Amiga, tú tienes que saberlo
a veces me canso
de echarte de menos.
Es una sombra constante
que camina a mi lado
es lo que pasa en mi cabeza en paralelo
a lo que está sucediendo
son tus ojos en cualquier mirada
es tu sonrisa en las mil palabras
que escribo para ver si te traen
para ver si así alivian
mi desesperada añoranza.
Amiga, tú tienes que saberlo
a veces me canso
de echarte de menos.
A cada paso que doy
lo doy sin tus besos
y me pesan las ganas
y me falta el aliento.
Mi puerta está abierta
pero la casa está fría
los platos sin fregar
ya no queda comida
mi puerta está abierta
pero la lluvia ya arrecia
y tendré que cerrarla
o salir a tu encuentro.
Me mojan las lágrimas
me hierve el silencio
me cubro de rabia
porque no te tengo.
Amiga, tú tienes que saberlo
a veces me canso
de echarte de menos
mis ojos se amoldan
a tu imagen pequeña
pero mi corazón se tropieza
te siente muy lejos
entonces se ahoga
entonces se abate
allá donde el sol despunta
y no sabe encontrarte.
Las noches son duras,
más los despertares
cuando te he soñado desnuda
y no apareces más tarde.
Mi tristeza se anuda
entre mis manos atadas
mi nostalgia me inunda
en impotencia agotada.
Había muchos planes
también muchos recuerdos
había muchas sonrisas
y muchos te quieros.
Ahora solo hay mares
que se van en retirada,
con todo lo que has sido:
ahora ya no queda nada.
Mi puerta sigue abierta
pero mi sombra me persigue
repitiéndome, encubierta,
que no cree que vuelvas.
Amiga, tú tienes que saberlo
a veces me canso
de echarte de menos.
Yo sin ti ya no vivo.
Vuelve y tráeme tus besos.
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