Como una mano apuñalando un pecho inocente
como unos dientes desgarrando la piel de aquel que muere
como un cuchillo clavado en un ojo y luego
removido entre la cuenca con saña
antes de sacarlo
como un disfraz con dinamita por dentro
como apretar un botón y explotarse
como una sierra atada a una máquina que te consume
despedazándote
librándote lentamente de tus extremidades
como una madre que entierra a sus hijos
como la ausencia siempre imaginada
como un camión abalanzándose sobre un precipicio
explotando en llamas.
Como coger el corazón entre las manos
y hundir en él los dedos con fuerza
como estrujarlo poco a poco
para que salga su sangre
para que estallen sus venas
como retorcer en un giro de ciento ochenta grados
entre los dedos los pulmones
hasta que se quedan del revés
como perder lenta y dolorosamente al amor de tu vida:
así me dueles
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