
-pero en la otra parte del mundo.
que todo el mundo anhela
y a quien todos le ponemos rostro,
o nombre, o motivo
parecido.
Huir es ese verbo
que todas las almas queremos
aunque solo sea un rato
aunque sea un sentimiento
aunque sea un pensamiento fatuo
que se esconde siempre entre los sueños.
Huir es esa acción
plagada de consecuencias
que sin sentido se piensan
si ya has huido, en ti no las sientas.
Pero huir
ante todo
es el hecho irrefutable:
de lo que intentamos escapar
volveremos a encontrarlo
cuando todos los que lo anhelamos
huyamos
-pero en la otra parte del mundo.
Llegaría muy lejos
En este silencio vacío abrumador del momento,
en esta calma intranquila previa a aquel encuentro
solo una pregunta me viene a la cabeza,
solamente una:
¿y si echase a correr hasta que perdiese las piernas?
en esta calma intranquila previa a aquel encuentro
solo una pregunta me viene a la cabeza,
solamente una:
¿y si echase a correr hasta que perdiese las piernas?
Desde mi escondite
Respuestas lanzadas infinitamente
entre las espaldas del mundo
quisiera desaparecer
ahora
sin nadie
quisiera desaparecer
volatilizarme
y que no me encuentren
que nadie me busque
que nadie se mire en el espejo
y me pregunte
"qué has hecho todos estos días"
no hay explicaciones:
solo yo soy dueña de mí misma.
entre las espaldas del mundo
quisiera desaparecer
ahora
sin nadie
quisiera desaparecer
volatilizarme
y que no me encuentren
que nadie me busque
que nadie se mire en el espejo
y me pregunte
"qué has hecho todos estos días"
no hay explicaciones:
solo yo soy dueña de mí misma.
sábado, 19 de enero de 2013
A punto de dormir
Ahora escucha el murmullo
de un silencio acompasado
tú sabes que nosotras
nos eclipsamos,
quiero decir nos amamos,
quiero decir nos buscamos.
Ahora escucha el arrullo
del negro invierno en las ventanas
te pienso
en una cama fría
y miro esta sábana congelada
y lo bien que estaría tu pecho
aquí, dulce, como mi almohada.
Te pienso largamente en el infinito
yo sé que el sonido es vacuo
yo sé que el alma es hierro
que los dientes se esperan mordiendo
para comerse, juntos, a besos.
A veces, entre las hojas
de un otoño maduro
o de un libro abandonado
me leo eternamente entre las rocas
y no dejas de aparecerte a mi lado
en la proyección hacia delante
en nuestro encuentro deseado.
La calma me acoge como si fuese
una niña triste que encuentra calor
en una frase dicha justo a tiempo
en uno de esos, que salvan, los gestos.
Ahora mis ojos se van plegando lentamente
al son de estas palabras que nunca han sido dichas
que me hacen despertarme,
sobresaltarme entre mí misma,
para decírtelas todas,
para dejarlas escritas.
de un silencio acompasado
tú sabes que nosotras
nos eclipsamos,
quiero decir nos amamos,
quiero decir nos buscamos.
Ahora escucha el arrullo
del negro invierno en las ventanas
te pienso
en una cama fría
y miro esta sábana congelada
y lo bien que estaría tu pecho
aquí, dulce, como mi almohada.
Te pienso largamente en el infinito
yo sé que el sonido es vacuo
yo sé que el alma es hierro
que los dientes se esperan mordiendo
para comerse, juntos, a besos.
A veces, entre las hojas
de un otoño maduro
o de un libro abandonado
me leo eternamente entre las rocas
y no dejas de aparecerte a mi lado
en la proyección hacia delante
en nuestro encuentro deseado.
La calma me acoge como si fuese
una niña triste que encuentra calor
en una frase dicha justo a tiempo
en uno de esos, que salvan, los gestos.
Ahora mis ojos se van plegando lentamente
al son de estas palabras que nunca han sido dichas
que me hacen despertarme,
sobresaltarme entre mí misma,
para decírtelas todas,
para dejarlas escritas.
jueves, 17 de enero de 2013
De menos
Amiga, tú tienes que saberlo
a veces me canso
de echarte de menos.
Es una sombra constante
que camina a mi lado
es lo que pasa en mi cabeza en paralelo
a lo que está sucediendo
son tus ojos en cualquier mirada
es tu sonrisa en las mil palabras
que escribo para ver si te traen
para ver si así alivian
mi desesperada añoranza.
Amiga, tú tienes que saberlo
a veces me canso
de echarte de menos.
A cada paso que doy
lo doy sin tus besos
y me pesan las ganas
y me falta el aliento.
Mi puerta está abierta
pero la casa está fría
los platos sin fregar
ya no queda comida
mi puerta está abierta
pero la lluvia ya arrecia
y tendré que cerrarla
o salir a tu encuentro.
Me mojan las lágrimas
me hierve el silencio
me cubro de rabia
porque no te tengo.
Amiga, tú tienes que saberlo
a veces me canso
de echarte de menos
mis ojos se amoldan
a tu imagen pequeña
pero mi corazón se tropieza
te siente muy lejos
entonces se ahoga
entonces se abate
allá donde el sol despunta
y no sabe encontrarte.
Las noches son duras,
más los despertares
cuando te he soñado desnuda
y no apareces más tarde.
Mi tristeza se anuda
entre mis manos atadas
mi nostalgia me inunda
en impotencia agotada.
Había muchos planes
también muchos recuerdos
había muchas sonrisas
y muchos te quieros.
Ahora solo hay mares
que se van en retirada,
con todo lo que has sido:
ahora ya no queda nada.
Mi puerta sigue abierta
pero mi sombra me persigue
repitiéndome, encubierta,
que no cree que vuelvas.
Amiga, tú tienes que saberlo
a veces me canso
de echarte de menos.
Yo sin ti ya no vivo.
Vuelve y tráeme tus besos.
a veces me canso
de echarte de menos.
Es una sombra constante
que camina a mi lado
es lo que pasa en mi cabeza en paralelo
a lo que está sucediendo
son tus ojos en cualquier mirada
es tu sonrisa en las mil palabras
que escribo para ver si te traen
para ver si así alivian
mi desesperada añoranza.
Amiga, tú tienes que saberlo
a veces me canso
de echarte de menos.
A cada paso que doy
lo doy sin tus besos
y me pesan las ganas
y me falta el aliento.
Mi puerta está abierta
pero la casa está fría
los platos sin fregar
ya no queda comida
mi puerta está abierta
pero la lluvia ya arrecia
y tendré que cerrarla
o salir a tu encuentro.
Me mojan las lágrimas
me hierve el silencio
me cubro de rabia
porque no te tengo.
Amiga, tú tienes que saberlo
a veces me canso
de echarte de menos
mis ojos se amoldan
a tu imagen pequeña
pero mi corazón se tropieza
te siente muy lejos
entonces se ahoga
entonces se abate
allá donde el sol despunta
y no sabe encontrarte.
Las noches son duras,
más los despertares
cuando te he soñado desnuda
y no apareces más tarde.
Mi tristeza se anuda
entre mis manos atadas
mi nostalgia me inunda
en impotencia agotada.
Había muchos planes
también muchos recuerdos
había muchas sonrisas
y muchos te quieros.
Ahora solo hay mares
que se van en retirada,
con todo lo que has sido:
ahora ya no queda nada.
Mi puerta sigue abierta
pero mi sombra me persigue
repitiéndome, encubierta,
que no cree que vuelvas.
Amiga, tú tienes que saberlo
a veces me canso
de echarte de menos.
Yo sin ti ya no vivo.
Vuelve y tráeme tus besos.
Sin alas
Uno de esos momentos
en el que tu recuerdo es hierro
me pesa intensamente
aquí entre mi pecho.
A veces me contemplo
solitaria en el reflejo
y no llego a comprender
en qué momento no fue eterno
en qué palabra te he perdido
en qué lugar he muerto.
Uno de esos momentos
en el que tu recuerdo es hierro
me dibujo el alma con el barro,
el que encuentro en mi destierro
exiliada para siempre:
expulsada de tus besos.
en el que tu recuerdo es hierro
me pesa intensamente
aquí entre mi pecho.
A veces me contemplo
solitaria en el reflejo
y no llego a comprender
en qué momento no fue eterno
en qué palabra te he perdido
en qué lugar he muerto.
Uno de esos momentos
en el que tu recuerdo es hierro
me dibujo el alma con el barro,
el que encuentro en mi destierro
exiliada para siempre:
expulsada de tus besos.
Desde el principio hasta el final
Para mi Eterno, un poco loco y despistado,
con pensamientos curiosos y nobleza infinita,
músico por completo, pero también un gran filósofo:
para mi hermano.
Nos abandonó hace ya tiempo el calor del Origen.
Ahora estamos intentando retornar a él
sin querer en realidad llegar jamás.
Nos hemos perdido infinidad de veces
en un camino que no hemos elegido
y hemos dejado lágrimas
como huellas eclipsadas por el tiempo
pero siempre hemos estado juntos:
nunca ha habido ningún remedio para eso.
Nos abandonó hace ya mucho la inocencia
de dibujarnos palabras en la espalda,
de temer a la noche con la luz apagada
aunque a veces el miedo todavía nos asalta.
Ya sabemos que el mundo no quiere música
ya sabemos que el mundo no quiere poesía
aunque los dos seamos cómplices del secreto:
sabemos que las necesita.
La vida, tal vez, hace un tiempo que no sonríe.
Entonces podemos
invocar el derrotismo que a veces nos caracteriza
abandonar las teclas y el papel,
arrojarlos en el abismo de lo que no se puede,
cogernos la mano
y salir a la vida a mendigar lo que nos deje.
-Pero entonces nuestra luz se moriría-
Así que podemos
saltar del escondite
y salir a la vida
con la música y la poesía
para arrebatarle todo aquello que nos debe.
Y siempre estaremos juntos
y que no haya nunca ningún remedio para eso:
que siempre lea lo que tocas,
que siempre toques lo que escribo.
con pensamientos curiosos y nobleza infinita,
músico por completo, pero también un gran filósofo:
para mi hermano.
Nos abandonó hace ya tiempo el calor del Origen.
Ahora estamos intentando retornar a él
sin querer en realidad llegar jamás.
Nos hemos perdido infinidad de veces
en un camino que no hemos elegido
y hemos dejado lágrimas
como huellas eclipsadas por el tiempo
pero siempre hemos estado juntos:
nunca ha habido ningún remedio para eso.
Nos abandonó hace ya mucho la inocencia
de dibujarnos palabras en la espalda,
de temer a la noche con la luz apagada
aunque a veces el miedo todavía nos asalta.
Ya sabemos que el mundo no quiere música
ya sabemos que el mundo no quiere poesía
aunque los dos seamos cómplices del secreto:
sabemos que las necesita.
La vida, tal vez, hace un tiempo que no sonríe.
Entonces podemos
invocar el derrotismo que a veces nos caracteriza
abandonar las teclas y el papel,
arrojarlos en el abismo de lo que no se puede,
cogernos la mano
y salir a la vida a mendigar lo que nos deje.
-Pero entonces nuestra luz se moriría-
Así que podemos
saltar del escondite
y salir a la vida
con la música y la poesía
para arrebatarle todo aquello que nos debe.
Y siempre estaremos juntos
y que no haya nunca ningún remedio para eso:
que siempre lea lo que tocas,
que siempre toques lo que escribo.
lunes, 14 de enero de 2013
Encuentro
Tus ojos tristes de la tarde
revelando una tierra desolada,
anunciando un agua que se va secando
entre tus pupilas blancas
hoy, sin quererlo, me han atravesado.
Tus sonrisas tristes que no encuentro
coincidiendo con aquellos dos hoyuelos
que se marcaban en tu rostro:
respira
y
tiempo al tiempo.
domingo, 13 de enero de 2013
Madurando
Mi corazón tiene muchas cosas dentro
aparte de sangre y arterias
aparte de versos latiendo
mi corazón tiene muchas cosas dentro
y está compuesto por fragmentos
eternamente descompuestos
y vueltos a pegar
continuamente expuesto.
Mi vulnerabilidad, por fin, me ha hecho entenderlo:
ya he llorado todo lo que tengo que llorar.
Perdono más, cuanto más comprendo.
aparte de sangre y arterias
aparte de versos latiendo
mi corazón tiene muchas cosas dentro
y está compuesto por fragmentos
eternamente descompuestos
y vueltos a pegar
continuamente expuesto.
Mi vulnerabilidad, por fin, me ha hecho entenderlo:
ya he llorado todo lo que tengo que llorar.
Perdono más, cuanto más comprendo.
sábado, 12 de enero de 2013
A la desconocida que no supo olvidar
Qué extraña forma tienes de quererle,
si rompes a pedazos toda la luz de su alrededor,
y la dejas sola en lo devastado.
Qué incomprensible lealtad le guardas
si le arrancas de su yo más completo
para no demostrarle nada
¡solo palabras!
Que típico y viejo (des)amor el vuestro,
el más destructivo,
el que os arrasa por dentro.
El que se lleva todo por delante.
A vosotras, a ti, a ella
y a ella conmigo.
si rompes a pedazos toda la luz de su alrededor,
y la dejas sola en lo devastado.
Qué incomprensible lealtad le guardas
si le arrancas de su yo más completo
para no demostrarle nada
¡solo palabras!
Que típico y viejo (des)amor el vuestro,
el más destructivo,
el que os arrasa por dentro.
El que se lleva todo por delante.
A vosotras, a ti, a ella
y a ella conmigo.
viernes, 11 de enero de 2013
Definición de un nombre
Absurdo es matarse a estudiar para no tener trabajo
absurdo es perderse la vida por intentar seguir en ella
absurdo es un grito enmudecido porque se pide silencio
absurdo es una mente que se duerme porque le obliga la noche
absurdo es una palabra que no llega nunca a escribirse
absurdo es mirar por la ventana y no poder volar.
Absurdo es intentar lo que fracasa cuando empieza
absurdo es no intentarlo jamás.
Absurdo es volver la vista para verte
y no poder correr hacia tu encuentro
absurdo es memorizar cada cifra de tu nombre
para tener que olvidar cada detalle de tu piel.
Absurdo es esforzarse en comprender lo que nadie entiende,
absurdo es intentar meterme lentamente entre tu mente
absurdo son todas las palabras que escribo por la noche
más absurdas las del día
mas absurdas las que componen mi vida.
Absurdo es querer llamarte y no poder
absurdo es querer verte y estar ciega
absurdo es cortarse las piernas para no correr
para no huir de todo lo absurdo que queda.
Absurdo es que me quieras
y no vengas
absurdo es que me quieras
y no estés
absurdo es que te quiera
si me dueles
absurdo es no volverte nunca a ver.
absurdo es perderse la vida por intentar seguir en ella
absurdo es un grito enmudecido porque se pide silencio
absurdo es una mente que se duerme porque le obliga la noche
absurdo es una palabra que no llega nunca a escribirse
absurdo es mirar por la ventana y no poder volar.
Absurdo es intentar lo que fracasa cuando empieza
absurdo es no intentarlo jamás.
Absurdo es volver la vista para verte
y no poder correr hacia tu encuentro
absurdo es memorizar cada cifra de tu nombre
para tener que olvidar cada detalle de tu piel.
Absurdo es esforzarse en comprender lo que nadie entiende,
absurdo es intentar meterme lentamente entre tu mente
absurdo son todas las palabras que escribo por la noche
más absurdas las del día
mas absurdas las que componen mi vida.
Absurdo es querer llamarte y no poder
absurdo es querer verte y estar ciega
absurdo es cortarse las piernas para no correr
para no huir de todo lo absurdo que queda.
Absurdo es que me quieras
y no vengas
absurdo es que me quieras
y no estés
absurdo es que te quiera
si me dueles
absurdo es no volverte nunca a ver.
Destrucción
Como una mano apuñalando un pecho inocente
como unos dientes desgarrando la piel de aquel que muere
como un cuchillo clavado en un ojo y luego
removido entre la cuenca con saña
antes de sacarlo
como un disfraz con dinamita por dentro
como apretar un botón y explotarse
como una sierra atada a una máquina que te consume
despedazándote
librándote lentamente de tus extremidades
como una madre que entierra a sus hijos
como la ausencia siempre imaginada
como un camión abalanzándose sobre un precipicio
explotando en llamas.
Como coger el corazón entre las manos
y hundir en él los dedos con fuerza
como estrujarlo poco a poco
para que salga su sangre
para que estallen sus venas
como retorcer en un giro de ciento ochenta grados
entre los dedos los pulmones
hasta que se quedan del revés
como perder lenta y dolorosamente al amor de tu vida:
así me dueles
como unos dientes desgarrando la piel de aquel que muere
como un cuchillo clavado en un ojo y luego
removido entre la cuenca con saña
antes de sacarlo
como un disfraz con dinamita por dentro
como apretar un botón y explotarse
como una sierra atada a una máquina que te consume
despedazándote
librándote lentamente de tus extremidades
como una madre que entierra a sus hijos
como la ausencia siempre imaginada
como un camión abalanzándose sobre un precipicio
explotando en llamas.
Como coger el corazón entre las manos
y hundir en él los dedos con fuerza
como estrujarlo poco a poco
para que salga su sangre
para que estallen sus venas
como retorcer en un giro de ciento ochenta grados
entre los dedos los pulmones
hasta que se quedan del revés
como perder lenta y dolorosamente al amor de tu vida:
así me dueles
Agotando aliento
No voy a parar de escribir
jamás
no voy a parar de inmolarme por dentro
las ojeras de mi pecho se me extienden
como la hiedra que me ha ido creciendo.
No voy a devastar ni un minuto de mi vida
en las preguntas que no tienen respuesta
pero entonces no amo nada
no amo esta filosofía que me desgarra
que me consume
que me explosiona la piel a tiras.
Ahora centrarse únicamente en las palabras
en ese aliento inconfundible del lenguaje
que va llamando al fuego que me ahoga
que va imponiendo su fuerza redentora.
El mesianismo del verso implosionado
lentamente entre el mundo que se retuerce
mis ojos mojados
mi aliento sin vida
mis palabras, mis mentiras, mis pocos años.
Todo se va quedando
en un silencio tan vacío
que me va desangrando
que me va desarmando
mi cuerpo pequeño no va a soportar
este dolor tan poco merecido.
jamás
no voy a parar de inmolarme por dentro
las ojeras de mi pecho se me extienden
como la hiedra que me ha ido creciendo.
No voy a devastar ni un minuto de mi vida
en las preguntas que no tienen respuesta
pero entonces no amo nada
no amo esta filosofía que me desgarra
que me consume
que me explosiona la piel a tiras.
Ahora centrarse únicamente en las palabras
en ese aliento inconfundible del lenguaje
que va llamando al fuego que me ahoga
que va imponiendo su fuerza redentora.
El mesianismo del verso implosionado
lentamente entre el mundo que se retuerce
mis ojos mojados
mi aliento sin vida
mis palabras, mis mentiras, mis pocos años.
Todo se va quedando
en un silencio tan vacío
que me va desangrando
que me va desarmando
mi cuerpo pequeño no va a soportar
este dolor tan poco merecido.
Mi condición
Voy a deshacerme en palabras hasta no exisitr
el aliento inconmensurable que me arropa
me lleva flotando hasta tu olor que me desgasta
y ahora ya no puedo seguir
estas palabras ya no las leo
estos calores ya no los siento
solo este fuego que me sube por entre la boca
y ya no he de seguir
y ya no puedo
voy hundiéndome en unas palabras que he reprimido
demasiado tiempo
ahora estallo
ahora explota poco a poco mi perpetuidad sin sangre
esta soledad inmensa que me traga, que me arde
y no hablaré sin ti
y no hablaré sin ti si no es conmigo
y no podré volver nunca a donde estuve
y borraré para siempre esta sonrisa de mi boca
que ya no tiene sentido
que ya no tiene destino.
el aliento inconmensurable que me arropa
me lleva flotando hasta tu olor que me desgasta
y ahora ya no puedo seguir
estas palabras ya no las leo
estos calores ya no los siento
solo este fuego que me sube por entre la boca
y ya no he de seguir
y ya no puedo
voy hundiéndome en unas palabras que he reprimido
demasiado tiempo
ahora estallo
ahora explota poco a poco mi perpetuidad sin sangre
esta soledad inmensa que me traga, que me arde
y no hablaré sin ti
y no hablaré sin ti si no es conmigo
y no podré volver nunca a donde estuve
y borraré para siempre esta sonrisa de mi boca
que ya no tiene sentido
que ya no tiene destino.
Sacrificios sin meta
Este espacio repleto de nada
este periodo incompleto que me llama
que me ha gritado desde las entrañas
corriendo siempre hacia el extremo
desesperada
¡despeserada!
triste hueca sin vida sin rabia
inmensamente muerta
eternamente muerta
me deslizo entre las palabras
las que nunca me abandonan
las que construyen mi casa
y me amoldo a sus versos sin sentido
a este amor que habla en precipicios
y no volver a lo que he sido porque lloraré
y no retornar a lo que se ha ido porque moriré.
Irónico olvido del sufrimiento vivido
durante un espacio de tiempo demasiado largo
demasiado tardío
para retornar al dolor que se me engancha
al sufrimiento que se amarra
aquí, sentada, delante del espejo
en este pecho que se muere
en estas manos que se agotan
en estas fuerzas que se acaban
me deseo otra.
este periodo incompleto que me llama
que me ha gritado desde las entrañas
corriendo siempre hacia el extremo
desesperada
¡despeserada!
triste hueca sin vida sin rabia
inmensamente muerta
eternamente muerta
me deslizo entre las palabras
las que nunca me abandonan
las que construyen mi casa
y me amoldo a sus versos sin sentido
a este amor que habla en precipicios
y no volver a lo que he sido porque lloraré
y no retornar a lo que se ha ido porque moriré.
Irónico olvido del sufrimiento vivido
durante un espacio de tiempo demasiado largo
demasiado tardío
para retornar al dolor que se me engancha
al sufrimiento que se amarra
aquí, sentada, delante del espejo
en este pecho que se muere
en estas manos que se agotan
en estas fuerzas que se acaban
me deseo otra.
Para Y
quiero mi existencia sola
quiero mi existencia imperturbable
solipsista
sin nadie sin nada
no devorarme cuando aparece el espejo
quiero mi esencia amarrada
únicamente a todas las que soy
a mi yo múltiple que se expande
nunca a una existencia que me contrae
nunca a un yo que me hace pequeña
miserable.
quiero huir de este cuerpo sin vida
quiero huir para no volver
nunca
al lugar donde se destroza lo que he visto
en lo que no creí y ahora creo
en lo que no debí haber creído.
quiero mi implacable fuerza vital
para no necesitar de nadie
para no ocultar lo que le ocurren
a mis ojos mojados.
Volver a deshacerme entre los márgenes
para volver a deconstruirme sin sentido
para poder saber que la vida
que las cosas
que las personas
deben cambiar
y que los sentimientos son de nadie
y que el alcohol escuece en las heridas
que perder el control no es una respuesta
que tu recuerdo, hoy, me mata de una forma insoportable
que tu existencia, hoy, me duele de una forma irremediable
que tu felicidad no viene nunca
que tu sed no me alimenta.
que quiero ser nadie
que quiero estar hueca.
quiero mi existencia imperturbable
solipsista
sin nadie sin nada
no devorarme cuando aparece el espejo
quiero mi esencia amarrada
únicamente a todas las que soy
a mi yo múltiple que se expande
nunca a una existencia que me contrae
nunca a un yo que me hace pequeña
miserable.
quiero huir de este cuerpo sin vida
quiero huir para no volver
nunca
al lugar donde se destroza lo que he visto
en lo que no creí y ahora creo
en lo que no debí haber creído.
quiero mi implacable fuerza vital
para no necesitar de nadie
para no ocultar lo que le ocurren
a mis ojos mojados.
Volver a deshacerme entre los márgenes
para volver a deconstruirme sin sentido
para poder saber que la vida
que las cosas
que las personas
deben cambiar
y que los sentimientos son de nadie
y que el alcohol escuece en las heridas
que perder el control no es una respuesta
que tu recuerdo, hoy, me mata de una forma insoportable
que tu existencia, hoy, me duele de una forma irremediable
que tu felicidad no viene nunca
que tu sed no me alimenta.
que quiero ser nadie
que quiero estar hueca.
El límite
Me resuenan las palabras incandescentes en el espejo
Me vomito con saña
Me vomito con unas ganas incontenibles de verme desde dentro
Si no puedo buscar
Si no puedo hallar el camino imperturbable
Me convertiré en ese fuego que se apaga
En esa lengua de llama que se amarra
Indefinidamente hasta tocar sus entrañas
Hasta quemar sus palabras.
me devoro en este dolor incomprensible
me extiendo lentamente
por este sufrimiento que me va matando
poco a poco
ciertamente
lo noto en mis huesos y en mi sangre y en mi lengua
lo degusto lo degluto
me escupo a mi misma en una danza irrisoria
me doy pena
me das pena
los días se estremecen hasta llegar la madrugada
las noches se me echan encima
los días me parecen oscuros
la luz se me come entre las tinieblas
mi boca sabe a cerveza.
Indefinida soy ambiguamente me colapso
Irracionalmente me arde la garganta
Pero hay una razón
Si se extiende el sufrimiento
Se extiende la noche
Se extiende el silencio
Y me salpico a mi misma
Con la autodestrucción siempre acompasada que me lleva
Con la desazón irreductible que me eleva
Hasta la miseria del mundo
Hasta mi propia mierda
Yo era tu meta y ahora
No soy mas que un margen
Una piedra donde poder tropezarte
¡pero quiero ser piedra!
Que no sienta y que no padezca
Esta mutilación envenenada
Esta descuratización insalvable
Este aliento que me devora sin motivo
Esta ausencia que me rebana el cuello y la garganta
Los dientes la cabeza congelada
Y ahora no puedo seguir
En un camino lleno de espinas
Y ahora ya nada.
jueves, 10 de enero de 2013
Autoexplosión
¿Y yo?
Existo o me voy arrastrando por el suelo
Me sucede algo o le sucede a mi reflejo
al martilleo constante que en el pecho se consume
quiero invocar el agua
que venga la palabra agua
que apague este fuego que me inmola
¡que no quede nada!
los versos se abaratan
nadie quiere un poeta
nadie busca un poeta
y me quedo aquí, entre estas ruinas
entre la ciudad implosionada
entre los fragmentos que cortan
que desgarran
entre la tilde que se olvida
entre la hache que no suena
entre esa uve doble que no se utiliza
yo soy esa tilde
yo soy esa hache
y por supuesto
esa uve doble
¿Y yo?
Qué he de hacer conmigo.
Qué ha de hacer mi yo conmigo
mejor me tiro a la basura
y hago de mi alimento lo que vomito
mejor me arrojo al precipicio:
que se desmiembre mi cuerpo
que se haga trizas
que me consuma infinitamente
entre la pregunta que enmarca un yo
que se deshace mojado por los ojos.
Existo o me voy arrastrando por el suelo
Me sucede algo o le sucede a mi reflejo
al martilleo constante que en el pecho se consume
quiero invocar el agua
que venga la palabra agua
que apague este fuego que me inmola
¡que no quede nada!
los versos se abaratan
nadie quiere un poeta
nadie busca un poeta
y me quedo aquí, entre estas ruinas
entre la ciudad implosionada
entre los fragmentos que cortan
que desgarran
entre la tilde que se olvida
entre la hache que no suena
entre esa uve doble que no se utiliza
yo soy esa tilde
yo soy esa hache
y por supuesto
esa uve doble
¿Y yo?
Qué he de hacer conmigo.
Qué ha de hacer mi yo conmigo
mejor me tiro a la basura
y hago de mi alimento lo que vomito
mejor me arrojo al precipicio:
que se desmiembre mi cuerpo
que se haga trizas
que me consuma infinitamente
entre la pregunta que enmarca un yo
que se deshace mojado por los ojos.
miércoles, 9 de enero de 2013
La apuesta del tiempo
Un vínculo fuerte se estrecha en la lejanía de mi Eterna
que todavía no llama.
Yo invoco a la noche para que me devuelva el silencio.
Una cuerda densa me aprisiona el corazón
y sale de este pecho,
atraviesa las calles desiertas
heladas entre el frío del enero muriendo
desemboca en su corazón que late
que quiero aprender de memoria.
Yo siento su amor que se inclina
su recuerdo que me recuerda.
No abandones este seguro espacio que nos acerca a lo lejos.
(te lo mereces,
todo.)
que todavía no llama.
Yo invoco a la noche para que me devuelva el silencio.
Una cuerda densa me aprisiona el corazón
y sale de este pecho,
atraviesa las calles desiertas
heladas entre el frío del enero muriendo
desemboca en su corazón que late
que quiero aprender de memoria.
Yo siento su amor que se inclina
su recuerdo que me recuerda.
No abandones este seguro espacio que nos acerca a lo lejos.
(te lo mereces,
todo.)
domingo, 6 de enero de 2013
Existencialismo voluptuoso
Mi interminabilidad me traga,
la condición irreductible de mi ser.
No puedo enmudecer entre mi cuerpo desnudo
no puedo llorar al alba tras las palabras fantasma
ahora estremecerse entre el aliento agitado
entre las extremidades que tiemblan
ahora esperar en mi desnudez amada
en mi postura horizontal que espera.
Mi interminabilidad me traga,
soy yo y nunca dejo de serlo
pero soy muchas
pero soy nada
ya va escapándose mi aliento entre el sonido
entre los gemidos que se escapan de los dientes
a las entrañas
al corazón
al sonido de mis aguas cayendo.
Mi interminabilidad me traga
soy yo sin tener fin
soy yo sin los huecos del espejo.
He aprendido esa escena:
los ojos en blanco,
luego cae el telón
todo se queda sucio y desnudo.
la condición irreductible de mi ser.
No puedo enmudecer entre mi cuerpo desnudo
no puedo llorar al alba tras las palabras fantasma
ahora estremecerse entre el aliento agitado
entre las extremidades que tiemblan
ahora esperar en mi desnudez amada
en mi postura horizontal que espera.
Mi interminabilidad me traga,
soy yo y nunca dejo de serlo
pero soy muchas
pero soy nada
ya va escapándose mi aliento entre el sonido
entre los gemidos que se escapan de los dientes
a las entrañas
al corazón
al sonido de mis aguas cayendo.
Mi interminabilidad me traga
soy yo sin tener fin
soy yo sin los huecos del espejo.
He aprendido esa escena:
los ojos en blanco,
luego cae el telón
todo se queda sucio y desnudo.
Te reto
Te reto a que me ames.
Te reto a que disuelvas esta inmensidad desierta
que se alarga aquí entre yo y nuestros mares.
Entre tú y yo
entre un si que dice no
entre un no que dice si pero no hay.
Te reto a que me escondas
mis dedos entre tus manos
si es que quieres buscarme
que nunca me juzgues en la palabra débil
que renuncies a mirarte y a salvarme.
Te reto intensamente a que me mates
si vas a arrojarme lentamente
hacia esta piel que habito
en la que habré de quedarme, sola, conmigo.
Te reto a que me llames en la madrugada
y en el precipicio
a que te quedes sola frente a frente
al borde de este dulce abismo
y por fin
te reto a que comprendas
que a mi oficio de poeta
yo jamás dimito.
Te reto a que disuelvas esta inmensidad desierta
que se alarga aquí entre yo y nuestros mares.
Entre tú y yo
entre un si que dice no
entre un no que dice si pero no hay.
Te reto a que me escondas
mis dedos entre tus manos
si es que quieres buscarme
que nunca me juzgues en la palabra débil
que renuncies a mirarte y a salvarme.
Te reto intensamente a que me mates
si vas a arrojarme lentamente
hacia esta piel que habito
en la que habré de quedarme, sola, conmigo.
Te reto a que me llames en la madrugada
y en el precipicio
a que te quedes sola frente a frente
al borde de este dulce abismo
y por fin
te reto a que comprendas
que a mi oficio de poeta
yo jamás dimito.
sábado, 5 de enero de 2013
El pájaro voló su jaula
Me he pasado la vida buscando unas alas
he transcurrido en la vida recitando mis versos
a unas orejas que nunca han escuchado
a unos oídos siempre cerrados.
Me he pasado la vida buscando tus alas
anhelando poder por fin subirme a ellas
me cuesta abrir los ojos
me ha crecido escarcha entre las pestañas
tengo hielo en el corazón.
Me he pasado la vida
sin querer darme la vuelta
y contemplar entre la espalda
mis propias alas.
Ya vuelo y me voy
y vuelo porque quiero
y vuelo porque puedo
y porque me dijeron:
vuela.
he transcurrido en la vida recitando mis versos
a unas orejas que nunca han escuchado
a unos oídos siempre cerrados.
Me he pasado la vida buscando tus alas
anhelando poder por fin subirme a ellas
me cuesta abrir los ojos
me ha crecido escarcha entre las pestañas
tengo hielo en el corazón.
Me he pasado la vida
sin querer darme la vuelta
y contemplar entre la espalda
mis propias alas.
Ya vuelo y me voy
y vuelo porque quiero
y vuelo porque puedo
y porque me dijeron:
vuela.
martes, 1 de enero de 2013
Esperanzas en mi poema
Soy una existencia sin importancia colectiva.
Soy apenas una simple existencia
o ni siquiera simple
tal vez
no sea ya ni una existencia
pero todavía tengo ojos
todavía tengo dientes nariz y corazón
todavía siento
y
todavía sufro
y
todavía sangro
y
todavía vivo
y por eso amo.
Soy una existencia sin importancia colectiva
y en ocasiones
ni siquiera tengo una importancia individual muy férrea
ciertos días me derrumbo
y me vuelvo de un humo espeso que nadie ve
mi invisibilidad me traga
mis dedos me leen comiéndose a sí mismos
pero aunque no pueda moverme
aunque el valor casi siempre me falte
aunque la tristeza muchas veces me engulla
¡me arde!
yo escribo para ser esa existencia
sin importancia colectiva
y por si alguien, tal vez, me lea
de ser mi existencia un monólogo
podría llegar a ser nuestra dialéctica.
Soy apenas una simple existencia
o ni siquiera simple
tal vez
no sea ya ni una existencia
pero todavía tengo ojos
todavía tengo dientes nariz y corazón
todavía siento
y
todavía sufro
y
todavía sangro
y
todavía vivo
y por eso amo.
Soy una existencia sin importancia colectiva
y en ocasiones
ni siquiera tengo una importancia individual muy férrea
ciertos días me derrumbo
y me vuelvo de un humo espeso que nadie ve
mi invisibilidad me traga
mis dedos me leen comiéndose a sí mismos
pero aunque no pueda moverme
aunque el valor casi siempre me falte
aunque la tristeza muchas veces me engulla
¡me arde!
yo escribo para ser esa existencia
sin importancia colectiva
y por si alguien, tal vez, me lea
de ser mi existencia un monólogo
podría llegar a ser nuestra dialéctica.
Areté
El eterno conflicto
entre las palabras, mi yo y mi entorno
entre las palabras, mi yo, y su efecto.
El eterno problema extendido
delicadamente encima de la mesa
si yo me vuelvo ligera
entre mis palabras mugrientas
a los ojos que los leen, sin duda, les pesan.
-Pero no he nacido para quedarme callada-
entre las palabras, mi yo y mi entorno
entre las palabras, mi yo, y su efecto.
El eterno problema extendido
delicadamente encima de la mesa
si yo me vuelvo ligera
entre mis palabras mugrientas
a los ojos que los leen, sin duda, les pesan.
-Pero no he nacido para quedarme callada-
Vuelvo a las palabras
Voy a vomitar aquí todas mis vísceras
voy a parir los hijos que no he tenido nunca
los que no son humanos,
los que son monstruos
los que me abundan en la piel y se retratan
los que no puedo sudar por más que duela.
Voy a escribir en papel todo
aunque sea para destruirlo
aunque sea para volver a comérmelo
y obligarme de nuevo a sentirlo
¡aunque sea para que desaparezca!
voy a mirar el alba naciendo
para reírme de su luz de marioneta
manipulaciones escénicas.
Voy a volver a mi locura
de las palabras descompuestas
de las noches malolientes
soñando con alcanzar la carretera
para irme rodando
o volando
donde yo quiera
o para que me atropelle un coche
el resultado es el mismo
el resultado
es siempre el mismo.
Voy a volver a todo
pero no voy a volver como antes
no se puede habitar una sombra
no por más tiempo
¡no nunca de nuevo!
voy a volver a mis palabras como a mi casa abandonada
a ese refugio que he menospreciado y ahora despierto
me he arrepentido infinitamente del destierro
me he exiliado
pero ya vuelvo.
voy a parir los hijos que no he tenido nunca
los que no son humanos,
los que son monstruos
los que me abundan en la piel y se retratan
los que no puedo sudar por más que duela.
Voy a escribir en papel todo
aunque sea para destruirlo
aunque sea para volver a comérmelo
y obligarme de nuevo a sentirlo
¡aunque sea para que desaparezca!
voy a mirar el alba naciendo
para reírme de su luz de marioneta
manipulaciones escénicas.
Voy a volver a mi locura
de las palabras descompuestas
de las noches malolientes
soñando con alcanzar la carretera
para irme rodando
o volando
donde yo quiera
o para que me atropelle un coche
el resultado es el mismo
el resultado
es siempre el mismo.
Voy a volver a todo
pero no voy a volver como antes
no se puede habitar una sombra
no por más tiempo
¡no nunca de nuevo!
voy a volver a mis palabras como a mi casa abandonada
a ese refugio que he menospreciado y ahora despierto
me he arrepentido infinitamente del destierro
me he exiliado
pero ya vuelvo.
Sin aliento y con meta
No me va a acoger hoy el sueño,
la noche me quiere para sí
el cielo negro me quiere entre sus muertos
no me va a acoger hoy el sueño
solo este nudo en la garganta que me jode
que me atraviesa la cabeza destrozada
solo esta presión follándome en silencio
despacio
fuerte
lento.
No me va a acoger
nada que no sea esta tristeza
que intento espantar
no queriendo darle vueltas
pero yo estoy del revés
y mis pasos se confunden en la niebla
pasando entre tu vida
sin dejar huella
ahora la trinchera es de uno
ahora solo quepo yo
pero yo quiero que me coja este sueño
aunque solo sea argentinamente
aunque solo sea
para poder dormir mil días seguidos
no necesitar nada más que estos ojos cerrados
no ver nada más que esta posición horizontal
y una mente en blanco
alienarme por voluntad propia
evaporarme por voluntad ilesa
impresa
queda tu mirada en mi mirada hueca.
Pero algo se levanta de repente
muy dentro de mí
es una especie de amor convertido en bayoneta
es mi arma letal que me llama
dispara palabras
y no puede seguir ante mis ojos desnudos.
Entonces me anhela la lucha que me busca
la que he emprendido sola
la que tengo que librar yo sola
la que aspira llevar detrás
todas las mujeres muertas
todas aquellas mujeres
que murieron en la trinchera
la guillotina
nuestra guerra.
Éso son injusticias
lo demás: la vida.
la noche me quiere para sí
el cielo negro me quiere entre sus muertos
no me va a acoger hoy el sueño
solo este nudo en la garganta que me jode
que me atraviesa la cabeza destrozada
solo esta presión follándome en silencio
despacio
fuerte
lento.
No me va a acoger
nada que no sea esta tristeza
que intento espantar
no queriendo darle vueltas
pero yo estoy del revés
y mis pasos se confunden en la niebla
pasando entre tu vida
sin dejar huella
ahora la trinchera es de uno
ahora solo quepo yo
pero yo quiero que me coja este sueño
aunque solo sea argentinamente
aunque solo sea
para poder dormir mil días seguidos
no necesitar nada más que estos ojos cerrados
no ver nada más que esta posición horizontal
y una mente en blanco
alienarme por voluntad propia
evaporarme por voluntad ilesa
impresa
queda tu mirada en mi mirada hueca.
Pero algo se levanta de repente
muy dentro de mí
es una especie de amor convertido en bayoneta
es mi arma letal que me llama
dispara palabras
y no puede seguir ante mis ojos desnudos.
Entonces me anhela la lucha que me busca
la que he emprendido sola
la que tengo que librar yo sola
la que aspira llevar detrás
todas las mujeres muertas
todas aquellas mujeres
que murieron en la trinchera
la guillotina
nuestra guerra.
Éso son injusticias
lo demás: la vida.
Asalto al espejo
Escrito mientras retumbaba esto:
Todavía sonaban las últimas notas flotando en el aire,
retumbando entre las cuerdas. Aquel piano se resistía todavía a apagarse por
completo.
Una melodía repetida en su cabeza no le abandonaba. Allí
donde iba, de un extremo a otro de la casa, no podía dejar de pensar en Ella.
El deslizarse de las gotas de leche en el vaso de cristal,
un ligero soplo de viento que rozaba las persianas, un pequeño golpe, al otro
extremo de su techo, provocado por dos pies que se levantan de un golpe. El
microondas reclamando su atención. Y esas notas siguen sonando… el revolver de
la cuchara para disolver el cacao en la leche. Y esa melodía inagotable…
Cogiendo el vaso caliente con las dos manos, como si aquel
gesto le infundiese valor, se acercó lentamente hacia el espejo para
contemplarse. Su rostro estaba agotado. Se le había crecido entre la frente un
paisaje devastado de baches. Debajo de sus ojos, se extendían dos interminables
mares. Sus manos, se miro sus manos aferradas a aquel vaso lleno de leche
caliente, estaban arrugadas y ardían. En el resto de su cuerpo hacía frío. El
tiempo había pasado, saltando de invierno en invierno. Nunca había salido de
aquel triste enero. Miró a su derecha y a su izquierda en el reflejo. Nada.
Volvió la cabeza sobre sus hombros, para mirar a la distancia. Nada. Se sostuvo
la mirada. Entonces la bajó. Los párpados le cubrían los ojos protegiéndose.
Estrelló el vaso de leche contra el espejo. El cristal rompió el cristal.
Algunos fragmentos le rozaron el rostro. Y en ese momento, por fin, dibujó una
sonrisa entre su expresión gastada: la herida ya era visible. Se lamió las
llagas y la leche de su cuerpo entre dulces carcajadas.
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