El eterno conflicto
entre las palabras, mi yo y mi entorno
entre las palabras, mi yo, y su efecto.
El eterno problema extendido
delicadamente encima de la mesa
si yo me vuelvo ligera
entre mis palabras mugrientas
a los ojos que los leen, sin duda, les pesan.
-Pero no he nacido para quedarme callada-
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